“La riqueza puede impulsar a levantar muros, crear divisiones y discriminaciones. Jesús, por el contrario, invita a sus discípulos a tomar el rumbo opuesto: ‘Háganse de amigos con la riqueza’. Es una invitación a saber transformar bienes y riquezas en relaciones, porque las personas valen más que las cosas y cuentan más que las riquezas que se poseen”.
| 22/09/2019
| VATICANO