“Siempre debemos rezar al ‘dueño de los sembrados’, o sea a Dios Padre, para que mande obreros para trabajar en su campo que es el mundo”. La misión se basa en la oración; que exige desapego y pobreza; que trae paz y curación, que no es proselitismo sino anuncio y testimonio.
| 07/07/2019
| VATICANO