16/04/2015, 00.00
ARABIA SAUDITA – YEMEN
Enviar a un amigo

Con la guerra en Yemen, Arabia saudita oculta las tensiones internas

de Afshin Shahi
El conflicto en Yemen sirve a Arabia saudita para ocultar sus problemas internos, primero entre todos, la desigualdad de clases y el sectarismo religioso. La familia real ostenta el lujo más absoluto, mientras que el 20% de la población vive en la pobreza. Muchos sauditas descontentos al ejército de los “foreign fighters” del Estado islámico (EI). El 15% de la población es de religión chiíta y sufre pesadas restricciones de parte del Estado sunnita. El lúcido análisis de Afshin Shahi, Director del centro de estudios de política islámica y Profesor de Relaciones internacionales y de Política del Medio oriente en la Universidad de Bradford.

Londres (AsiaNews)- El conflicto en Yemen, que está registrando en breve tiempo un inquietante aumento de víctimas, es digno de nota a causa del rol de importancia jugado por Arabia saudita. Está la potencia saudita detrás de la impresionante coalición de Estados regionales que apoyan la campaña, considerada por la mayoría como una cobertura para un conflicto con Irán.

Pero si de una parte Riad, no quiere comprometer su esfera de influencia regional, el conflicto en Yemen es usado también para fines políticos internos. Arabia saudita irradia seguridad, pero en realidad es una nación no muy estable. Al interior del reino la amenaza de las desigualdades tribales, sectarias y de clase es  mucho más seria de la amenaza representada por así llamada “media luna chiíta”.

La clase política saudita parece ignorar los desafíos actuales y trata de contra balancear los problemas internos con una decidida política exterior. De hace mucho tiempo en la región es práctica común usar la política exterior como instrumento eficaz para controlar las dinámicas internas- un “enemigo externo” puede ser usado para hacer surgir un nacionalismo unificador o para legitimar un estado de seguridad. Para los regímenes autoritarios se trata de una táctica  muy útil.

Para Arabia saudita, las ramificaciones de este conflicto van bien más allá de las ambiciones regionales de Riad. La guerra de Yemen posee significativas implicaciones políticas internas para el nuevo rey y su nuevo grupo dirigente. El rey Salman bin Abdulaziz Al saud asumió el cargo en enero de 2015 y en menos de 3 meses inició la más ambiciosa política exterior saudita de los últimos años. También si la inicial estrategia política de Salman sugiere que la política exterior será su principal preocupación, hay otros diversos factores que amenazan la estabilidad interna de su reino.

Una nación diversa

Ya desde 1973- cuando la crisis petrolífera pesó sobre la economía mundial- Arabia saudita fue considerada como una central eléctrica que es centro de riqueza, prosperidad y estabilidad. Pero esta imagen no refleja las condiciones reales en el campo. Si bien el reino posee una de las más altas concentraciones de super-ricos más del 20% de su población vive en la pobreza. El patrimonio neto de la familia real es de 1.400 billones de dólares y miles de príncipes gozan del lujo y de la fascinación del ser miembros de la familia más rica del país. Sin embargo muchos, en los márgenes de la sociedad saudita, luchan para sobrevivir.

Más de 2 tercios de los ciudadanos sauditas tienen menos de 30 años y las 3 cuartas partes de los desocupados tienen poco más de 20 años. Muchos de ellos son licenciados y esperan tener un puesto seguro en el ámbito del gobierno- pero los puestos de trabajo son escasos y las personas vecinas a los centros de poder, tiene siempre mayores posibilidades de asegurárselos.

Aunque si el precedente reinante, el rey Abdullah, realizó en alguna medida alguna reforma positiva para enfrentar los problemas económicos internos, la pobreza y la rabia en relación con la corrupción continúan a aumentar. Arabia saudita tiene un caro sistema o programa de asistencia social, aunque si la desigualdad entre los que gozan del bienestar y los indigentes se está convirtiendo en una bomba de tiempo que podría explotar en cualquier momento y revelar las tensiones escondidas en la sociedad saudita.

No sorprende para nada que una buena parte de los “foreign figters” del Estado islámico sean jóvenes sauditas. Se estima que más de 2.500 ciudadanos sauditas se hayan unido en la guerra santa trans-nacional y muchos de ellos consideran al Estado saudita corrupto desde el punto de vista religioso y político. Una tan lógica presencia en las filas del EI indica también que existe una amplia faja de la población que simpatiza con el Califato islámico- y esto podría ser una real amenaza para la seguridad del Estado. Factores como la pobreza, la corrupción y la injusticia social continuarán transformando a los simpatizantes en explosivo contra la seguridad.

Tensiones sectarias

El sectarismo amenaza la estabilidad del reino. Más o menos el 15% de la población es chiíta y es objeto de discriminaciones sistemáticas, desde el inicio del moderno reino de 1932. Larga parte de la población chiíta vive en la provincia oriental rica en petróleo, pero su vida económica, social y religiosa sufre pesadas restricciones por parte del Estado, ejemplo del wahabismo.

La revolución árabe, que desencadenó una nueva ola de sectarismo en la región, también alimentó las tensiones sectarias en Arabia saudita. Los manifestantes chiítas, influenciados al inicio por la llamada Primavera árabe, ahora se expresan con un tono sectario mucho más explícito. Esta es en parte una reacción a las crecientes políticas sectarias del Estado saudita en toda la región, que ha dado inicio a un claro contra golpe negativo en la patria.

Desde el inicio de la campaña saudita en Yemen- que tiene un evidente programa sectario- en la nación aumentaron las tensiones. En las redes sociales aumentaron los ataques verbales contra los chiítas y muchos exponentes religiosos continúan insultando al credo chiíta en modo abierto. Hace poco tiempo, algunos musulmanes chiítas sauditas han realizado ataques contra la policía en Qatif. Esta creciente difusión de actos de violencia rinde siempre más inestable al país.

El pasado 8 de abril, después que un asaltante mató en Riad a 2 policías, Saud bin Nayyef bin Abdel Aziz, gobernador de la Provincia oriental, declaró que “la suciedad malvada” vive en la comunidad chiíta del país. Este tipo de retórica no hace más que aumentar la hostilidad en la comunidad chiíta, que a su vez responde con un mayor número de ataques contra el Estado.

La presión sobre el Estado saudita crece de manera rápida. El rey Salman quisiera presentarse como el policía del islam sunnita y como aquel que reporta el orden en Yemen, pero es siempre más evidente que la “Casa de Saud” está construida sobre la arena y los fundamentos pueden vacilar.

El nacionalismo saudita puede ser estimulado en confrontación con Irán, usando la guerra en Yemen. Pero cualquier cosa ocurra en Yemen, el nacionalismo puede esconder los profundos problemas estructurales que están iniciando a hacer renguear al Estado.

(Por gentil concesión de la revista The conversation. Traducción a cura en italiano por AsiaNews.).

TAGs
Enviar a un amigo
Vista para imprimir
CLOSE X
Ver también
Musulmana, ex radical: Riad y el salafismo (wahabí) un peligro para el islam y para el mundo
17/12/2016 13:14
Centenares de parientes de las víctimas del 11/9 inician acciones legales contra Riad
22/03/2017 13:04
Sacerdote iraquí: la ‘derrota militar’ de Isis no cancela la amenaza yihadista
03/11/2017 14:18
Marib, más de 130 muertos en enfrentamientos entre el ejército y los rebeldes hutíes
29/09/2021 12:54
Marib, al menos 90 muertos en la ofensiva Hutí contra el bastión del gobierno
23/06/2021 10:24


Newsletter

Suscríbase a la newsletter de Asia News o cambie sus preferencias

Regístrese
“L’Asia: ecco il nostro comune compito per il terzo millennio!” - Giovanni Paolo II, da “Alzatevi, andiamo”