02/07/2014, 00.00
LIBANO
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Iglesias orientales. Los cristianos árabes sean "los guías de la ciudadanía"

de Fady Noun
El desafió puesto por la crisis de los confines coloniales y del modelo occidental de democracia, substituido por uno en el cual la cultura y/o la religión es vivida como un paraíso perdido, las Iglesias antioqueñas respondan promoviendo y proponiendo a suníes y chiíes el concepto de ciudadanía.

Beirut (AsiaNews)- Mientras desaparecen las fronteras trazadas por el acuerdo Sykes-Picot (con el cual Francia e Inglaterra en 1916 dividieron la parte árabe del imperio otomano) desaparece la razón de ser de algunas fronteras eclesiásticas nacidas de antiguas disputas, de las cuales en el futuro no se sabe qué hacer. Y frente al peligro de sus desapariciones a través del éxodo de fieles o también de su administración física por obscuras pulsiones atávicas, las Iglesias orientales parecen finalmente despertarse del torpor clerical y realizar que su pedido profético de los años 90, "en Oriente o nos encontraremos juntos o no existiremos más", no es ya una fórmula premonitoria, elegante y funérea, sino un programa de supervivencia que comprende agua, electricidad y productos de primera necesidad. Como se ve en Siria y en Irak.

Estamos asistiendo a la desaparición de un mundo y al nacimiento de otro. Derrumbe del modelo occidental como referencia obligatoria para todas las democracias, desaparición de un "viejo mundo" constructor de imperios coloniales y agentes de decadencia moral, nacimiento de un mundo marcado por el despertar de pueblos despreciados, para los cuales la levadura del cambio no es una democracia marchita y sin alma de un Occidente deshumanizado por el secularismo, pero la cultura y/o la religión vivida como un paraíso perdido, con las atrocidades y barbaries que signam a todas las utopías y a los anacronismos previsibles. Estamos en pleno enfrentamiento de civilizaciones, no obstante aquellos que la visión de Samuel Huntington tiene de limitado y de puramente político.

Es en este preocupante contexto que se desarrolló ayer, en Balamand, en Líbano, el anual Sínodo de la Iglesia griego-ortodoxa de Antioquía. Presidido por el Primado Giovanni X Yazigi (foto), en el día de la apertura del Sínodo invitó a los otros cuatro Patriarcas orientales que se relacionan con Antioquía, el patriarca griego-católico, los patriarcas siro-ortodoxo y sirios-católicos y el patriarca maronita.

Sin entrar en la dimensión teológica de este encuentro ecuménico, es para preguntarse: después del pontificado de Juan pablo II y a continuación de un acuerdo entre las Iglesias, existe una parcial comunión entre la iglesia siriaco-ortodoxa y la Iglesia católica, para la cual los fieles de la una pueden recibir la eucaristía en la otra si su propia Iglesia falta en su lugar de residencia. Sabiendo que la Iglesia siríaca-ortodoxa, muchas personas simples sacan una conclusión práctica. Cuando dos Iglesias están en comunión con la misma Iglesia tercera, ¿no están en comunión también entre ellas?

Por otro lado, es evidente que en el plano espiritual y cultural, estas iglesias antioquenas tiene algo que decir al mundo árabe, algo que ninguno sabría decir mejor que ellos. En el curso del congreso sobre el tema "La Unidad antioquena, llevada a exigencias". El patriarca Gregorio III las definió así: "El patriarcado de Antioquía ha aceptado el desafío de conservar del depósito de la fe y de abrirse a los otros. La apertura al mundo árabe y musulmán. La apertura a Constantinópolis y al Occidente. Como se ha individualizada conservando la unidad cristiana, rechazando de romper la única túnica de Cristo, la túnica sin costuras, no tomando parte cuando Roma y Constantinópolis se dividieron...".

En estas palabras está todo. La fuerza de Antioquía es la de la mediación, de la moderación, de la conciliación, de la unidad. El patriarca maronita, el card. Bechara Rai, no dijo cosas diversas, en ocasión de la solemnidad de S. Pedro y S. Pablo, cuando afirmó que "la reconciliación" es la palabra guía de la Iglesia. Ahora hay que pasar de las palabras a los hechos.

Según la responsable de una asociación interreligiosa cercana a la Iglesia maronita, "es muy difícil decir algo respecto a lo que está sucediendo en Irak. Por una parte no es necesario ayudar a os fundamentalistas musulmanes a tomárselos muy en serio, dando a ellos más importancia que por otra parte no tienen, no se puede minimizar la importancia de una fuerza que se impuso en el terreno y dispone de grandes recursos financieros y goza de un ambiente humano favorable".

"La respuesta de las Iglesias orientales a tal desafío- prosigue la fuente- debe desarrollarse en dos planos. Deben proclamar alto y fuerte su adhesión a la ciudadanía en el ámbito de un Estado de derecho como única posibilidad de salida de la crisis y paralelamente estar prontos a renunciar y denunciar todos los discursos comunitaristas basados en la exaltación del derecho de las minorías. Lo que está sucediendo en Irak es responsabilidad de Al-Maliki, tanto cuánto del estado islámico de Irak y del Levante y los curdos que se lanzan contra Kirkuk haciendo su propio juego. Los cristianos en el mundo árabe deben asumir el propio rol de guías a la ciudadanía ya sea a los ojos de los chiíes que de los suníes".

"Lamentablemente, los mismos libaneses están involucrados en esta lógica comunitarista. Los dos principales candidatos a la presidencia de la República están aliados al mundo suní y el otro al chií. Y la propuesta de elegir al jefe de estado en dos tiempos, propuesta por el general Michel Aoun se inscribe en la misma lógica, a la cual conducen las disposiciones especiales tomadas durante el ayuno del ramadán en las zonas con predominio suní de Abra y Trípoli. Con la propuesta de las Wakf (entes religiosos) islámicos, de hecho, los restaurantes fueron invitados a no servir comidas durante el día: de tal modo que una autoridad civil se sometió en materia de derechos públicos, a una autoridad religiosa".

"Es el momento- añade la fuente- de elegir y si las Iglesias no tienen el poder político pueden igualmente hacer mucho por el Líbano y por toda la región, teniendo una visión común de la presencia cristiana en Oriente. Concretamente pueden resucitar al Concejo de las Iglesias de Medio Oriente, hoy moribundo, dándole una nueva vida, como levadura de cambio. Pueden tomar iniciativa de adoptar una visión común de las Primaveras árabes, sabiendo que hasta hoy no existe aún una posición común análoga a la tomada por Al-Azhar. Se olvida que en sus dos declaraciones sobre la primavera árabe y el futuro de Egipto, la más alta instancia del mundo suní árabe optó por el estado de derecho y no religioso y por el reconocimiento de todos los derechos fundamentales del hombre, comprendida la libertad religiosa".

En el curso de la conversación la fuente anunció, con malestar, la muerte de Mahamoud Azab, el inspirador de las dos grandes declaraciones de Al-Azhar, consejero para el diálogo del Gran Imán de la Mezquita. Y notó que "extrañamente murió el día de la fiesta de S. Pedro y S. pablo y cuando fue anunciada la restauración del Califato. ¿Es un signo de los tiempos? Es en todo caso una gran pérdida, tanto para los cristianos cuánto para los musulmanes".

 

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