11/09/2021, 11.29
ASIA CENTRAL-AFGANISTÁN
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El nuevo gobierno talibán preocupa a los países de Asia Central

de Vladimir Rozanskij

Tayikistán es uno de los más reticentes. El gobierno de Dusambé se prepara militarmente y pide que intervenga la comunidad internacional. Uzbekistán está más abierto al diálogo, pero cuenta con el ejército mejor equipado de la región. Los talibanes destacan sus buenas relaciones con Taskent.

Moscú (AsiaNews) - En los últimos días, el presidente de Tayikistán, Emomali Rakhmon, hizo un llamamiento a sus compatriotas y a la comunidad internacional, y pidió que se tomen medidas adecuadas para hacer frente a la crisis en Afganistán. El nuevo gobierno de Kabul está formado únicamente por representantes talibanes. Los nuevos gobernantes afganos no han cumplido sus promesas de respetar los distintos elementos étnicos y sociales del país (donde la etnia tayika es significativa), y han demostrado ser poco confiables. Todos los países de Asia Central comparten las preocupaciones de Rakhmon, en las que también se percibe el pensamiento del Kremlin.

Tayikistán acaba de celebrar 30 años de independencia post soviética. El 9 de septiembre, las autoridades tayikas organizaron un gran desfile militar por las calles de Dusambé. Ante un despliegue de armas y soldados, Rakhmon advirtió que "la situación en Afganistán afecta a toda la región, y pone en riesgo nuestra seguridad". El día anterior, durante la ceremonia principal por el trigésimo aniversario, el presidente tayiko había subrayado la necesidad de que Afganistán forme un gobierno en el que participen todos los grupos étnicos. "Me sorprende que las instituciones de derechos humanos del mundo permanezcan en silencio y no reaccionen de ninguna manera para defender los derechos de los afganos", dijo Rakhmon.

Sin embargo, el mensaje del gobierno de Uzbekistán a los talibanes fue bastante diferente. En un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores, Taskent expresó "la esperanza de que las decisiones tomadas por el nuevo ejecutivo puedan ser el comienzo de un gran acuerdo nacional para la restauración de una paz estable en todo el país". Los diplomáticos uzbekos se mostraron dispuestos a "desarrollar un diálogo constructivo y activar una cooperación efectiva con el nuevo gobierno afgano".

El politólogo tayiko Parviz Mullodžanov señaló en Nezavisimaja Gazeta que "el enfoque dialogante de Uzbekistán no parece más productivo que el de Tayikistán, que se muestra reticente. En la década del ‘90, Dusambé mantuvo buenas relaciones con los talibanes, pero esto no impidió las incursiones de sus cómplices, los guerrilleros salafistas del afgano-uzbeko Juma Namangani'. Según Mullodžanov, los talibanes son incapaces de mantener un acuerdo. Es precisamente su experiencia pasada lo que preocupa a los tayikos, por no hablar de su histórica hostilidad hacia la etnia pastún.

Más de 30 organizaciones yihadistas operan bajo el control de los talibanes, entre ellas los salafistas, muy extendidos en otros países de Asia Central. El 10 de septiembre, Taskent realizó una redada contra una de estas organizaciones. Muchos blogueros se dedican a difundir la ideología islamista radical de sello talibán en las redes sociales. Las precarias condiciones económicas de las naciones centroasiáticas aumentan la probabilidad de nuevos conflictos, y los yihadistas estarían en su elemento.

La postura más dialogante de Taskent se fundaría en una mayor confianza en sus propias fuerzas en el territorio. Según muchos expertos, el ejército uzbeko es el más poderoso de toda Asia Central: actualmente cuenta con 70.000 soldados, cuya gran mayoría tiene experiencia combatiendo en los últimos enfrentamientos, especialmente en la ciudad minera de Yangiabad y en la ciudad kirguisa de Bakten. Además, en los últimos cinco años modernizó su arsenal y su tecnología bélica, luego de que Šavkat Mirziyoyev sustituyó al primer presidente histórico Islam Karimov.

Después de los ataques talibanes del mes de agosto, el ejército uzbeko se puso en alerta máxima. Se sabe que, tras la toma de Kabul, varios miembros y colaboradores del gobierno depuesto se trasladaron a los países vecinos. Muchos soldados afganos repararon en Uzbekistán, trasladando consigo armas y equipo militar, incluyendo aviones y helicópteros.

Sin lugar a dudas, los soldados y las armas que pasaron al servicio de Taskent exceden con creces las cifras de los informes oficiales. Los uzbekos no aclaran cuál será su destino, aunque el 20 de agosto se afirmó que, tras las negociaciones con los talibanes, “repatriaron a 150 afganos que ingresaron ilegalmente a Uzbekistán".

En la frontera uzbeka, que discurre a lo largo del río Amu Darya, los talibanes han instalado equipos especiales para recoger datos biométricos. Ahora es imposible cruzar en ambas direcciones sin permisos especiales. Los fundamentalistas afganos afirman que con Uzbekistán, “las relaciones son de buenos vecinos, procurando favorecer los intercambios comerciales”, pero no especifican de qué tipo de bienes; seguramente se trata de productos alimenticios y automóviles, pero es probable que haya mucho más en juego.

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