01/05/2015, 00.00
VIETNAM – VATICANO
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El Vietnam de hoy a 40 años de la caída de Saigón

de Lee Nguyen
El 30 de abril de 1975 las tropas del Norte conquistaron la capital del Sur y pusieron fin a la guerra de Vietnam. Después de 40 años es sin duda un discreto “tigre” de la economía asiática y mundial, donde rige una economía capitalista junto a un comunismo de fachada, pero decidido en el control social. Para la Iglesia hay signos positivos, pero también persecuciones, vetos, censuras sobre todo hacia los obispos y sacerdotes. Sin embargo el país necesita la reconciliación que los cristianos pueden traer, para curar las heridas y las divisiones aún presentes.

Ho Chi Minh City (AsiaNews)- A 40 años de la caída de Saigón, el 30 de abril de 1975, el Partido comunista celebró aquella fecha con el más grande desfile militar jamás visto en el Sur, para marcar en la memoria el día en el cual las tropas del Norte conquistaron la ciudad y concluido la guerra, haciendo terminar la presencia militar americana. El devastador conflicto dejó 3 millones de vietnamitas muertos en ambos frentes y unos 60 mil soldados americanos. Mientras que muchos problemas permanecen irresueltos.

Cuarenta años

Hablando en el desfile de Ho Chi Minh City (que una vez se llamaba Saigon), el Premier Nguyen Tan Dung condenó los “innumerables bárbaros crímenes” cometidos por los Usa durante la guerra, que han causado “desmedidas pérdidas y dolores” al pueblo vietnamita y a la nación.

Hace 40 años, la noticia de este “Abril negro” aparecía en los primeros títulos de todos los periódicos del  mundo. Inmediatamente después, en los 10 años sucesivos, centenares de miles de “boat people” comprendidos numerosos católicos arriesgaron sus vidas huyendo del país en embarcaciones de fortuna en busca de democracia y libertad. Muchos de ellos volvieron a la patria recientemente para visitar a parientes y para iniciar empresas comerciales: muchos se resisten todavía a venir hasta que la dictadura no perderá definitivamente su poder.

Después de decenios de guerras amargas, que han llevado al país a la pobreza y al aislamiento, mucho ha cambiado. Los enemigos de un tiempo ahora son amigos y tienen relaciones diplomáticas. El Vietnam de hoy-según una investigación del Pew Research Centre- tiene la percepción más positiva del capitalismo, hasta más que la  misma Alemania, China, India o EEUU. De hecho, el país está regido por un comunismo de nombre solamente. Pero en todo caso, el Partido único controla todavía y en modo estrecho los medios y arresta a los disidentes políticos. Las autoridades encarcelan a aquellos que osan desafiar su dominio para defender en modo directo o en las redes sociales la democracia y la libertad religiosa. En el año 2014, si bien el país tratase de buscar la aprobación de EEUU para entrar en la Trans Pacific Partnerships (Tpp, un tratado de reglas e inversiones regionales), decenas de activistas fueron condenados con procesos –farsa sólo porque ellos han dado voz a pacíficas críticas contra el gobierno. Esto no parece disminuir.

Tiempos duros

También la Iglesia católica en Vietnam está frente a diversas dificultades desde los tiempos de la unificación entre el Norte y el Sur. Después de aquella fecha, en 1975, los comunistas de Hanói han dado el sí a una decidida supresión de las religiones. Ellos controlaban y observaban toda forma de asamblea, comprendidos los encuentros religiosos. El entonces obispo coadjutor de Saigón, Francis Xavier Nguyen Van Thuan (luego liberado, exilado y encargado por el Vaticano como presidente de Justicia y Paz, luego elevado al cardenalato por Juan Pablo II, ndr) fue encarcelado por el gobierno comunista vietnamita por 13 años, de los cuales 9 en aislamiento sólo porque él era un sobrino de Ngo Dinh Diem, el primer presidente del Sur Vietnam.

Después del 30 de abril de 1975, muchas actividades religiosas fueron eliminadas o prohibidas: como el ministerio pastoral, la educación en los seminarios, las obras caritativas y culturales. Varias propiedades de la Iglesia-como hospitales, conventos, monasterios, seminarios, casas de acogida y tantas otras- fueron secuestradas. El arzobispo emérito de Ho Chi Minh City, el card. Jean Baptiste Pham Minh Man, una vez en el año 2009, declaró que “Sólo en Saigón fueron confiscadas unas 400 propiedades de la Iglesia; 516 mil en toda la diócesis; (en el mismo período) los curas disminuyeron de 414 a 226 y los fieles de 516 mil a 387.184”.

El nuevo gobierno obligó a la Iglesia a cerrar más de 2 mil instituciones educativas, de los jardines para la infancia a las escuelas superiores, a los colegios universitarios, como el instituto pontificio S. Pío X en Da Lat, donde en pasado han estudiado el actual card. de Ho Chi Minh City y diversos otros obispos.

También Caritas Vietnam fue obligada a cerrar y bloquear todas sus obras desde el 1976 al 2008. Todavía hoy, a caritas Internationalis le está prohibido abrir una oficina en el país. De este modo la Iglesia no tenía nada para asistir a su pueblo: ni escuelas, ni educación, ni enseñanza del catecismo, ni hospitales para las curaciones, ni organizaciones de caridad para ayudar a los pobres y a los marginados. Pero la Iglesia no está debilitada por estas pérdidas, convirtiéndose a menudo en testigo de caridad en la profunda miseria de las personas.

Una nueva era para la Iglesia

La situación religiosa en Vietnam de hoy mejoró mucho, si la comparamos con el pasado. Ahora no es difícil ver en todo el país “una Iglesia viviente” llena hasta lo inverosímil de fieles también en las misas feriales. Los fieles pueden ir a la iglesia y encontrar con libertad a sus pastores, pueden encontrarse y organizar el estudio del catecismo y su apostolado. En la Iglesia católica, la práctica religiosa es altísima.

Las cosas parecen allanarse siempre más. Fueron permitidos algunos grandes mitin religiosos. En 2008, el gobierno restituyó 52 acres de terreno al santuario de Nuestra Señora de La Vang, confiscado en la provincia de Quang Tri. Las autoridades locales permiten hasta el encuentro anual de 1 millón de personas para la fiesta del santuario, el 15 de agosto, día de la Asunción de María. Llegó hasta el permiso para la construcción del nuevo santuario de La Vang que costará unos 25 millones de dólares Usa.

En diciembre de 2012, la 10° Asamblea plenaria de la Federación asiática de las conferencias episcopales (Fanc), en ocasión de los 40 años de su fundación, fue hospedada en Vietnam, con la presencia de personalidades vaticanas, permitida por el gobierno y la obligación de algunas restricciones en los medios por parte de los organizadores

Sólo hace 2 semanas, en el documento final después de si encuentro anual, la Conferencia episcopal de Vietnam declaró que la Iglesia está por a rir su primer universidad católica que será llamada “Instituto católico de Vietnam”. Esto sucede después que la educación católica fue dejada fuera por decenios del sistema educativo monopolizado por el Estado. Para la nueva institución, los obispos han ¡hasta pedido el título de “pontifico” a la Congregación vaticana para la educación católica!

De todos modos, el derecho constitucional de la libertad religiosa continúa siendo interpretado y aplicado en modo discontinuo. En algunas zonas las autoridades dejan un espacio relativamente amplio a la Iglesia. En otras, la Iglesia está sometida algunas veces a violencias y persecuciones por los gobernantes locales. Corrupción y burocracia ponen restricciones a la libertad de la Iglesia y a su crecimiento. En muchas diócesis impusieron límites a las estructuras educativas, a construir iglesias nuevas, a publicar material religioso, a hacer crecer los movimientos católicos, a incrementar el número de sacerdotes y hermanas, mientras crece la demanda religiosa.

El mes pasado, durante la misa crismal del Jueves Santo, mons. Paul Bui Van Doc, arzobispo de Saigón, anunció que la basílica de Notre Dame aceptó la oferta de ser restaurada en los próximos meses: sería la primera vez desde su consagración, en Pascua de 1880. En los mismos días, en la diócesis de Vinh y Kontum las autoridades locales han enviado policía y malhechores a destruir algunas capillas de oración, agrediendo a los fieles y al clero. En algunas zonas rurales es un verdadero problema recibir el permiso para construir una iglesia.

En el presente, para poner en dificultad a la Iglesia, el gobierno actúa restricciones, disuasivos, prohibiciones de manera sofisticada. El guante de seda del gobierno comunista esconde una barra de hierro para atacar a la Iglesia, considerada la única institución influyente y capaz- además del gobierno- de coordinar manifestaciones de masa, como las que se realizaron en el reciente pasado en los conflictos entre Estado e Iglesia sobre terrenos secuestrados.

Al inicio del año, el gobierno central aplaudió la decisión del papa Francisco de elevar a la púrpura cardenalicia al arzobispo de Hanói, Peter Nguyen van Nohn. Un anciano sacerdote, confía a AsiaNews: “El Partido comunista vietnamita aprovecha las movidas del vaticano para publicitar su política religiosa, como sucedió con la visita pastoral del card. Fernando Filoni, prefecto de la Congregación para la evangelización de los pueblos, en enero de 2015”. “El gobierno-agrega el anciano sacerdote que quiere se preserve su anonimato- trata de mostrar que hay un real mejoramiento de la libertad religiosa para ser reconocido como un aliado creíble en la comunidad internacional”.

Persecución y censura

No obstante esto, a menudo el gobierno envía representantes del Comité para los asuntos religiosos y del Ministerio de seguridad pública para encontrar a obispos y superiores de congregaciones religiosas para pedir ayuda y cooperación en remover a algún obispo o un sacerdote que ellos consideran como opositor del régimen.

Hasta hoy, la diócesis de Vinh long, en el sur, está sin obispo porque el último, Thomas Nguyen Van Tan, muerto el 17 de agosto de 2013, era un hombre con coraje que a menudo se oponía al gobierno en las disputas que se referían a los terrenos secuestrados en manera injusta.

Atros prelados vietnamitas y sacerdotes son famosos por su coraje frente a las violencias del gobierno: Joseph Ngo Quang Kiet, arzobispo emérito de Hanói, que se retiró en el 2010 a sus 58 años “por motivos de salud”, después de enormes presiones de las autoridades; mons. Micahel Hoang Duc Oanh de Kontum: el obispo emérito de Ninh, mons. Paul Mary cao Dinh Thuyen; mons. Nguyen Thai Hop, P.P. de Vinh; los padres redentoristas.

Es cierto también que en los últimos años, las relaciones entre Estado e Iglesia mejoraron: ahora hay un representante vaticano no-residente (no había ninguno desde el 19 de diciembre de 1975); se realizaron visitas de líderes vietnamitas en el Vaticano, encuentros bilaterales con el Papa Benedicto XVI y con el Papa Francisco en la esperanza de restablecer las relaciones diplomáticas. Pero no obstante esto, los católicos en Vietnam sufren aún malestares y discriminaciones.

El gobierno vietnamita mantiene todavía restricciones y control sobre el número de seminaristas, sobre la educación de ellos y sobre sus ordenaciones presbiterales. Ellos continúan a tener el poder de veto en los nombramientos episcopales decididos por la santa Sede.

El Estado, aún hoy, no aprecia los derechos y la contribución de los católicos. La Iglesia no tuene mucho espacio en los ámbitos sociales como la educación, las curaciones médicas, la caridad donde esta tiene mucha experiencia y grandes potencialidades.

El espacio para la prensa católica es restringido; ella vive en el miedo y en consternación, sobre todo porque ve la situación de persecución hacia sus colegas, especialmente los vietnamitas del Redemtoris Media Institute. Así, los sitios web católicos se reducen a publicar genéricas noticias religiosas, meditaciones y reflexiones espirituales.

Hoai Pham es un periodista católico, responsable de un sito web muy popular en Vietnam. En este momento vive en Ho Chi Minh City. Confiesa a AsiaNews: “Aquí tengo a mi familia y algunas veces tengo miedo que las autoridades me den fastidio si escribo algo crítico”. Así, Pham decidió “practicar la auto-censura”, porque “si me arrestan, nadie vendrá en mi ayuda”.

Pasaron 40 años de final de la guerra y muchas heridas de entonces se curaron superficialmente. Sin embargo, aunque si Ho Chi Minh City hoy respuira con el capitalismo, una cierta división es aún palpable. Una vez el Premier Vo van Kiet dijo: “Recordando la guerra (de Vietnam), 1 millón de personas se siente feliz; 1 millón de personas se siente loca”.

El re cuerdo de esto que sucedió sirve para aprender que Vietnam podría ser mejor y más próspero si ninguno sea tratado en modo injusto a causa de la propia fe u opinión. El mismo Kiet dijo. “La patria nos pertenece, no a los comunistas o a un grupo religioso o a una facción”.

Pham agrega: “Espero que este Año Santo de la Misericordia podamos abrir nuevas ´puertas para una reconciliación nacional y un tiempo propicio para el cambio y la cohesión de nuestro país”

En este tiempo, la Iglesia católica de Vietnam tiene una agenda a largo plazo. Esa está llamada a tener un acercamiento constructivo y de apoyo; al mismo tiempo debe mantener los recursos necesarios a los fieles para que “vivan el Evangelio en el corazón de la nación”. De este modo podrán también construir un Vietnam que sea fuerte y justo.

 

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