25/09/2021, 11.19
VATICANO-ASIA
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Dal Toso: 'En las Iglesias de Asia hay muchos signos de vitalidad'

de Giorgio Bernardelli

Habla el secretario adjunto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos: "Entregan misioneros al mundo, es una presencia viva incluso allí donde los números son pequeños, entablan un diálogo con las grandes religiones: se cumple la profecía de Juan Pablo II sobre el continente del tercer milenio".

Milán (AsiaNews) - La experiencia de las Iglesias de Asia puede enseñarnos mucho sobre el tema del diálogo con las grandes religiones. Pero el hecho de que en países donde los cristianos son una pequeña minoría nazcan vocaciones para anunciar el Evangelio fuera de sus fronteras es también un signo importante para toda la Iglesia. Es lo que sostiene el arzobispo Giovanni Pietro Dal Toso, secretario adjunto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. El domingo 19 de septiembre, en el Centro PIME de Milán, el prelado entregó el crucifijo a unos misioneros que partían hacia su primer destino.

 

Monseñor Dal Toso, ¿cómo ve el camino de la Iglesia en Asia hoy?

"Las situaciones cambian mucho de un país a otro, pero veo dos cuestiones fundamentales. En casi toda Asia tenemos Iglesias muy minoritarias, en algunos casos incluso microscópicas. Al observarlas, se entiende la definición del Concilio Vaticano II de la Iglesia como sacramento e instrumento de salvación: incluso una comunidad cristiana numéricamente muy pequeña es un signo de la presencia de Dios. La otra llamada es el diálogo con las grandes religiones: Asia tiene una vocación particular en esto. Ante todo, el diálogo, para encontrarse sobre la base de ciertos valores humanos y pautas éticas compartidas. Sin embargo, si no es estéril, creo que también sirve para aclarar mejor quiénes somos, para hacer surgir una visión de Dios. Y esta es una tarea igualmente importante".

Cuando se refería a Asia, Juan Pablo II decía que era el continente del Tercer Milenio para la Iglesia. Hoy, estas dos caras del testimonio de las pequeñas comunidades y del diálogo con otras religiones surgen cada vez más, incluso en las grandes ciudades de Occidente. ¿Fue una profecía la suya?

Absolutamente. Hoy vemos una gran vitalidad en varias Iglesias de Asia y en este sentido lo de Juan Pablo II fue una profecía. Pero es cierto: muchas situaciones que conocimos en Asia las estamos viviendo ahora en Occidente bajo otras formas. La presencia de los inmigrantes, por ejemplo, nos obliga cada vez más a confrontarnos con su rostro religioso. Por otra parte, incluso en Europa, el futuro de la Iglesia ya no depende de los números, sino de ser signo e instrumento de la presencia de Dios en medio de los hombres".

 

¿Cuáles son esos signos de vitalidad que ve en las Iglesias de Asia?

"Para medir esto, un criterio importante son las vocaciones: normalmente provienen de un terreno de fe, significa que hay jóvenes sensibles a una opción de vida radical, que hay una apertura profunda. En Asia, pues, nacen vocaciones no sólo para la Iglesia local, sino también al servicio de la Iglesia universal, como son los misioneros que van a otros países, Este es otro signo importante. En general, a pesar de las dificultades del contexto social y político en el que a menudo se encuentran los cristianos, en las Iglesias de Asia me parece ver un apego a la fe, su centralidad en la vida de las personas, que en las sociedades secularizadas de Occidente surge con mayor dificultad".

 

Usted es responsable de las Obras Misionales Pontificias en Roma. ¿Cuál es su tarea para Asia?

"Como en el resto del mundo, pretenden ser un motor de evangelización, un servicio a la Iglesia local para mantener vivo el impulso misionero. En la medida en que desea compartir el Evangelio, la Iglesia no se repliega. Las Obras Misionales Pontificias hacen una llamada a la universalidad: nos recuerdan que ninguna Iglesia vive para sí misma. Esto incluye también el reparto equitativo de los recursos económicos, para ayudar allí donde hay más necesidad, como ocurre en todas las familias. Pero, como me dijo uno de nuestros directores, hoy, conseguir que un obispo ponga a disposición un sacerdote para ir a la misión es más importante para nosotros que recaudar un millón de euros".

 

Si Asia está dando nuevos misioneros a la Iglesia, ¿por qué sigue siendo tan importante que los misioneros de Occidente vayan a Asia?

"Tener 2000 años de cristianismo a nuestras espaldas, con una fe que se ha asentado en la cultura, no es irrelevante para las Iglesias que reciben a estos misioneros. Esto puede verse, por ejemplo, en la formación del clero o de los agentes de pastoral: esta función no se ha agotado. Pero también vale para la reflexión teológica. En los primeros siglos, el cristianismo tuvo que lidiar con el helenismo, un proceso que también puede ser de gran ayuda para quienes hoy tienen que lidiar con otras culturas. Con la conciencia de que es necesario ayudar a las Iglesias locales a tener su propia expresión y la valentía de dejar que surjan cosas nuevas, siempre que sean el resultado de una confrontación seria con su propio contexto".

 

En este sentido, el proceso sinodal de dos años que está a punto de comenzar en las diócesis de todo el mundo, ¿puede ayudar a las Iglesias de Asia?

"Realmente creo que sí. El Papa lo repite con frecuencia: en la Iglesia no hay un modelo único, es un dar y recibir. También en los últimos sínodos ha habido importantes aportes de estas Iglesias. Todos podemos aprender de los demás".

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