Continúa la caza de “golpistas”: suspendieron a 13.000 agentes, hay oficiales arrestados y se clausuró un canal de TV

Un policía se suicidó tras ser notificado de su suspensión. Se extendió el estado de emergencia por 90 días más. El gobierno reclama por una “aceleración” de los procesos. La represión del gobierno también impacta en la economía: la moneda se devalúa, sube la inflación, caen las perspectivas de crecimiento y la deuda nacional llega a niveles de “basura”.

Estambul (AsiaNews/Agencias) – Las autoridades turcas han suspendido a casi 13.000 funcionarios de la policía, han encerrado en celdas a decenas de oficiales de la aviación y han puesto el cerrojo a una emisora televisiva (kurda). Los operativos, que fueron efectuados en la jornada de ayer, forman parte de la campaña emprendida por el gobierno y por el presidente Recep Tayyip Erdogan contra los presuntos autores y sostenedores del intento de golpe de Estado ocurrido en julio pasado.

Un elenco que se suma a las 76.000 personas detenidas y a las 16.000 arrestadas en las últimas semanas, bajo la sospecha de tener vínculos con el movimiento de Fethullah Gülen. En total, el número de las personas que han sido sometidas a interrogatorio ya ha superado la cifra de 10.000.

Según datos oficiales brindados por el cuartel general de la policía, ayer fueron suspendidos del servicio 12.901 miembros de las fuerzas del orden, entre los cuales figuran 2523 oficiales de la aviación por ser “cercanos” a Gülen, que en Ankara es considerado el “cerebro” del intento de golpe que condujo a la muerte de 240 personas.

La suspensión ocurre a pocas horas del anuncio del vice-premier turco Numan Kurtulmus, que confirmó la extensión del estado de emergencia por 90 días más. El presidente Erdogan podrá legislar por decreto –sin tener que pasar por la Corte Constitucional o por el Parlamento para su aprobación- hasta el próximo mes de enero.

Además de las suspensiones y los arrestos de miembros de la policía, las autoridades de Ankara han impedido las transmisiones de la emisora IMC, con la acusación de difundir “propaganda terrorista”.

Fuentes locales refieren que uno de los 13.000 agentes que fue suspendido del servicio se suicidó disparándose en la cabeza con su pistola reglamentaria. El hecho ocurrió en la ciudad de Mersin, de cara al Mediterráneo.

El nuevo giro que ha asumido la situación debe enmarcarse en una serie de purgas, condenas y ataques contra las voces críticas, de disenso, contra los opositores, intelectuales, militares, dirigentes públicos y simples ciudadanos, que ha sido emprendida por Ankara a continuación del golpe fallido , ocurrido en la noche del 15 al 16 de julio.

Otra señal que confirma la voluntad de Ankara de erradicar toda oposición interna es el reclamo planteado a la magistratura por parte del Primer Ministro Binali Yildirim, pidiendo por una “aceleración” de los procesos e investigaciones judiciales. La advertencia se refiere particularmente a las causas que tienen como imputados a personas que han sido acusadas de haber flanqueado –de diversas maneras- el intento de golpe y el impulso por la autonomía de los kurdos, quienes a su vez son acusados, y de manera abierta, de ser “terroristas”.

Entre las “víctimas colaterales” de esta caza de hombres promovida por el gobierno turco, además del partido kurdo de oposición, se encuentra la economía turca misma, que en las últimas semanas ha sufrido una pesada inflexión. Las agencias de rating han bajado el rango de la deuda nacional colocándola al nivel de “basura”, y la lira aparece cada vez más débil frente al dólar. Ayer, el gobierno rebajó las expectativas de crecimiento para el 2016, fijando la cifra en un 3,2%, a diferencia del 4,5% estimado inicialmente. Y la inflación anual parece destinada a alcanzar el 7,5%.