07/10/2020, 10.42
RUSIA
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En Moscú, consagran obispo católico a Nikolaj Dubinin

de Vladimir Rozanskij

Es el primer obispo de etnia rusa y rito latino en la historia de la Iglesia Católica. El nuevo pastor residirá en San Petersburgo, y velará por la zona del noroeste y del oeste de la diócesis. En la celebración estuvieron presentes los obispos católicos de Rusia. La ausencia de mons. Tadeusz Kondrusiewicz, arzobispo de Minsk, declarado “persona non grata” en la  Bielorrusia de Lukašenko, y en la Rusia de Putin. No hubo proselitismo. 

 

Moscú (AsiaNews) - El Domingo 4 de octubre, en la fiesta de San Francisco de Asís, consagraron obispo católico auxiliar de Moscú a Nikolaj Dubinin. El rito se desarrolló en la catedral de la Inmaculada Concepción. El nuevo obispo, el primero de etnia rusa y rito latino en la historia de la Iglesia Católica, recibió el título de la antigua diócesis de las Aguas de Bizacena. La ceremonia de consagración estuvo presidida por mons. Paolo Pezzi, italiano, arzobispo de la catedral de la Madre de Dios, en  Moscú. Lo acompañaron el obispo de la catedral de la Transfiguración -  en Novosibirsk - el ruso-alemán  mons. Josif Werth, y mons. Cyril Klimowicz, polaco y obispo de San José, en Irkutsk. Concelebraron casi 50 sacerdotes, provenientes de las cuatro diócesis católicas rusas, junto a varios hermanos conventuales, co-hermanos del flamante obispo, y otros religiosos. 

El nuevo obispo residirá en San Petersburgo, ya que mons. Pezzi le ha encomendado la tarea de seguir la zona del noroeste y oeste de la arquidiócesis, que comprende “la capital del norte” y sus alrededores, incluyendo importantes ciudades como Novgorod y Pskov, y también el enclave báltico de Kaliningrado, la antigua Könisberg prusiana. Además, mons. Dubinin completa la Conferencia episcopal de los obispos católicos rusos: por primera vez, esta reunió a cinco obispos en la ciudad de Moscú, luego de la consagración episcopal. 

Al felicitar al nuevo co-hermano, mons. Pezzi expresó el deseo de que “la bendición, el anuncio del Evangelio y la obra de evangelización, el testimonio de Cristo, sean las principales preocupaciones de tu nuevo ministerio… los  obispos católicos de la Federación Rusa estamos felices de recibirte en nuestro colegio; que esta comunión te acompañe en el servicio al pueblo de Dios”. 

La designación de Dubinin despertó gran interés en la opinión pública del país. En los días previos a la consagración episcopal, él concedió varias entrevistas a la prensa rusa. Hablando con los corresponsales de Ria Novosti, el nuevo obispo aclaró que “en la historia anterior a la revolución vemos que varios obispos eran ciudadanos de Rusia, aún cuando no eran de etnia rusa, sino principalmente polaca, como la mayoría de los fieles”. El renacimiento religioso ruso comenzó en 1991, y también fue así para los católicos, tras la caída de la Unión Soviética. En ese período, solo dos iglesias permanecieron abiertas en Moscú y en Leningrado, pero funcionaban como mera “fachada”.

Los primeros obispos nombrados en 1991 eran ciudadanos soviéticos: mons. Werth, que actualmente se desempeña como obispo en Novosibirsk, y anteriormente fue administrador apostólico de toda Siberia (que sigue siendo la diócesis más vasta del mundo); el administrador de la Rusia europea era mons. Tadeusz Kondrusiewicz, actual obispo de Minsk y metropolitano de toda Bielorrusia. Este último debía concelebrar en la consagración de Dubinin, pero se encuentra exiliado en Polonia y Lituana, tras ser declarado “persona no grata” en Bielorrusia (por Lukašenko) y en Rusia (por Putin). 

Mons. Dubinin explicó a los periodistas que “el desafío de la Iglesia católica rusa es anunciar al mundo la alegría del Evangelio, como proclama papa Francisco; la alegría que la vida de la fe y sus valores traen a la vida de todas las personas, creyentes y no creyentes… es la santificación de la sociedad”. La Iglesia católica rusa, aún cuando sea una pequeña minoría “contribuye positiva y creativamente a la vida de la sociedad de la que es parte integrante”. El lema elegido por Dubinin es “apresúrate a hacer el bien”, una frase que evoca las exhortaciones de san Pablo a los Tesalonicenses, y que era empleada por el famoso “santo médico” de Moscú, el católico Friedrich Haass, a principios del siglo XIX. 

Por otro lado, casualmente en estos días, los históricos edificios donde funcionaban las obras caritativas de Haass - cuya causa de canonización está avanzando - quedaron en el centro de una polémica: tras ser restituídos a la Iglesia católica (luego de una larga batalla legal e incesantes reclamos de los fieles), ahora la curia diocesana de Moscú estaría vendiendo los inmuebles.

El nuevo obispo rechaza las acusaciones de proselitismo que tantas veces recibieran los católicos en el pasado. Destaca que jamás se intentó quitar fieles a los ortodoxos y que tampoco había intenciones de “catolizar Rusia”, aún cuando la Iglesia, por su naturaleza, “siempre está abierta a todos los hombres que buscan a Dios, y nosostros no tenemos derecho a cerrar esa puerta”. 

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