26/10/2017, 14.10
INDIA
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India: La ’Amoris Laetitia, un ‘don’ para las dificultades de las parejas mixtas

de Nirmala Carvalho

Lynette y Atiq se casaron en 2011. Contaron su historia en el simposio nacional de Mumbai. La mujer cristiana se había divorciada e su precedente marido. Atiq era musulmán, pero no “lograba encontrar el amor de Dios en las oraciones islámicas”. Las presiones de las familias; el alejamiento por parte de las comunidades. 

Mumbai (AsiaNews)- La “Amoris Laetitia” “es un gran don para las parejas que enfrentan dificultades y desafíos. Lo afirma a AsiaNews  Lynette Syed, cristiana, parroquiana de la iglesia de s. Francisco Javier de Panvel (Maharashtra). La  mujer participó en el Simposio nacional que se realizó en el St. Pio X College de Mumbai desde el 13 al 15 de octubre. En el convenio narró su experiencia de mujer cristiana, insatisfecha del propio ligamen conyugal, divorciada y vuelta a casar con un hombre musulmán que luego se convirtió al cristianismo. Las presiones que sufrió, por parte de la familia y de la comunidad católica, fueron enormes. Tantas  por la falta de un guía espiritual. Por esto, refiere, la exhortación apostólica post-sinodal “sostiene la ternura y la ayuda pastoral a las parejas en crisis” para ayudarlas a curar las heridas.

Según Lynette, con la “Amoris Laetitia” el Papa Francisco hizo un gran regalo a los cónyuges en crisis, a las familias separadas. (El documento testimonia) su gentileza, el amor y sobre todo la comprensión de nuestros sufrimientos”

El matrimonio, reporta “no es nunca como uno se lo espera”. “Yo estaba casada con un hombre, pero nuestra relación se arruinó y rompimos el vínculo matrimonial. Fue un período traumático, en el cual sólo la fe me sostuvo. Comencé a vivir sola y me comprometí en el trabajo en la parroquia, en particular con los niños. Mientras realizaba mis tareas me encontré con Atiq (su futuro marido), un musulmán, que cambió el curso de mi vida”. Hostilizada por la familia que no aceptaba la religión con un hombre de religión diversa, Lynette fue puesta frente a una elección: convertirse al islam, como habría deseado la familia del novio o romper la relación, como querían sus familiares. “No hice ni lo uno ni lo otro-cuenta la mujer- y por fortuna tenía el apoyo de Atiq- que jamás me obligó”.

Las diferencias entre las familias eran grandes, “aunque solo fuera por las costumbres alimenticias. En lo secreto rezaba por Atiq en cada misa, pero no por su conversión”. En aquel período, agrega. “nadie nos guio”. “No podíamos casarnos por iglesia porque yo no había obtenido la nulidad matrimonial y por lo tanto hemos optado por una ceremonia civil. Allí inició la fase más difícil. Mi trabajo en la parroquia estaba detenido, el párroco me pidió que abandonase toda actividad, se me negó el Sacramento de la Eucaristía”. La mujer continúa. “Fue una agonía. ¡Los niños son parte de mi corazón! Pedí poder continuar mi servicio con ellos, pero me fue impedido. Los parroquianos nos miraban en un modo diverso. Ambos, volvíamos a casa afligidos. Yo estaba confundida, me preguntaba dónde estaba mi religión de amor. Mi fe en Dios fue puesta a la prueba varias veces”.

Mientras tanto, el amor por la música y la guitarra había hecho acercar al compañero Atiq al coero de la parroquia. Fue la melodía de los himnos a hacer mover algo en él. El hombre cuenta que había nacido musulmán, “si bien nunca entendí bien el significado de las oraciones”. “Lo hacía solo por el temor de que algo malo me podría suceder, si no las hacía. Había miedo en mí, más que amor por parte de Dios. Advertía el hambre de Dios, pero no lograba aferrarlo con las oraciones. Mientras tanto crecía confundido sobre mi vida, la religión y la finalidad de mi existencia”. “Luego llegó Lynette-dice Atiq- y la melodía proveniente del coro de la iglesia. Acompañando a un amigo, participé de casualidad en un retiro y allí algo sucedió. A los presentes se les pidió alzacen las manos al cielo, cerrar los ojos y focalizarlos solo en Jesús, abandonar nuestra vida en Él. Yo sentí algo que había sucedido en mí, las lágrimas empezaron a caer. Estaba trastornado por el amor y la alegría.

A ese punto para Atiq comenzaron las dudas: “¿Por qué estaba curioso por Jesús? Temía ser un infiel a mi Dios. Si Dios me hizo musulmán, ¿por qué era atraído por Jesús? ¡Sería castigado por esto? Continuaba yendo a la mezquita, pero en vez de rezar el Corán quería recitar el Credo y el Rosario”. Atiq confía sus emociones al párroco, que se vuelve su guía espiritual. “A un cierto punto entendí que la mejor solución para superar mi batalla religiosa era rendirme a Dios. Entonces dije: “Señor, ponme donde Tú quieras”. Después de 5 años de recorrido formativo, en 2011 Atiq fue bautizado y pudo celebrar sus bodas cristianas con Lynette, que ya había obtenido su nulidad. “Nuestro matrimonio-afirman- fue bendecido. Ahora vivimos en la fe de Nuestro Señor Jesucristo”. También las dificultades se su matrimonio mixto se allanaron y las familias continúan “a ajustarse y tomar nuevas medidas el uno y el otro en cada situación”. “Para las parejas como la nuestra, la “Amoris Laetitia” es de gran ayuda, dicen concluyendo.

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