14/03/2019, 13.57
JAPON
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Conocer a Cristo gracias a los libros: la conversión de una religiosa japonesa

Sor Piermaría Kondo Rumiko nace en una familia sinto. Durante la infancia, su experiencia religiosa fue influenciada por su abuela. La religiosa se hizo cristiana a los 24 años, después de un período de dificultades personales y enfermedad. “La fe es una gracia; la vocación me dio alegría”.

 

Roma (AsiaNews) – Del sinto a la pasión por los libres, a través de los cuales encontró el amor de Cristo: es el recorrido de sor Piermaría Kondo Rumiko (Foto), "cristiana por la gracia y la llamada del Señor”, religiosa japonesa de las Hijas de S. Pablo (paulinas).

Hija de un carpintero, sor Piermaría nace en la prefectura de Ehime, en el noroeste de la isla de Shikoku. Su familia es devota del sintoísmo, religión politeísta y animista nativa de Japón. “Cuando nací, mis padres me dedicaron en el templo- cuenta a MattersIndia –. Como la mayor parte de los japoneses, volvía en el primer día del Fin de Año. Cuando tenía 9 años, formé parte de una danza tradicional, como iniciación a la vida adulta”.

Durante la infancia, la experiencia religiosa de sor Piermaría fue muy influenciada por su abuela. “ERa una sinto observante y al mismo tiempo practicaba el budismo. Se sumía en la oración cada vez que encontraba una estatua de Buda. Esto me formó en un profundo sentimiento de amor hacia Dios”.

La religiosa se hizo cristiana a los 24 años, después de un período de dificultades personales y una enfermedad. “Amaba leer, por esto frecuentaba una librería: iba para encontrar un poco de paz y aliento. Así fue que me encontré delante de un libro de Carl Hilty, cuyo título era ‘Para las noches insomnes’. El volumen contenía muchas citaciones de la Biblia. Los versículos del Evangelio eran para mí de gran confortación. Entonces comencé a leer la Biblia”.

“Me di cuenta- continúa sor Piermaría- que Jesús no me abandona jamás, cualquier cosa me suceda en mi vida. Lo percibí leyendo el Evangelio de Juan: ‘Todo esto que el Padre me da, vendrá a mí; aquel que vienen a mí, no lo rechazaré’ (Jn 6,37). Me gustaba también una canción protestante:  'Master, no offering costly and sweet (Love's Offering)'. Me parecía sentir la llamada de Jesús, a través de esta canción”.

La joven comienza a frecuentar una iglesia protestante. “En aquel tiempo, tuve la inspiración de dedicar al Señor toda mi misma y para siempre. Compartí este deseo mío con el pastor, que me sugirió ir a una iglesia católica, porque allí no existía la posibilidad de una vida consagrada”.

En el área de recibimiento de una parroquia, sor Piermaría encuentra a una mujer, que luego sería su madrina de bautismo. “Le conté mis intenciones de ser religiosa, ella me guió y alentó. Después de 2 años de catecismo, recibí el bautismo. Mi madrina tenía dos amigas en la congregación de las Hijas de S. Pablo. Así que me indicó de ir a conocer la congregación”.

Mis padres no estaban de acuerdo, pero no me impidieron nada”, afirma la religiosa, que emite sus votos perpetuos en 2012. “No sentí la exigencia de llevarlo o alentarlos hacia la conversión porque la fe es una gracia. Estoy convencida que creían en Dios, si bien las prácticas religiosas eran diversas. Ahora papá murió. Todavía mi madre y mi único hermano no entienden la elección que hice, pero igualmente están satisfechos, porque la vocación me dio alegría”.

 

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