Papa Francisco quiere agradecer a los sacerdotes que trabajan “en la trinchera”, animarlos en la alegría y alabar al Señor junto a María. La carta, nacida del “dolor” por las víctimas de abusos obrados por miembros del clero y sufridos por numerosas personas consagradas, por la “sospecha” que ahora también cae sobre ellos y que puede generar “duda, miedo y desconfianza”. “Hermanos, reconozcamos nuestra fragilidad, sí; pero dejemos que Jesús la transforme y nos lance una y otra vez a la misión”.
En el Ángelus, el Papa Francisco explica la parábola del rico insensato que, “en la práctica, renegó de Dios, ya que no lo tuvo en cuenta a Él”. “Los bienes materiales son necesarios en la vida, pero no deben ser el fin de nuestra existencia, sino un medio para vivir honestamente y compartir lo que tenemos con los más necesitados”. Un Ave María por los atentados en Texas, California y Ohio (Estados Unidos). El anuncio de la Carta a los sacerdotes de todo el mundo, con ocasión del 160 aniversario de la muerte del Cura de Ars.