11/05/2018, 15.38
IRAK
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Elecciones en Irak: economía y seguridad, los temas centrales. Líder cristiano: se vota por el cambio

Mañana, el país acude a las urnas para renovar 329 escaños parlamentarios. De éstos, 83 están reservados a las mujeres y nueve a las minorías, de los cuales cinco van a los cristianos. Chiitas, sunitas y kurdos, con divisiones internas. Yonadam Kanna: “vamos rumbo a mayorías políticas, y no sectarias”. El patriarcado caldeo hace un nuevo llamamiento a la participación.

Bagdad (AsiaNews) – Mayor seguridad, oportunidades laborales para un número de personas cada vez más amplio y el relanzamiento de la economía, dañada por años de violencia y conflictos, tanto internos como regionales, que han determinado crisis profundas y el empobrecimiento general de la población. Son éstos los elementos que revisten mayor interés para los ciudadanos iraquíes, llamados a acudir a las urnas mañana, 12 de mayo, para las elecciones políticas en las que serán renovados los 329 miembros del Consejo de representantes (el Parlamento unicameral). Luego, los diputados serán llamados a formar el nuevo Ejecutivo, y a elegir el futuro presidente, citas cruciales que habrán de trazar el Irak del futuro próximo.  

Serán casi 20 millones los ciudadanos habilitados a votar, diseminados en las 18 provincias del país; los electores podrán elegir entre 6.990 candidatos en total, que expresan a 87 partidos, listas o movimientos. A las mujeres –poco más de 2.000 candidatas- les está reservado el 25% de los escaños (83), en tanto a los kurdos se les asignan 46; otros nueve escaños están reservados a las minorías religiosas, de los cuales cinco van a los cristianos.

Las elecciones parlamentarias del 12 de mayo son las cuartas desde la invasión estadounidense del 2003, que condujo a la destitución del ex rais Saddam Hussein; además, se trata de la primera cita electoral desde el ascenso y posterior derrota del Estado Islámico (EI, ex ISIS), el movimiento ultra-radical sunita liderado por el “califa” Abu Bakr al-Baghdadi, que durante más de dos años controló prácticamente la mitad del territorio del país.

En los últimos años, la lucha contra el ISIS ha representado un elemento unificador, en una nación que siempre había estado fragmentada a causa de conflictos étnicos y confesionales. Sin embargo, hoy en día el panorama político e institucional parece estar dividido incluso dentro del campo chiita, sunita y kurdo, y las dirigencias de las diferentes coaliciones están dominadas por los mismos políticos que gobiernan las filas de Irak desde hace tiempo.

Al ser interpelado por AsiaNews en la vigilia de la votación, el parlamentario cristiano Yonadam Kanna, líder de la Rafidain Coalition (el Movimiento democrático asirio), cuenta que rige un clima “de gran desconfianza y desilusión” en el electorado, tanto “hacia el gobierno” como “hacia los principales partidos”. Un descontento que es dictado por una situación económica y social problemática, frente a la cual “las personas comunes quieren responder contribuyendo en primera persona al cambio”, a través del voto. Y agrega que la esperanza es “llegar un día al surgimiento de un Estado civil, regido por el derecho”.

“Estoy profundamente convencido – prosigue Yonadam Kanna – de que la elección podrá ser el motor para propulsar un gran cambio, hacia el principio de mayorías políticas, y no sectarias. Esto [se vuelve posible] porque los bloques de otra época hoy están divididos y fragmentados, y ello representa un paso positivo para el futuro de Irak”. Por último, el líder cristiano excluye que las tensiones regionales vayan a tener repercusiones en los comicios iraquíes, tras la decisión del presidente de los EEUU Donald Trump de cancelar el acuerdo en materia nuclear iraní. “Una medida –comenta- que no tiene ninguna influencia sobre los electores o sobre los votos en Irak”.  

En cuanto al tema de la fragmentación, las mayores divisiones se registran en el campo chiita: las ambiciones del ex premier Nouri al-Maliki de recuperar un rol central (encabezando el partido Dawa), chocan con el objetivo del Primer ministro saliente  Haider al-Abadi - protagonista de la ofensiva contra el Estado islámico – de permanecer en el poder. Este último se presenta con una coalición propia (NASR) y en los últimos meses, ha vaciado al Dawa de potenciales rivales, sustrayendo numerosos (y prestigiosos) candidatos de sus filas.  

Semanas atrás, hemos comentado la “extraña alianza” surgida entre fidelísimos del líder radical chiita Moqtada al-Sadr y comunistas. En cuanto al frente sunita, han quedado archivadas las amenazas del pasado que llamaban al abstencionismo, pero probablemente permanece una inconsistencia política a causa de las profundas divisiones internas. Convertida ya en minoría, en las elecciones del 2018 los sunitas tampoco han sabido unirse bajo un único bloque capaz de representar las aspiraciones del país en el Parlamento.

Los kurdos han ocupado un rol clave en las elecciones del 2010 y del 2017, haciendo valer su peso, incluso en la elección del Primer ministro. Sin embargo, el intento de la plana de líderes kurdos y de la familia Barzani de llegar a la independencia a través de un referéndum (con la mayoría de votantes a favor, pero cancelado luego de la intervención del gobierno central y de la magistratura en Bagdad) ha dado pie a nuevas divisiones y luchas de poder. Con Kirkuk bajo el control de la autoridad central de gobierno, a los kurdos parecen quedarles pocos espacios de maniobra para incidir realmente en el futuro político de la nación.

Mientras tanto, la cúpula de la Iglesia iraquí hace un nuevo llamamiento, pidiendo la participación en las elecciones y optando “por todos aquellos que puedan servir mejor” a los ciudadanos y a la patria. El 6 de mayo pasado, en todas las iglesias del país, al término de la misa, los oficiantes leyeron un mensaje firmado por el patriarca mar Louis Raphael Sako. El primado caldeo pidió “rezar por el éxito electoral” y para que no se registren hechos de violencia en las sedes. Al próximo Parlamento –advierte el prelado- tocará la tarea de “erradicar la corrupción y trabajar para la reconstrucción y la reconciliación” mediante el fortalecimiento de la ciudadanía y del Estado de derecho, librando la nación de las “presiones” regionales e internacionales.  (DS)

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