24/03/2015, 00.00
IRAN
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Es hora de llegar al acuerdo con Teherán, aliado confiable en la lucha contra el Estado islámico

de Bernardo Cervellera
Un borrador de acuerdo sobre el nuclear iraní, debería estar listo para el 31 de marzo. Pero los republicanos Usa, Israel y Arabia saudita están netamente en contra. Los motivos “secundarios” de su oposición. Con Hassan Rouhani Irán quiere volver dentro de la comunidad internacional. La función mediadora de Teherán en Medio Oriente. El nuncio vaticano: “No hay un sola prueba que Irán esté preparando una bomba nuclear”.

Roma (AsiaNews)- Esta semana es crucial para llegar a un acuerdo sobre el nuclear iraní. Las grandes potencias (los 5+1: Usa, Rusia, Gran Bretaña, Francia, China y Alemania) y los representantes de Teherán se reúnen mañana en Lausana (Suiza) para llegar dentro del 31 de marzo a un acuerdo o un borrador de acuerdo que tranquilice a la comunidad internacional sobre el uso pacífico de programa nuclear iraní y cancele las sanciones económicas y financiar a quien fue sometido Irán en los últimos 30 años.

A partir del 26 de marzo, los diálogos serán seguidos también por John Kerry, secretario de Estado Usa y por el  ministro de Exteriores iraní, Mohammed Javad Zarif. Ambos han expresado cauto optimismo sobre un posible acuerdo, que podría ver su forma definitiva el próximo 30 de junio.

Pero está quien rema contra. Está ante todo en los Usa una fronda republicana dirigida por el senador John McCain, que juró que “hará todo lo posible que esté en nuestro poder” para firmar el acuerdo o para someterlo al voto del Senado donde los republicanos tiene la mayoría.

Otro gran enemigo del acuerdo es Israel y su Premier, Benjamín Netanyahu, que llegó hasta amenazar un ataque aéreo contra los lugares atómicos de Teherán. Israel está acusado hasta de haber espiado el proceso de los diálogos para encontrar modos de bloquearlo o debilitarlo. Toda la campaña electoral de Netanyahu se basó sobre la “amenaza iraní” y sobre “la pesadilla nuclear”, sin tocar los temas más cercanos cuales la economía y excluyendo la cuestión de la paz entre Israel y Palestina.

Está también Arabia saudita. Ayer el jefe de la diplomacia saudita, Saud Al-faisal, declaró que no era necesario hacer “un acuerdo con Irán, pues éste, no se lo merece”, dado que Teherán “difunde políticas agresivas en la región, interfiere en modo constante en los asuntos de los países árabes y trata de suscitar conflictos confesionales”

La impresión que se tiene es que los enemigos del acuerdo tengan motivos ulteriores al acuerdo mismo y las dificultades que ellos ponen delante, no están estrictamente ligados al programa nuclear iraní.

En cuanto a su real consistencia y amenaza, los miembros del Aiea, la agencia Onu para la atómica, siempre han afirmado que en las visitas a los diversos lugares sospechados donde se enriquecía uranio en función militar, jamás han encontrado elementos peligrosos. El mismo Netanyahu, que hace 3 años en la Onu había declarado que Irán tendría la bomba nuclear en pocos meses, fue desmentido por la inteligencia israelí. El nuncio Leo Boccardo, el pasado abril, en Teherán- que fue por diversos años observador vaticano en la Aiea de Viena- dijo a AsiaNews que “en toda la documentación de la Aiea, en las centenares de inspecciones por ella hechas, no existe ni una sola prueba que Irán esté preparando una bomba nuclear”.  

Es verdad que Irán, sobre todo durante la presidencia de Mahmud Ahmadinejad, no hizo nada para cancelar las sospechas del mundo, reivindicando el derecho a la bomba a la par de Israel (único país de Medio Oriente con bombas nucleares), frenando las visitas de la Aiea, amenazando a Israel, negando el Holocausto. Pero, el Irán de Hassan Rouhani parece con deseos de ser admitido en la comunidad internacional, lanzando señales aseguradoras en todas direcciones: hacia Israel, los EEUU y hasta Arabia saudita.

Irán está desarrollando también una obra de mediación en el Medio oriente. Gracias a esto, Bashar Assad subscribió la Convención sobre las armas químicas y desarmó su arsenal. Teherán redujo el poder de las milicias religiosas chiíes en Irak, ayudando a la creación de un gobierno más inclusivo también con los sunnitas. Es más, está combatiendo las terribles violencias del Estado islámico (Isis) en Irak y Siria. Justamente este último compromiso, de algún modo hace que Teherán esté más cerca de occidente de cuánto lo esté Arabia saudita, que mantiene una profunda ambigüedad en su posición hacia el Estado islámico.

Y si también tuviésemos que evaluar las cosas del punto de vista de la libertad religiosa garantizada a los cristianos, Teherán ganaría sin duda. En Arabia saudita está prohibido edificar iglesias (no existen); está prohibido usar signos religiosos; está prohibido tener imágenes en las propias casas; están prohibidos los encuentros religiosos en las casas privadas. En Irán las iglesias no tienen libertad para misionar, pero por lo menos pueden existir: hay iglesias, encuentros, oraciones y los cristianos viven con toda seguridad.

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