17/10/2017, 15.54
INDIA
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Card. Gracias: las respuestas de Amoris Laetitia a los desafíos de la familia india

En el simposio nacional participan delegados de 41 diócesis. “Una creciente crisis cultural, ideológica, social y espiritual” hace que muchos sientan la familia como “una carga”. “Una espiral de atrocidades y violencia contra las mujeres”, el tráfico y la explotación de mujeres y niños. Las situaciones de crisis en la pareja “requieren de una respuesta constructiva” porque “el camino de la Iglesia consiste en no condenar a nadie eternamente”. 

Bombay (AsiaNews) – La familia tiene un rol fundamental que desarrollar en la evangelización, siendo que es el primer lugar en el que se aprenden la fe y la cultura. Por eso, se debe dar prioridad pastoral a la evangelización del matrimonio y de la familia, ateniéndose a la enseñanza católica, algo que ha sido evidenciado por Amoris Laetitia en el último tiempo, dentro de una sociedad, como lo es también la india, en la cual se deben afrontar numerosos y decisivos desafíos.

Es el problema abordado por delegados provenientes de 41 diócesis de la India, en el curso del Simposio nacional de tres días en torno a “Comprender la Amoris Laetitia en la Situación india”, desarrollado en el St Pio College de Bombay, del 13 al 15 de octubre.

Al intervenir en el desarrollo del evento, el Card. Oswald Gracias, presidente de la Conferencia episcopal y de la Federación de los episcopados asiáticos, ha destacado que “si bien cada familia debe ser vista como un don de Dios, y el ambiente privilegiado en el cual los niños pueden nacer con dignidad y crecer y desarrollarse de un modo integral”, hoy la misma debe afrontar “una creciente crisis cultural, ideológica, social y espiritual” causada  “por la influencia negativa de los mass media, por la cultura hedonística, el relativismo, el materialismo, el individualismo, el laicismo,  las ideologías ateístas y por la liberalización excesiva y egoísta de la moral”. “El drástico declive de los valores espirituales y morales en la sociedad, y el rápido crecimiento de la secularización amenazan constantemente la existencia y la supervivencia de la familia y de la civilización misma”.

 

Todos debieran tener lo necesario para vivir

Y asimismo en la India, “es triste” saber que tantas familias son consideradas una carga. Muchas viven en las periferias y luchan por sobrevivir. “Muchas de ellas pertenecen a grupos vulnerables. Por ejemplo, es triste constatar que la explotación y la opresión de los dalit todavía persisten en nuestro país. Tenemos el deber de la solidaridad para con ellos, el de asistirlos a todos, a fin de que puedan tener acceso, al menos, a los elementos fundamentales de la vida. La familia, dice Amoris Laetitia, debe tener una casa, una ocupación y un reconocimiento justo de la actividad doméstica de los progenitores, la posibilidad de enviar a los niños a la escuela y de brindar una asistencia sanitaria básica a todos.  Cuando la sociedad y las políticas públicas no se dedican a ayudar a las familias de estos sectores, se privan de un recurso esencial al servicio de la paz. La India es una espiral de atrocidades y violencia contra las mujeres, de asesinos de honor, de homicidios por la dote, de ataques con ácido, de feticidios femeninos, de discriminaciones de género, de tráfico y explotación de mujeres y niños. Además, los niños que viven en las calles de la India no son cuidados ni sostenidos por sus familias y sus seres queridos, sobre todo a causa de su difícil situación económica; no tienen comida ni agua suficiente para sobrevivir.  Muchos de ellos son abusados sexualmente, física y mentalmente, por sus progenitores, y vivir en la calle los vuelve vulnerables a ser ulteriormente explotados para el trabajo infantil y la prostitución.  El abuso sexual del niño, como observa Amoris Laetitia, es tanto más escandaloso cuando se verifica en lugares donde éstos debieran estar más seguros, sobre todo en las familias, en las escuelas, en las comunidades y en las instituciones cristianas”.

El Card. Gracias luego recordó que la Iglesia siempre ha condenado la destrucción voluntaria de una vida por nacer. Al recordar que para la Iglesia, hombres y mujeres tienen igual dignidad, “siendo que el genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida de la sociedad, la presencia de las mujeres debe ser garantizada incluso en el ámbito del trabajo”. En ese sentido, por ejemplo, van “los lineamientos de la CBCI, recientemente promulgados, para afrontar los acosos sexuales en el lugar de trabajo”, aquellos orientados a la protección de los niños, aquellos para los dalit. “Amoris Laetitia pide la promoción de los derechos de las mujeres, y se expresa fuertemente contra el vergonzoso maltrato al cual las mujeres a veces son sometidas, las varias formas de esclavitud y de violencia doméstica, de violencia verbal, física y sexual que las mujeres soportan en los matrimonios”.

 

La Iglesia no condena a nadie eternamente

Las familias también tienen ante sí un nuevo desafío, el de las nuevas tecnologías reproductivas artificiales, “que a la vez presentan graves problemas éticos. Muchas parejas sin hijos, que desean tener un niño, recurren a la fecundización in vitro, que a menudo comporta la destrucción deliberada de embriones humanos. Los medios de procreación artificiales también son elegidos por parejas para la selección genética”, también en este caso, con la destrucción de embriones, “que es la destrucción de la vida humana, y por lo tanto, inaceptable. Amoris Laetitia afirma muy claramente que “la revolución tecnológica en el campo de la procreación humana ha introducido la capacidad de manipular el acto reproductivo, volviéndolo independiente de la relación sexual entre un hombre y una mujer. De este modo, la vida humana y la paternidad/maternidad se tornan realidades modulares y separables, que están sujetas, principalmente, a deseos de individuos o parejas”.  

Por otro lado, hoy en día se multiplican las situaciones de convivencia, de matrimonios entre divorciados, de sufrimiento de tantas personas casadas que viven situaciones sumamente difíciles. “Amoris Laetitia subraya claramente que “todas estas situaciones requieren de una respuesta constructiva, tratando de transformarlas en oportunidades que puedan conducir a la realidad plena del matrimonio y de la familia, en conformidad con el Evangelio. Estas parejas deben ser acogidas y guiadas con paciencia y discreción”. Por otro lado, los esfuerzos pastorales tendientes a fortalecer los matrimonios hoy son más importantes que en el pasado. A este fin debemos tomar en consideración los programas de preparación para el matrimonio y de enriquecimiento de matrimonios en nuestras diócesis, y ver cómo pueden ser aplicados a la luz de las situaciones matrimoniales que hoy nos ocupan.  El Papa Francisco afirma que “El camino de la Iglesia es el de no condenar a nadie eternamente; el de difundir la misericordia de Dios a todas las personas que la pidan con corazón sincero”.

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