01/03/2017, 17.50
EGIPTO- LIBANO
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Contra los extremismos y la violencia, al-Azhar propone la reforma de la “ciudadanía”

de Fady Noun

En el convenio inter-religioso promovido por la máxima institución sunita, también estuvo presente un alto dignatario chií. Fueron Invitados los representantes de las 12 Iglesias presentes en el mundo árabe. Patriarca Räi: La pertenencia y el vivir en común están en la base del modelo libanés. Imán de al-Azhar: Todos los ciudadanos son iguales, los cristianos no son “una minoría”,  un término que es  “negativo”.

El Cairo (AsiaNews)- “Al Azhar me representa y representa a Qom y Najaf”. El delegado del Consejo superior chií, el jeque Ahmad Kabalan, creo el evento ayer, en el primero de los dos días del Congreso islámico-cristiano promovido por la Universidad de El Cairo sobre el tema: “Libertad y ciudadanía…deferencias y complementariedad”. Su misma presencia, entre otras cosas, ya constituía una primicia absoluta, porque la participación de ulemas chiíes en encuentros promovidos por Al-Azhar hasta ahora se limitaba a personalidades no oficiales. Esta iniciativa, fue, por lo tanto, recibida por el muftí jaafarita con un grito resonante de solidaridad, que ademas subraya en toda su amplitud la voluntad de acercamiento entre sunitas y chiíes.

“Una Umma herida en su interior deja de ser una Umma (Comunidad de fieles)” prosiguió el jeque Ahmad Kablan. Él luego se animó a afirmar que tratar de liberar a Jerusalén viene después de la necesidad, para sunitas y chiíes, de “reencontrase en Dios”.

El dignatario chií mientras tanto lanzó un pedido para que Egipto vuelva a su rol natural de “guía” del mundo árabe e invitó al mismo tiempo a Teherán y Riad  a iniciar un diálogo.

Como se puede deducir de su mismo título, el congreso preconiza la abolición de la noción de “dimitud" [neologismo tomado de la palabra "dhimmah" con el cual se hace referencia al trato que reciben las personas que no son musulmanes bajo un estado jurídico gobernado por el derecho musulmán, ndt]  más que su misma reforma. De hecho, frente a la creciente marea de corrientes musulmanas fundamentalistas, en las cuales esta noción genera discriminación, exclusión y violencia, la actualización se impone también en la sociedad, en la cual el islam siendo mayoría es desgarrada por la guerra, y también en Occidente, donde es minoría, aunque aspirando  a un rol político.

Consciente de la urgencia - y alentado, por lo que parece, por el presidente Abdel Fath al-Sisi, el gran imán de al-Azhar convocó al encuentro de El Cairo casi al mismo número de personalidades cristianas y musulmanas, llamadas a intervenir.

El Líbano, en todas sus comunidades y almas está ampliamente representado en este encuentro, en su característica peculiar de ser el único país árabe cuyo presidente es un cristiano. Luego es necesario agregar que el co-presidente musulmán del Comité nacional para el diálogo, Mohammad Sammak, es uno de los pernos portantes del congreso. En el grupo de las intervenciones cristianas figuraban personalidades prominentes, entre ellas el patriarca maronita, Card. Beshara Räi, arzobispo de Beirut, Boulos Matar, uno de los dos co-presidentes de la Fundación Adyan Fadi Daou, el ex ministro Tarek Mitri, el profesor Antoine Messarra, miembro del Consejo constitucional libanés, sin olvidar tampoco al ex jefe de Estado Amin Gemayel.

En general, subraya una fuente interna del congreso, al-Azhar reunió a los representantes de 12 Iglesias presentes en el mundo árabe, que van del patriarca caldeo Luois Raphel Sako al obispo luterano de Jerusalén, Younan Mounib “presidente de la Federación luterana mundial); un dato ejemplifica la voluntad del gran imán de reconocer la riqueza y la legitimidad de esta diversidad, tanto en el interior de las diversas Iglesias, como en el  mundo árabe mismo.

“Quien desconoce la contribución de los cristianos a la civilización árabe ignora la historia por completo” subrayó, en buena substancia, el secretario general de la Liga árabe en el discurso inaugural del Congreso, interviniendo sobre la noción de “dimitud” en el islam. Un concepto que pretende fundar sobre bases religiosas una presunta desigualdad cívica entre musulmanes, que el mismo imán de Al-Azhar luego reconoció como anacrónico y “no científico”.

El esfuerzo inherente en el intento de refundar la noción de ciudadanía y de pertenencia cívica sobre bases racionales se apoya, se un modo especial, sobre referencias históricas que se reomentan a los primeros tiempos del islam. Es evocado, en este contexto, el pacto de Medina sellado por el profeta Mahoma con las tribus hebreas y cristianas de la época. Por lo que parece este pacto pone en evidencia una sociedad igualitaria, en la cual los componentes gozan de los mismos derechos y son llamados tanto a una solidaridad recíproca en clave defensiva, cuanto a un vivir en común bajo la insignia de la paz.

Para el imán de Al-Azhar “todos los ciudadanos son iguales y los cristianos no pueden ser considerados como una minoría, un término caracterizado por connotaciones negativas”.

Para el presidente de la Fundación Adyan, el padre Fadi Daou, cuyo concepto de "ciudadanía inclusiva de la diversidad" comienza a ser escuela, la reforma de la noción de ciudadanía seguirá siendo incompleta, si ésta no va acompañada por una reforma de la noción de Estado. Y lo mismo se aplica al islam, si éste  no adopta el concepto de Estado “civil”.

Y es justamente este tipo de Estado, lo que el patriarca maronita Raï invocó en su intervención. El jefe de la Iglesia maronita habló de una solución que medie “entre la teocracia musulmana” caracterizada por la confusión entre lo civil y lo religioso, y la “ateocracía” occidental, caracterizada por su total divorcio. Al mismo tiempo, el patriarca subrayó las ventajas de una ciudadanía común “capaz de generar el sentido de pertenencia y en grado de asegurar un vivir juntos que él definió como “la esencia del modelo libanés”.

No contento de enfrentar este aspecto de la ciudadanía, el patriarca luego se dirigió -en su intervención- a una de las causas más profundas de la crisis geopolítica que sacude al mundo árabe: la sustitución del islam por el nacionalismo árabe, como motor de la historia. Así, él resaltó la necesidad de un renacimiento de la noción de "lo árabe" como “matriz de civilización” y lugar del cumplimiento de las libertades civiles, en oposición al Estado islámico (EI) y a la “Umma” como lugar de discriminación religiosa, incluso entre connacionales.

Por su parte, el jeque Abdel Dreiane afrontó el modelo del vivir juntos, del pluralismo y del reconocimiento del otro, pero se detuvo en el límite de un “Estado de naturaleza civil”, contentándose en hablar de Estado “del gobierno bueno y justo”. El Congreso hoy se reservó para las intervenciones de las personalidades civiles y políticas. La jornada está caracterizada por el discurso del presidente libanés Michel Aoun, que ha sido invitado oficialmente al simposio. El discurso será leído, en su lugar,  por el ministro Pierre Raffoul.

 

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