Papa: Emigrantes y refugiados nos interpelan, la respuesta del Evangelio de la misericordia

Francisco elige este tema para la Jornada Mundial de los Emigrantes y Refugiados. El 17 de enero se celebrará el Jubileo dedicado a quienes huyen del hambre y la persecución. Entre las obras de misericordia está la de acoger a los forasteros. Y no debe limitarse a tan sólo una jornada.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – El Jubileo dedicado a los Emigrantes y Refugiados se llevará a cabo el 17 de enero de 2016, fecha en la cual la Iglesia celebra la Jornada dedicada a ellos, y tendrá como tema “Emigrantes y refugiados nos interpelan. La respuesta del Evangelio de la misericordia”. Lo escribe el Pontificio Consejo de la Pastoral para los Emigrantes e Itinerantes.

Este tema, elegido por Francisco para la 22da edición de la Jornada, comprende dos partes distintas. Con la primera, se lee en el texto, “se quiere hacer presente la dramática situación de tantos hombres y mujeres, que son forzados a abandonar su tierra. No deben olvidarse, por ejemplo, las actuales tragedias en el mar que tienen por víctimas a los emigrantes. Frente al riesgo de que este fenómeno sea olvidado, el Santo Padre presenta el drama de lo emigrantes y refugiados como una realidad que nos debe interpelar.

El contexto en el cual debemos considerar la Jornada es el del Jubileo inaugurado por el Papa con la Bula Misericordiae Vultus. El texto nos recuerda: “No caigamos en la indiferencia que humilla, en el acostumbramiento que anestesia el ánimo e impide descubrir la novedad, en el cinismo que destruye. Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantas hermanas y hermanos que son privados de la dignidad, y sintámonos provocados para escuchar su grito de ayuda [...]. Que su grito se vuelva el nuestro, y juntos podamos romper la barrera de la indiferencia, que a menudo reina soberanamente para esconder la hipocresía y el egoísmo.” (n. 15).

La segunda parte, en cambio, provoca específicamente a la Iglesia y al pueblo cristiano. Entre las obras de misericordia siempre se ha tenido en mente el acogimiento de los forasteros “sin olvidar que Cristo mismo está presente entre los más pequeños, y que al final de nuestra vida seremos juzgados por nuestra respuesta de amor”. Siendo discípula de Jesús, “la Iglesia siempre es llamada a anunciar la liberación a cuantos son prisioneros de las nuevas esclavitudes de la sociedad moderna’ (Misericordiae vultus, n. 16), al mismo tiempo que deberá profundizar en la relación entre justicia y misericordia, dos dimensiones de una única realidad”.

Para ser específico, y siempre con la mirada puesta en el Jubileo, el Pontífice ofrece algunas indicaciones prácticas: celebrar la Jornada a nivel diocesano y nacional en el ámbito más cercano a los emigrantes y refugiados; programar iniciativas a nivel diocesano, aprovechando las ocasiones que ofrece este Año de la Misericordia; no olvidar el aspecto de trabajar sobre una sensibilización al fenómeno migratorio en las comunidades cristianas. En resumen, el texto “tiene la esperanza de que la atención hacia los emigrantes y a su situación no se reduzca a tan sólo una jornada” y “recuerda que también es importante realizar signos concretos de solidaridad, que tengan un valor simbólico y que expresen la cercanía y la atención hacia los emigrantes y refugiados”.