17/04/2018, 15.01
ARABIA SAUDITA - FILIPINAS
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Jizan, fue obligada a beber lejía: una doméstica filipina se encuentra en grave estado

La policía saudita ha arrestado a su empleadora. Agnes Mancilla fue sometida a una intervención quirúrgica abdominal de emergencia. En febrero, las acusaciones de abusos sobre los trabajadores domésticos causaron tensiones entre Filipinas y Kuwait. La Iglesia instituye una Oficina para la formación de los migrantes en cada una de sus 86 diócesis.  

Riad (AsiaNews/Agencias) – Una colaboradora doméstica filipina se encuentra internada en un hopspial saudita, luego de que su empleadora la obligara a beber lejía. Fue lo que reveló ayer el Ministerio de Relaciones Exteriores de Manila.  El 2 de abril pasado, Agnes Mancilla fue sometida a una intervención quirúrgica abdominal de emergencia, tras ser trasladada a un hospital de la ciudad suroccidental de Jizian, en estado inconsciente.  

“Trabajamos en estrecho contacto con las autoridades de Jizan, para garantizar que se haga justicia en el caso de Agnes Mancilla”, se lee en un comunicado del ministerio. La víctima está “en condiciones graves, pero estables”, y la policía saudita ha arrestado a su empleadora, cuya identidad no fue dada a conocer.  Mencionando lo referido por Edgar Badajos, el cónsul filipino en Yedá, el gobierno de Manila declara que Mancilla trabajaba en Arabia Saudita desde el 2016, “pero padeció reiterados episodios de violencia física por parte de su patrona”, quien llegó incluso a negarle el estipendio.

Se trata del último episodio de maltratos recibidos por migrantes filipinos que viven en Oriente Medio. En febrero, las acusaciones de abusos perpetrados sobre trabajadores domésticos fueron causa de tensiones diplomáticas entre las Filipinas y Kuwait. El presidente filipino Rodrigo Duterte se descargó contra el país del Golfo, donde las autoridades hallaron el cadáver de una empleada doméstica filipina, que estaba siendo conservado, desde hacía más de un año, en el congelador de un apartamento.

Duterte dispuso la repatriación de 10.000 migrantes que se habían detenido en el emirato, y procedió a la “prohibición total” en materia de nueva ocupación en Kuwait, uno de los tantos países del Oriente Medio que alojan, en total, unos 2 millones de trabajadores filipinos. El presidente afirmó que los empleadores árabes violentan a sus empleados con regularidad, los obligan a trabajar hasta 21 horas por día y les dan de comer las sobras.  Para colmar el “déficit” que se ha creado en el sector de los trabajadores domésticos, el gobierno de Kuwait ahora se vuelca a los trabajadores migrantes etíopes.

La semana pasada, Duterte declaró que Kuwait ha aceptado los reclamos pidiendo mejorar las condiciones de trabajo, tras una serie de negociaciones entre los dos países para lograr un acuerdo sobre ocupación. Una de éstas es que a los trabajadores filipinos se les permita conservar sus teléfonos celulares y pasaportes, los cuales normalmente son confiscados por los empleadores, El presidente ha revelado que visitará Kuwait para asistir a la firma del acuerdo, aunque no brindó una fecha precisa para ello.

Actualmente, hay cerca de 10 millones de trabajadores filipinos en el exterior, de los cuales un grupo numeroso se encuentra en Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Hong Kong, Kuwait y Qatar. A través de las remesas enviadas a los hogares, los OFW (offshore workers, trabajadores en el exterior -ndt) contribuyen al crecimiento económico del país. En el pasado reciente, sus estipendios lograron salvar a las Filipinas de la crisis financiera, y, todavía hoy, constituyen una de las mayores fuentes de entradas para la economía nacional. El Banco Central de Manila declara que desde enero a noviembre del año pasado, los filipinos que viven en el exterior enviaron cuando menos 1.400 millardos de pesos (2,6 millardos de dólares).

La Iglesia católica filipina expresa que brinda continua atención a los filipinos que viven en el exterior así como a sus familias que han quedado atrás, en su suelo natal. “El fenómeno de la migración al exterior es una de las alarmantes realidades sociales que nuestro país afronta hoy”, afirma a AsiaNews el Pbro. Leonardo Adaptar, director del ministerio diocesano para migrantes, de la diócesis de Cubao. “Es cada vez más frecuente -prosigue el sacerdote- ver que nos llegan historias negativas, vinculadas a sus problemas y a las preocupaciones de sus familias. Hay mayor necesidad de monitorear y de brindar una ayuda pastoral, sobre todo en materia de asesoramiento legal, legislación y bienestar”.

A tal fin, cada una de las 86 diócesis del país tiene como tarea instituir una Oficina para la formación de los migrantes, en colaboración con la Comisión para la pastoral de los migrantes y de los itinerantes (ECMI) de la Conferencia episcopal (CBCP).

(Ha colaborado Santhosh Digal).

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