09/10/2017, 13.05
VATICANO - COREA
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‘Así en la tierra como en el cielo’: la valiente historia de la Iglesia coreana, en una muestra exhibida en el Vaticano

La muestra se desarrolla en la sala Braccio di Carlo Magno y podrá visitarse hasta el 17 de noviembre. Los 230 años de cristianismo en Corea, un “relato de martirio y acción” para realizar la voluntad divina en la tierra. El inicio “espontáneo”, el siglo de persecuciones y el compromiso  en favor de los derechos humanos. Monja responsable del evento: una historia desconocida, que conmueve y “enciende” a la Iglesia de Occidente.       

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Los 230 años de la Iglesia en Corea conforman un relato de martirio y acción, tendiente a realizar “en la tierra, como en el cielo”, la voluntad divina de un modo que se caracteriza por la igualdad entre los pueblos y el respeto por la dignidad humana. Relata estos años de inquebrantable fe y martirio, la muestra inaugurada en la sala Braccio di Carlomagno, ubicada a la izquierda de la Basílica de San Pedro.  

La exhibición “Así en la tierra, como en el cielo. Seúl y los 230 años de la Iglesia Católica en Corea” fue inaugurada el 9 de septiembre, y cuenta con la organización de la Iglesia católica coreana,  de la arquidiócesis de Seúl y del Museo de Historia de Seúl, y podrá ser visitada gratuitamente hasta el próximo 17 de noviembre.

El recorrido nos acompaña desde el nacimiento “espontáneo” de la Iglesia, en el año 1784. El país se llama Joseon, y la capital es Hanyang. Los coreanos descubren la fe cristiana no a través de los misioneros, sino mediante los textos católicos que llegan desde la China, junto a otras obras occidentales. Muy rápidamente, los valores de la nueva religión chocan con el rígido sistema de clases sociales que gobierna la sociedad. Así se inicia una persecución destinada a durar un siglo y en la cual se causan casi 10.000 víctimas. La muestra otorga un importante relieve a las vidas y a las experiencias de los mártires que, con extrema sencillez, se niegan a renunciar a su fe.  La muestra acompaña al visitante hasta el fin de la persecución, y pasa por las difíciles pruebas de la ocupación japonesa en 1910, y la guerra de Corea entre 1950 y 1953. El relato testimonia una Iglesia activa y partícipe en favor de la reconciliación del pueblo coreano, cercanana a los marginados y sostenedora de la democracia y de los derechos humanos. Un recorrido histórico, que nos lleva hasta la época actual, a la beatificación de los mártires y a los retos a futuro, para una Iglesia que se ha vuelto a la vez misionera, con la presencia de 1.045 misioneros viajando por el mundo, casi la mitad de ellos viviendo en el resto de Asia.  

En septiembre, la muestra fue visitada por unas 4870 personas, aproximadamente. De los visitantes, el 20% era coreano y el resto, de otras nacionalidades.

Sor Soo-ran Elizabeth Park, de la Congregación de las Hermanas de los Beatos Mártires Coreanos, es responsable de la muestra. Al ser entrevistada por AsiaNews, sor Park cuenta que los visitantes se quedan sorprendidos y particularmente conmovidos por tres aspectos que la muestra torna evidentes: el nacimiento espontáneo y autónomo de la Iglesia, las persecuciones y la vida activa de la Iglesia en la sociedad coreana. “Muchos nos dejan comentarios muy conmovidos”.

“Este tipo de muestra es invalorable – continúa la monja - especialmente en Occidente, puesto que es una historia poco conocida. Es una Iglesia lejana. Sería bueno hacer muestras de este tipo con frecuencia, para que la Iglesia pueda conocer a las Iglesias de otras partes del mundo, especialmente de Oriente. Lo que a mí me ha sorprendido es observar el modo en que esta llama de la Iglesia coreana enciende, también, el fuego de la Iglesia de Occidente”.

La Iglesia coreana está viva y es activa, y se compromete en favor de la sociedad en la península, pero no sólo en ella. “Como ha dicho el Santo Padre cuando vino de visita, no hay dos Coreas, hay una. Por eso, debemos seguir adelante, promoviendo la paz en Corea. La Iglesia en la sociedad coreana siempre tiende a trabajar por los pobres, los marginados. Y no sólo en Corea. Antes venían misioneros a Corea, ahora hay misioneros coreanos”.

Giovanna Lee (su nombre coreano es Lee Miok), intérprete y guía turística en Roma, ha colaborado en la organización: a pesar de las dificultades que ha conllevado un trabajo de esta clase, para ella ha sido bello observar a los visitantes, para los cuales esta historia “es un descubrimiento muy conmovedor, porque esta fe nace de su deseo, sin misioneros”. (MT)

 

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