02/10/2020, 15.21
IRAK
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Bagdad, después de siete meses, se reanudan las misas con participación de fieles

El patriarcado caldeo comunica la reapertura de los lugares de culto, si bien a capacidad será reducida para acatar las normas higiénico-sanitarias. Obispo auxiliar de la capital: “Tendremos que convivir con el coronavirus”, por eso la decisión fue abrir “de manera gradual”. En estos meses de confinamiento, se destaca la “gran solidaridad entre las personas”.

Bagdad (AsiaNews) - “Comenzamos el próximo domingo, de a poco, con mucha esperanza, emoción y felicidad. Dependiendo de la capacidad de cada iglesia, se limitará el numero de fieles, porque tenemos que mantener las distancias”. En diálogo con AsiaNews habla mons. Basilio Yaldo, obispo auxiliar de Bagdad y estrecho colaborador del patriarca Louis Raphael Sako, y comenta la reapertura de las iglesias a los fieles de capital, el próximo domingo 4 de octubre. “Si un lugar de culto tiene una capacidad de 550 lugares, recibiremos, como máximo, dos personas por banco. Pero es una bella noticia después de un cierre de siete meses”. 

El prelado explica que la decisión es fruto de una toma de conciencia colectiva: “Ya que tendremos que convivir con el coronavirus por un largo tiempo, hemos decidido reabrir las puertas de las iglesias de un modo gradual. En estos días también abren las mezquitas; el gobierno ha dispuesto la reanudación de muchas actividades, y esto también nos llevó a movernos. Es necesario convivir con este virus, respetando las indicaciones del personal sanitario y de las autoridades, prestando atención pero al mismo tiempo, asegurando el sostén a los fieles”. 

Irak es una de las naciones del Oriente Medio más afectadas por el nuevo coronavirus, que se suma a otros problemas añosos, como la pobreza y la violencia, que han llevado al país al borde del colapso. Para referirse a la pandemia, en más de una oportunidad ha intervenido el patriarca caldeo, el card Louis Raphael Sako, para reafirmar que la pandemia es una ocasión para repensar en una fe “más profunda” y en una sociedad “más solidaria”, tomando “las oportunidades” que se nos abren en este período dramático. 

Con un comunicado publicado en su sitio, el patriarcado caldeo anunció “el gradual retorno” de los fieles a la misa en las iglesias de la capital, Bagdad, a partir del próximo domingo 4 de octubre. La reanudación de las celebraciones de forma presencial, según explica el documento, estará “supeditada” al respeto de una serie de rigurosos procedimientos para evitar los contagios. 

En primer lugar, el número de fieles debe “adecuarse” a la “capacidad” del lugar de culto. Además, se pide respetar rigurosamente el “distanciamiento social” entre las personas, y la obligación “de llevar mascarilla y guantes”. En la entrada se colocarán higienizantes y desinfectantes para limpiarse las manos, y al término de cada celebración se procederá a higienizar el lugar. 

Durante la misa, estará prohibido besarse, estrecharse las manos o saludarse de cerca, y “es preferible que los ancianos no asistan”, ya que es la categoría más vulnerable y por tanto, la más expuesta a las peores complicaciones del nuevo coronavirus. En caso de descubrir que se es positivo luego de haber participado en una celebración, el fiel debe informar a los responsables del patriarcado para hacer seguimiento de la cadena de contactos correspondiente. Por último, el sacerdote podrá celebrar de una a tres misas, dependiendo de los pedidos de participación; cada celebración podrá recibir a un número de personas que puede variar entre 50 y 100, dependiendo de la capacidad de la iglesia en cuestión. Estas disposiciones también serán aplicadas a las demás actividades de la parroquia, concluye el comunicado. 

“En estos siete meses - observa el obispo auxiliar de Bagdad - la gente tuvo mucho miedo y  la mayoría decidió encerrarse en casa para evitar el contagio. Nosotros, como Iglesia, hemos tratado de estar cerca de las personas, y también hemos apoyado a las familias en mayores dificultades, a través de ayudas y donaciones. Cada mes, o cada dos meses, dependiendo del momento, entregábamos dos mil dólares a cada parroquia, para la compra de artículos de primera necesidad. Además de la cercanía material, también hemos mantenido viva la presencia espiritual, visitando a las familias y celebrando misas y oraciones online. En todos estos meses de pandemia, entre los elementos positivos que surgieron destaco la solidaridad, que ha hecho sentir que nuestra Iglesia está viva y que no descuida a nadie”.  

Por último, mons. Yaldo recuerda los momentos de la enfermedad, cuando dio positivo al nuevo coronavirus, junto a otro obispo, un sacerdote (el padre Salah, de 68 años, que murió en un lapso de cuatro días) y tres religiosas. “Permanecí 10 días aislado en la sede del patriarcado, en mi habitación, salvo por unos pocos momentos en el jardín, para estar al sol”. No tuve síntomas graves y todo se resolvió de un modo espontáneo. Espero que la situación pueda mejorar en un futuro próximo, aunque nada vuelva a ser como antes. Seguimos con esperanza y optimismo, y así nos dirigimos a los fieles y les decimos que vuelvan a la iglesia. Es el primer paso de un largo camino”. 

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