Con la mediación de Al Sissi, Italia ha logrado convocar al mariscal Khalifa Haftar. Roma recupera de Francia el expediente libio. La ONU ve realizado su plan económico: un solo banco central que recaude los ingresos provenientes del petróleo. Para encaminar a Libia a la paz, se precisa trabajar sobre tres frentes: la economía, el desarme de las milicias y la reconciliación nacional. El dinero libio congelado en el exterior rondaría los 500 millardos de dólares estadounidenses.
Los jueces aceptan el pedido de los partidos de la oposición. Suspendidas las elecciones convocadas por el presidente Sirisena para el 5 de enero de 2019. El ex dictador Rajapaksa funda un nuevo partido.
Prosigue la violenta tensión en la Franja, entre Israel y Hamas. Sobhy Makhoul: violencia que nos “toma por sorpresa”, siendo que se estaba hablando de “negociaciones” y “calma”, en virtud de la mediación de Egipto y Qatar. Un factor que pesa: los intereses de los Estados Unidos en el área. Expectativa por el giro que podrá tomar la situación en las próximas horas.
La mujer cristiana fue absuelta de la acusación de blasfemia, pero no podrá dejar el país. Canadá ofreció el asilo en modo oficial, el Reino Unido niega toda forma de acogida por temor a ataques a sus embajadas en todo el mundo. Una gran alegría, el marido pudo abrazar a su esposa Asia.
En aquél histórico encuentro en Casa Blanca, el Papa Woytjla habló de la fe en un único Dios, que compartimos, y de los derechos humanos, que “tienen en Dios su fundamento”: ante todo, la libertad de conciencia y de religión, “resguardada de las constricciones externas” porque la libertad es lo que caracteriza “la dignidad del hombre”. Una libertad religiosa, precisó, que necesita de una “reciprocidad”. Y también recalcó el deber de respetar a toda persona, sea “hombre o mujer”.
El silencio de numerosos comentaristas, dictado por el fracaso: se pensaba que después del acuerdo entre China y la Santa Sede, toda la situación se vería allanada. La persecución se despliega en muchas regiones del país y se lleva adelante con el aval del poder central. Los católicos subterráneos sospechan, con amargura, que el Vaticano los ha dejado abandonados. El complejo “paparil”: en lugar de velar por la verdad, se miden las cosas en función de si son “a favor o en contra de Francisco”. El complejo “mercaderil”: comerciar con China bien vale todos los silencios. Sin embargo, como dice el Papa, la libertad religiosa es un “derecho humano fundamental y baluarte contra las pretensiones totalitarias”.