07/07/2020, 16.36
VATICANO
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La pandemia debe detener los gastos militares y promover la seguridad humana

En el Vaticano tuvo lugar el encuentro “Preparar el futuro, construir la paz en la era del Covid-19”. El Card Turkson dijo que “a medida que el mundo toma medidas de emergencia para hacer frente a una pandemia mundial y a una recesión económica mundial, ambas sustentadas por una emergencia climática mundial, también debemos considerar las consecuencias para la paz de estas crisis interconectadas”. 

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – La pandemia de Covid-19 no solo pone a la humanidad frente a una crisis sanitaria, sino que también la enfrenta a una recesión económica mundial, ambas sustentadas por una emergencia climática global.  Una prueba de la interconexión y de la fragilidad de la sociedad, que clama por una “globalización de la solidaridad”, por la construcción de un paz  “sostenible”, para la cual es necesario abandonar la carrera armamentista. Esto fue afirmado hoy en el Vaticano, durante una conferencia de prensa sobre “Preparar el futuro, construir la paz en la era del Covid-19”. 

Al abrir el encuentro, el Card. Peter Kodwo Appiah Turkson (en la foto), prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y presidente de la Comisión Vaticana para el Covid-19, destacó que “a medida que el mundo toma medidas de emergencia para hacer frente a una pandemia mundial y a una recesión económica mundial, ambas sustentadas por una emergencia climática mundial, también debemos considerar las consecuencias para la paz de estas crisis interconectadas”. En efecto, “ la reducción de los conflictos es la única posibilidad de reducir las injusticias y las desigualdades. La violencia armada y los conflictos y la pobreza están efectivamente vinculados en un ciclo que impide la paz, fomenta los abusos de los derechos humanos y obstaculiza el desarrollo”. 

Para ello, urge un control de las armas, sin el cual “ es imposible garantizar la seguridad. Sin seguridad, las respuestas a la pandemia no están completas. La pandemia de COVID-19, la recesión económica y el cambio climático hacen cada vez más evidente la necesidad de dar prioridad a la paz positiva sobre las estrechas nociones de seguridad nacional. El Papa Juan XXIII ya señaló la necesidad de esta transformación al redefinir la paz en términos de reconocimiento, respeto, salvaguarda y promoción de los derechos de la persona humana (Pacem in terris, 139). Ahora, más que nunca, es el momento de que las naciones del mundo pasen de la seguridad nacional por medios militares a la seguridad humana como principal preocupación de la política y las relaciones internacionales. Ahora es el momento de que la comunidad internacional y la Iglesia elaboren planes audaces e imaginativos para una acción colectiva acorde con la magnitud de esta crisis. Ahora es el momento de construir un mundo que refleje mejor un enfoque verdaderamente integral de la paz, el desarrollo humano y la ecología”.

“Papa Francisco nos ha pedido soluciones creativas – resaltó, poco después, Sor Alessandra Smerilli, coordinadora del equipo de expertos o Task-force de economía de la Comisión Vaticana para el Covid-19 y profesora ordinaria de Economía Política en la Pontificia Facultad de Ciencias de la Educación. “Por lo tanto, nos hemos estado preguntando: ¿y si en lugar de hacer la carrera de armamentos, "corremos" hacia la seguridad alimentaria, sanitaria y laboral? ¿Qué están pidiendo los ciudadanos en este momento? ¿Necesitan un estado militar fuerte, o un estado que invierta en bienes comunes?” “¿Tiene sentido seguir haciendo inversiones masivas en armas si no se pueden salvar vidas humanas porque no hay un sistema de salud adecuado?”.

“Estamos en una etapa – observó -en la que debemos entender hacia dónde dirigir los recursos financieros durante este cambio de paradigma. Hoy en día, la primera seguridad es la de la salud y el bienestar. ¿Para qué sirven los arsenales si un puñado de personas infectadas es suficiente para propagar la epidemia y causar muchas víctimas? La pandemia no conoce fronteras. Sabemos que la cuestión es más complicada de lo que parece: la carrera armamentista es un dilema que ve a los Estados, por miedo a otros Estados, o queriendo sobresalir, seguir aumentando su poder militar. Esto genera un círculo vicioso que nunca termina, empujando a su vez hacia un aumento constante de los gastos militares, una competencia posicional que provoca gastos irracionales. Este tipo de carrera sólo se detiene con una voluntad colectiva de auto-limitación. Necesitamos líderes valientes que puedan demostrar que creen en el bien común, que se comprometan a garantizar lo que más se necesita hoy en día. Necesitamos un pacto colectivo para dirigir los recursos para la seguridad y el bienestar de la salud”. 

Sin embargo, tal como denuncia Alessio Pecorario, Coordinador del  equipo de expertos (task-force) en materia de Seguridad de la Comisión Vaticana para el Covid-19, mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que, a nivel médico, aún no hemos arribado al peor impacto del Covid-19, y mientras el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé una caída global del Producto Interno Bruto de cuando menos un 3%, “el gasto militar global en el 2019 fue de 1,9 billones de dólares estadounidenses, una cifra que supera con creces los gastos militares globales anuales durante la Guerra Fría, y que es casi 300 veces superior al presupuesto de la OMS”. 

“Las tensiones están en aumento con el Covid-19, en algunos casos se vuelven un motivo de disputa, alimentando la “trampa del conflicto”, o “el dilema de la seguridad” , según las definiciones del Task-Force de seguridad de la Comisión Vaticana para el Covid-19.  Hay que tomar decisiones. Los insumos y el equipamiento médico, la seguridad alimentaria y la recuperación económica centrada en la justicia social y en la economía verde requieren de recursos, que pueden ser sustraídos al sector militar, en el contexto de un renovado control sobre las armas”. 

“A la luz de la emergencia, de la complejidad y de los desafíos interconectados que han surgido a raíz de la pandemia, la conclusión es que los recursos humanos y financieros, y la tecnología, debieran ser usados para crear y estimular estrategias, alianzas y sistemas para proteger las vidas y el planeta, y no para matar a las personas y destruir los ecosistemas. Por tanto, para nosotros, el multilateralismo y la actuación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDGs) son fundamentales en este proceso”. (FP)

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