17/04/2019, 10.23
FILIPINAS
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Cebú, arzobispo contra las crucifixiones y flagelaciones: Mejor orar y confesarse

Mons. Jose Serofia Palma se dirige a los fieles: “Vayan de vacaciones después de Semana Santa”. En varias regiones, el Viernes Santo se celebra con verdaderas “reproducciones” del Calvario de Cristo. En San Fernando (Pampanga), un pintor de 58 años subirá a la cruz por 33ra vez.  

Manila (AsiaNews/Agencias) – No clavos, sino oraciones y confesión: con ocasión de la Semana Santa, el arzobispo de Cebú (en las Bisayas centrales) invita a los católicos a procurar “una renovación espiritual, evitando prácticas penitenciales extremas, como la crucifixión o la flagelación”.

En una declaración difundida hace dos días, Mons. José Serofia Palma (foto 2) pide a los fieles que se aboquen a reflexionar y a participar en las actividades religiosas durante la Semana Santa, en vez de irse de vacaciones. “Este período –afirma- es el mejor momento para renovar la relación de uno con Dios y reflexionar sobre el sacrificio y el amor del Señor. El año tiene 52 semanas, y solo en una semana se nos llama a conmemorar la pasión, muerte y resurrección del Señor”.

“La Semana Santa debiera ser el período más austero del calendario litúrgico, que conduce a la alegría del domingo de Pascua. Si tienen pensado irse de vacaciones, por favor, háganlo después de la Semana Santa. Los invito a participar de las variadas actividades de la Iglesia, para apreciar nuevamente el amor de Dios”, concluye el prelado.

En varias regiones de las Filipinas, el Viernes Santo es celebrado por grupos de fieles que organizan verdaderas “reproducciones” del Calvario de Cristo. Desde la flagelación a la crucifixión, todo es real: para interpretar a Cristo, varios fieles desembolsan cifras considerables, que abonan a los organizadores de los distintos eventos, los cuales jamás han recibido el apoyo de la Iglesia local.  

En San Fernando, ciudad cabecera de la provincia de Pampanga (región de Luzón central), un pintor de 58 años subirá a la cruz por 33ra vez. Rubén Enaje (foto 1) recitará la parte de Jesús en el espectáculo “Vía Crucis”. Cada Viernes Santo, el evento se desarrolla en las calles del vecindario de San Pedro Cutud, donde más de 10.000 “mandarame” (flagelantes) se vuelcan a las calles del lugar.

Enaje se hizo crucificar por primera vez en 1986, a modo de agradecimiento a Dios por haber sobrevivido ileso al derrumbe de un edificio de tres plantas ocurrido en 1985. Para Enaje, lo que comenzó como un voto de nueve años luego se transformó en una ofrenda de sacrificio. El hombre ha repetido el rito durante nueve años, para pedir la curación de su hija, Ejay, que sufre de asma; luego se sometió a otras nueve crucifixiones para pedir por la sanación de su esposa, Juanita, que tenía un doloroso nódulo en el maxilar. Ambas mujeres se curaron.

Tras haber completado en total 27 años, Enaje decidió extender el sacrificio por seis años más. El hombre afirma que lleva el peso “por el bien de la comunidad”. Cada año, un par de clavos, de 7,6 cm de largo cada uno, traspasan las palmas de sus manos. El clavo en los pies tiene 15,6 cm, lo suficientemente largo para perforar ambos. “Digo al Señor que este es mi modo de unirme a su dolor, pero sé que no puedo comparar mi sufrimiento con la tortura y la humillación que él sufrió”, concluye.

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