16/11/2016, 13.04
SIRIA
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Idlib, niños raptados para tráfico de órganos. El nuevo negocio de los yihadistas

Después de los objetos arqueológicos y el petróleo, la nueva fuente de enriquecimiento para los movimientos extremistas de Siria es el tráfico de órganos. Han sido señalados diversos casos de desaparición de menores en los pueblos de la provincia. Los niños secuestrados son enviados a Turquía. Un fenómeno que los mismos medios de Ankara habían denunciado en el pasado, antes de la censura impuesta por Erdogan.

Idlib (AsiaNews)- Después del tráfico de objetos arqueológicos, de petróleo y de armas llega ahora desde la martirizada Siria, y desde Idlib (en el noroeste del país) en particular, una noticia que es fuente de gran preocupación. Se trata del tráfico de los órganos extraídos a los niños raptados a plena luz del día por grupos de “desconocidos” que logran circular impunes sin ser molestados siquiera en los bloqueos viales ni en los controles colocados por las milicias armadas de Jeissh el Fath (Ejército de las invasiones islámicas).

Las familias que lograron salvar a sus hijos del enrolamiento forzado, impuesto por el imán saudita Abdallah Al Muhasni en la periferia y en los pueblitos alrededor de la ciudad de Idlib, ahora viven aterrorizados. De hecho, recientemente, la ciudad registró un aumento notable del número de niños raptados o “retenidos” por estos grupos de desconocidos.

El número de secuestros de menores registrados en el curso de las últimas dos semanas fue de 15 niños, o sea de un niño por día, que desaparece de la nada. Las desapariciones fueron en las siguientes localidades, alrededor de Idlib: Kafaruma, Jidar, Yakfalun, Atma, Jissr el Shughur, Al Fukayea.

En Kfarbatikh, en cambio, se realizaron dos intentos de secuestro, que no se concretaron gracias a la rápida reacción de los habitantes, que fueron alarmados por los gritos de auxilio. Los raptores lograron escapar dejando libres a sus presas. Diversa fue la suerte de Mohammad Ibrahim Yasser, un adolescente de 14 años, exiliado que huyó de Mork junto a sus padres para no ser enrolado por la fuerza por los yihadistas. El joven fue en cambio raptado en Maarat El Naaman, delante de la casa de sus padres, en la tarde de ayer.  

La semana pasada hubo otro caso, que fue frustrado y terminó con éxito: una niña fue secuestrada por desconocidos y la hicieron subir por la fuerza a un minibús de color blanco en el pueblito de Sarmanda, en el norte de la ciudad de Idlib. El rapto provocó la solidaridad y la reacción inmediata de todos los habitantes del pueblo, que persiguieron al vehículo y luego logaron detenerlo en el cercano pueblo de Al Dana.

Los habitantes liberaron a la niña, de 10 años y entregaron a sus raptores a las fuerzas de seguridad de las milicias de Jabhat Fath el Sham (Frente de la invasión de Damasco), conocidas en el pasado como al-Nusra (emanación de al-Qaeda en Siria).

El mismo día en Dana fue raptado un joven de treinta años, Muhamad Kasem Najla, de quien se piensa haya sido usado también para la exportación y el tráfico de órganos. A pesar de que los culpables fueron encarcelados, ellos desaparecieron de la nada sin dejar rastro alguno, y ni siquiera fueron interrogados o juzgados.

Los niños, que en Oriente Medio normalmente juegan en las calles cerca de sus casas, han renunciado a estas costumbres; padres y familias de los alrededores de Idlib evitan lo más posible que sus hijos salgan de sus casas. Además, son cada vez menos los niños que van a la escuela o están dedicados al trabajo de menores, una práctica que en el pasado estaba muy difundida en la zona.

Muchas familias que se establecieron alrededor de Idlib para escapar del asedio directo de los integristas se desplazan ahora hacia la ciudad de Hama, considerada más segura en lo que se refiere a los “secuestros” y donde el tráfico de órganos no está aún difundido. En las redes sociales aumentan las advertencias dirigidas a los padres para que vigilen más a sus hijos menores, que corren el riesgo de ser secuestrados para el tráfico de órganos. La invitación es no dejar salir a los menores de la casa y si ellos salen, que estén acompañados.

Activistas en las redes sociales refieren que los niños son llevados a la vecina Turquía, como sucedió en el caso de dos niñas raptadas en abril pasado en los barrios septentrionales de Jisr El Sheghur, además de otros dos menores del campo prófugos de Atma, en el norte de Idlib.

Hace dos años, la prensa turca -cuando todavía gozaba de una cierta libertad de expresión- denunció ampliamente la presencia de “ambulancias” que, con la excusa de trasladar heridos a los varios hospitales que se encuentran en territorio turco, cerca de la frontera con Siria” se ocupaban en realidad del “tráfico de órganos humanos”. (PB).

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