11/12/2020, 15.35
TIERRA SANTA
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Belén, misa de medianoche sin fieles. El padre Rami llama a redescubrir la dimensión íntima de la Navidad

Las autoridades palestinas han limitado al clero la participación en las ceremonias. El aislamiento impuesto por el nuevo coronavirus ayuda a redescubrir la dimensión familiar. Padre Rami: es una fiesta especial, porque ofrece "la oportunidad de centrarse en lo esencial". Una alegría "que no es la del mundo", sino la que “nace de la fe".

Belén (AsiaNews) - En la pandemia del nuevo coronavirus, los fieles "están comprendiendo que llevan demasiado tiempo inmersos en una realidad impregnada del materialismo del mundo, de la necesidad de cosas superficiales, que les roban tiempo y energías". En estos días previos a la Navidad, "se está redescubriendo la importancia del descanso, del tiempo para estar juntos, de compartir a pesar del sufrimiento", que quizás los padres puedan ofrecer menos regalos, pero "pueden redescubrir la dimensión familiar e íntima". El padre Rami Asakrieh, párroco de Belén, cuenta a AsiaNews que ante los problemas que plantean las dificultades económicas, está surgiendo un fuerte "deseo de estar juntos, de conocerse, de encontrar nuevas y diferentes formas de apoyo".

La pandemia Covid-19, aunque no interrumpió las actividades, ha reducido a cero la presencia de peregrinos, fuente de vitalidad para la Iglesia de Tierra Santa y aporte fundamental para la economía de los cristianos. El 30% de ellos vive de los ingresos que generan los fieles de todo el mundo. La crisis también golpea la ciudad natal de Jesús, que todos los años está colmada de fieles locales y extranjeros para la misa de medianoche en la iglesia de Santa Catalina, junto a la Basílica de la Natividad.

El presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas se reunió con las autoridades eclesiásticas y explicó que "debido a la pandemia y por la seguridad de todos", la misa de la vigilia "estará reservada solo para el clero y será transmitida por la televisión palestina". En la región se han implementado medidas restrictivas para contener la propagación del virus, cuyos números actualizados hablan de 78 mil contagios y cerca de 740 muertes en Cisjordania.

Belén “es una ciudad que siempre ha sufrido por la situación política y económica”, dice el P. Rami. El turismo religioso y las peregrinaciones eran “la salvación" para las industrias, que "giraban en torno a restaurantes, bares, transporte, e incluso actividades como las imprentas". Desde que se interrumpió el flujo de presencias por la nueva pandemia de coronavirus “todo parece haberse detenido. Más del 40% de la ciudad se encuentra en problemas. Además, antes de la pandemia podíamos contar con ayuda del exterior, pero ahora incluso quienes nos apoyaban están en mala situación o no pueden enviar ayuda. Hasta la Colecta del Viernes Santo ha disminuido considerablemente… Estamos a la deriva tanto a nivel económico como político, y es palpable el clima de preocupación y temor por el futuro”.

Se han confirmado las actividades que ya estaban programadas, como el ingreso del nuevo patriarca de Jerusalén de los latinos Mons. Pierbattista Pizzaballa, el 24 de diciembre, pero sin la presencia de los fieles, en cumplimiento de las disposiciones de las autoridades sanitarias. “Sin embargo - dice el párroco - se percibe que esta Navidad es especial, porque ofrece la oportunidad de centrarse en lo esencial y dejar de lado lo superfluo. Cristo nace entre nosotros, viene para todos, nadie queda excluido de su mensaje de salvación, y en esto debemos centrarnos”. El espectáculo de una plaza y una basílica vacías de peregrinos “es ciertamente motivo de tristeza, pero el hecho de que nosotros podamos entrar y rezar sigue siendo un gesto de gran esperanza. Podemos sentir que Dios permanece con nosotros, que nos llena de alegría al permitirnos entrar a ese lugar sagrado” que siempre ha sido un lugar privilegiado, una especie de" refugio para rezar".

En las últimas semanas los fieles, respetando la normativa sobre la temperatura, distanciamiento, máscaras "han podido asistir a las iglesias", confirma el sacerdote. “Nosotros mismos - añade - seguimos celebrando misas, bodas y bautizos, y aunque la Natividad estará cerrada, nos reunimos en la iglesia inferior de San Francisco”. “Somos un único cuerpo de Cristo - concluye el padre Rami - y si un miembro está enfermo, el otro también sufre y lo cuida. Por eso desde este lugar sagrado seguiremos rezando y llenando los corazones de alegría y esperanza. Una alegría que no es la del mundo, sino la que nace de la fe y de la certeza de ser acogidos por el Señor, de confiarnos a su misericordia y su ayuda para vivir la Navidad”.

 

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