Al celebrar la misa en el santuario de la Madre de Dios, en Aglona, Francisco invita a la acogida, “en estos tiempos, en los que parece estar regresando una mentalidad que nos invita a desconfiar de los demás, que con estadísticas pretende demostrar que estaríamos mejor, tendríamos mayor prosperidad, habría más seguridad si estuviésemos solos”.
Fieles chinos de las comunidades oficiales y subterráneas, expresan sus sentimientos sobre el presente y el futuro del acuerdo provisorio sino-vaticano. Muchos piden que se publique el documento del acuerdo; otros, que se libere a los obispos que están en prisión, y que los obispos no oficiales sean reconocidos por el gobierno. El temor de que China esté jugando con las ilusiones del Vaticano. Fidelidad al Papa y a la unidad de la Iglesia, pero preocupación ante el crecimiento de obispos “colaboracionistas”.
Es la fiesta más importante de la tradición surcoreana. Constituye una ocasión de reencuentro con las familias, para dar gracias por la cosecha y para recordar a los antepasados. El dolor y la esperanza de los miembros de las familias separadas. Mons. You: “Mi oración es que, en esta ocasión, todos puedan reencontrar el justo sentido de la familia, el diálogo, el amor recíproco, la fraternidad”.
Mons. Gervas Rozario, obispo local, recuerda la obra del p. Francesco Rocca y de los otros misioneros del Pontificio Instituto Misione Extranjeras (PIME). Líderes de la comunidad tribal, 20 sacerdotes y cerca de 250 fieles de las diócesis de Rajshahi y Dinnajpur participaron de una ceremonia sobre el tema: “Gracias, alabanza y alegría”.
Sor Deepika Nayak proviene de la aldea de Tiangia, el lugar donde las masacres perpetradas por los hindúes fueron más violentas. En 2008 ella se salvó porque logró huir al bosque. “Los verdugos podrán matar mi cuerpo, pero no mi alma. La muerte no es el fin, sino en inicio de la vida eterna”.
Ceremonia ecuménica en Riga, donde las Iglesias cristianas “han logrado generar una unidad manteniendo la riqueza y la singularidad propias de cada una”. En la pequeña comunidad católica, “vosotros fuisteis sometidos a toda suerte de pruebas: el horror de la guerra y luego la represión política, la persecución y el exilio”.