05/04/2016, 13.45
TURQUÍA
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Gracias a Erdogan, Turquía se encuentra al borde del abismo

de Ömer Önder

El presidente turco no quiere recibir "lecciones de democracia" de nadie. Mientras tanto, en el país se detiene a periodistas, se acusa de terrorismo a los parlamentarios y académicos. Hasta hace pocos años, Erdogan parecía querer sumarse a la Unión Europea, manteniendo el respeto por los derechos humanos y las minorías religiosas. Ahora parece ir más bien rumbo a una cuasi-dictadura. 
 

Ankara (AsiaNews) - Al regresar de un viaje a los Estados Unidos, el presidente, Recep Tayyip Erdogan, criticó fuertemente a Occidente por querer dar "lecciones de democracia" a Turquía. En una reunión celebrada ayer con la Media Luna Roja de Turquía, dijo: "Los que tratan de darnos lecciones de democracia y sobre los derechos humanos primero deben mirar su propia vergüenza". Es probable que esta frase se refería a los comentarios del presidente Barack Obama, que calificó de "muy preocupante" el curso turco en defensa de la libertad de prensa. El gobierno de Erdogan es acusado por varias partes de autoritarismo. En los últimos meses ha bloqueado periódicos, ha arrestado a periodistas, ha acusado de terrorismo a los parlamentarios kurdos, ha puesto bajo acusación judicial a estudiosos universitarios. Este juego peligroso es probable que conduzca al país a la ruina.

Turquía se está alejando cada vez más de la integración con la Unión Europea, la adhesión a las libertades fundamentales, los derechos humanos y la libertad de la prensa. Esto se llevaba a cabo en el año 2011, cuando el AKP, el Partido de la Justicia y del Desarrollo de Recep Tayyip Erdogan, ganó las elecciones por tercera vez.

El apoyo popular a Erdogan y el AKP en todas las elecciones desde 2002 ha sido sobre todo una victoria contra el dominio de los militares, que han sofocado durante décadas al país.

En el 2002, Erdogan ganó la elección en una Turquía que salía de a poco de una grave crisis económica, un golpe de Estado post-moderno en 1997, que había dejado muchas heridas. Se había prometido trabajar por la entrada de Ankara en Europa, por el fin de la protección militar, por la justicia y por una recuperación económica.

Por lo tanto, la base musulmana conservadora y moderada del AKP ha encontrado el apoyo de muchos votantes desilusionados de la izquierda y de los liberales, que pensaron que Turquía necesitaba un nuevo impulso con reformas sociales y económicas.

Muchos grupos religiosos han apoyado al AKP. Entre ellos, el movimiento Hizmet, inspirado por el erudito islámico Gülen, ahora en el exilio autoimpuesto en Pensilvania. Todos estos grupos exigieron una Turquía más libre, capaz de hacer frente a las heridas del pasado, como es el caso del problema kurdo, y capaz de trabajar por un futuro de prosperidad.

Los turcos estaban casi hipnotizados por la retórica enérgica de Erdogan, que combina tonos patrióticos y conservadores, junto a valores occidentales y modernos. Su ascenso fue coronado por un referéndum el 12 septiembre 2010 - 30 años después del golpe militar de 1980 - lo que le permitió cambiar sustancialmente la Constitución redactada por los militares en 1982.

La victoria del referéndum, que llevo a terminar con la influencia de los militares en Turquía, sin embargo, ha creado una dificultad para Erdogan y sus asociados: ahora no había más enemigos contra los que lanzar a la gente tras el AKP.

El problema se volvió evidente a partir de las elecciones de 2011, que marcan el inicio del alejamiento de Erdogan y del AKP del camino de la democracia, que se caracterizó por fuertes discursos del entonces primer ministro contra los enemigos reales o presuntos, tanto en casa como en el extranjero.

Gracias a la red de medios de comunicación bajo su control, Erdogan comenzó a demonizar diversos sectores de la sociedad turca, incluyendo a los armenios cristianos, los judíos, los griegos, los kurdos, los chiíes.

Incluso la tan elogiada política de "no hay problemas con los vecinos" de Turquía se ha hizo añicos, y el AKP comenzó a dañar los lazos con las naciones del entorno. Por ejemplo, las relaciones con Israel fueron interrumpidas después de la intervención del Mavi Marmara, el buque lleno de ayuda que quería violar el embargo de Gaza.

En 2011, tras el intento de la Primavera Árabe de derrocar a Bashar al Assad, el AKP se ha convertido también en un duro crítico del presidente sirio. Y ahora, en sus fronteras, se encuentra con unos tres millones de refugiados sirios que huyen de la guerra civil.

Turquía está ahora también lejos de Egipto, la populosa nación árabe en el Mediterráneo, luego de que Erdogan públicamente criticara al presidente Abdel Fattah al-Sissi, apoyando a la vez a Mohammed Morsi, un miembro de los Hermanos Musulmanes, derrocado por al-Sissi y por los levantamientos populares en el año 2013.

El verdadero autoritarismo de Erdogan comenzó después de las protestas de Gezi Park en junio de 2013, cuando hubo manifestaciones contra el plan del AKP para construir edificios de estilo otomano en la zona del parque de la plaza Taksim. Mientras que la policía fue criticada por el uso de fuerza excesiva, Erdogan la elogió, diciendo que la represión de las manifestaciones había sido "heroica".

La mayor protesta contra un gobierno en la historia de la República de Turquía, y el primer desafío serio al poder de Erdogan han causado una división aún más profunda en un país ya de por sí polarizado. Erdogan acusó a los manifestantes de terrorismo y de intentar derrocar su gobierno. Al menos 11 personas, muchos de ellos jóvenes manifestantes, murieron en enfrentamientos con la policía.

La demonización de Erdogan llegó a su culmen en diciembre de 2013, cuando se llevaron a cabo dos investigaciones de corrupción en relación con los ministros del gobierno, con altos dignatarios de la burocracia y hombres de negocios con fuertes lazos con el AKP.

Para Erdogan las investigaciones fueron instigadas por el movimiento Hizmet, al que acusó de intentar un golpe de Estado contra el gobierno. Por esto, se inició una guerra contra el movimiento, llegando a decir en 2014 que "si acusar a las personas que traicionan a esta nación  se llama una 'caza de brujas', entonces sí, vamos a realizar una caza de brujas".

Erdogan también inventó el término "estado paralelo" o "estructura paralela" para referirse a los miembros del movimiento Hizmet, instigando una serie de operaciones policiales contra el grupo. El último en orden de tiempo es el cierre del diario Zaman, el periódico turco de mayor difusión, diciendo que tiene lazos con Hizmet. Turquía tiene más de 30 periodistas en prisión y más de 1.800 casos contra individuos acusados ​​de insultar al presidente.

En 2014, Erdogan se convirtió en presidente con el 52% de los votos, lo que le permitió un paso más en su programa autoritario y en su visión de un sistema presidencial que suplanta al sistema parlamentario utilizado hasta la fecha.

De todos modos, a pesar del ostracismo que sufre Turquía en el extranjero y las tensiones internas en relación con la realización del sistema presidencial, la mayor dificultad para Turquía sigue siendo el problema kurdo.

En el 2013, el gobierno turco encabezado por Erdogan estableció un acuerdo con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Este pacto debía abrir un proceso a través del cual garantizar más derechos y autonomía a la minoría kurda, reprimida durante tanto tiempo, a cambio de un alto del fuego después de 30 años de irredentismo violento que resultó en la muerte de más de 40.000 personas.

El cese del fuego fue violado por el PKK en julio de 2015, un mes después de que el AKP - siempre bajo el control de Erdogan - perdió su mayoría en el Parlamento, que mantenía desde el año 2002. Entre los ataques del PKK y la pesada represalia de Erdogan contra la población kurda en el sureste, parecía que Turquía estaba deslizándose hacia una guerra civil. El retorno a las alarmas del PKK  y las represalias de Erdogan son vistas por muchos como una táctica del presidente para causar el caos y empujar a la gente a votar por el AKP en las elecciones anticipadas de noviembre pasado.

Al AKP le preocupaba que estas elecciones reprodujeran los mismos resultados que los de junio, cuando perdió el poder. Dada esa situación, se volverían a abrir investigaciones de corrupción contra miembros del AKP y los miembros de la familia del presidente. El alarmismo de Erdogan y sus represalias han pagado y el AKP ganó el 49% de las bancas parlamentarias, lo que permite al aguerrido Presidente continuar empujando al país al borde del abismo, tan sólo para mantener el equilibrio de poder y escapar de las  investigaciones, que podrían llevar a la cárcel a los miembros de su familia.

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