Caritas Líbano: a pesar de la crisis de prófugos, entre las familias vence la solidaridad

Para el p. Paul Karam la emergencia “sigue siendo alta” frente a las “capacidades limitadas”. Y el Estado “ya no está en grado de sostener la situación”. Pero, en la crisis hay señales de esperanza, testimonios de ayuda recíproca, momentos de encuentro entre jóvenes cristianos y musulmanes. Entre las familias hay gestos de solidaridad; en las parroquias hay momentos de fiesta y juegos para los niños.

Beirut (AsiaNews)- En el Líbano, la emergencia de prófugos “sigue siendo alta”, frente a “capacidades limitadas”. El Estado “ya no está en grado de sostener esta situación” y existe el peligro concreto de que haya “un derrumbe del sistema país”, también frente a una “crisis económica e institucional” que perdura. Quien emite la alarma es el Padre Paul Karam, director de Caritas Líbano, desde hace cuatro años en primera fila en la acogida del flujo continuo de familias sirias ( y no) que escapan de la guerra. La economía en baja, la emergencia debido a la basura, la no elección de un presidente de la república, un Ejecutivo débil hacen aumentar los riesgos de una nación “al borde del colapso”. No obstante la emergencia, agrega el sacerdote, hay “testimonios de ayuda y solidaridad, momentos de encuentro y consuelo entre jóvenes cristianos y musulmanes” que mantienen viva la esperanza para el futuro.

En más de cuatro años, el país hospedó a casi un millón seiscientos mil refugiados sirios y debe enfrentar los desequilibrios demográficos, económicos, políticos, y de seguridad que esto comporta. La ONU, que enumera sólo a quienes han sido registrados, afirma que hay un millón doscientos mil refugiados. A éstos se agregan al menos 700 familias de cristianos iraquíes provenientes de Bagdad, Mosul y Erbil, además de decenas de miles de palestinos de Siria. Todo esto, frente a una población libanesa de unos cuatro millones cuatrocientos mil habitantes y un país que cada vez tiene mayores dificultades para gestionar la emergencia.

En los últimos tiempos la realidad no cambió, y entre los prófugos “crece el deseo de escapar, de ir a Europa, y la meta privilegiada es Alemania”. El riesgo de vaciar Medio Oriente de la presencia cristiana, agrega, “permanece alto” y el pedido de la Iglesia “es siempre el de alentar a la comunidad internacional al diálogo, a la paz, a la justicia y al respeto mutuo”.

“Mientras tanto -nos cuenta el Padre Karam- las necesidades permanecen altas, frente a procedimientos y capacidades muy limitadas”. “Por esto, si hay zonas seguras en los países, es necesario alentarlos para que vuelvan a su tierra.”. El sacerdote subraya una vez más el fracaso de la Primavera árabe, que causó destrucción, guerras, alimentando el mercado de armas y que fue agravada por las crisis económicas y sociales en varios países de la región.

Caritas Líbano continúa su trabajo de asistencia, garantizando no sólo comida y otras ayudas, sino brindando además asistencia psicológica y favoreciendo la vinculación entre cristianos y musulmanes, en particular entre los jóvenes. “Desde el verano- explica el Padre Karam- alentamos al diálogo organizando encuentros entre jóvenes prófugos cristianos y musulmanes de Siria, tanto de Irak como del Líbano mismo. El objetivo es mostrarles cómo construir países bajo el signo de la convivencia y la paz, y las respuestas son ´positivas… los jóvenes quieren contribuir en este proceso, eliminando el miedo al otro”.

En este contexto de crisis, el pueblo libanés “nutre aún una gran esperanza y muestra su rostro solidario”, si bien “las familias se están empobreciendo cada vez más y la emergencia de prófugos corre el riesgo de poner al páis de rodillas”. “Necesitamos un milagro- continúa el sacerdote- y en este Año de la Misericordia queremos relanzar nuestro compromiso para alentar a la gente a ir adelante, a vivir la esperanza como pueblo y como fieles cristianos”.

Para la ocasión, muchas parroquias y diócesis de Líbano promovieron iniciativas concretas “para reafirmar este mensaje de esperanza”. “En Navidad- cuenta el director de Caritas nacional- las familias han adherido a una colecta de fondos para comprar comida, paquetes de artículos de primera necesidad y regalos para distribuir entre los pobres. No obstante es un momento difícil para todos, la solidaridad de las personas no disminuyó. Asmismo, muchas parroquias han organizado fiestas y momentos de diversión para los niños, animados por los jóvenes y voluntarios de Caritas”. “Creo en la paz- concluye el Padre Karam- basada en la justicia y el respeto; y la comunidad internacional tiene el deber de resolver la crisis, disminuyendo la tensión mediante los canales de la diplomacia, y no perjudicando a la pobre gente”.