30/01/2014, 00.00
IRAQ
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Mar Sako, al año para el patriarca: la unidad, el diálogo y la misión desafíos de la Iglesia caldea

de Joseph Mahmoud
En una carta pastoral Su Beatitud relata el primer año al frente de los caldeos, y presenta las directrices para el futuro. Él no se olvida de las dificultades, el éxodo de los cristianos y la violencia sectaria. La llamada a revivir "el carisma original" que lleva a vivir a fondo el "don" de la fe. La esperanza de paz y pensar en los "hermanos" de Siria y el Líbano.

Bagdad (Asianews) - "La Iglesia caldea en Irak y el mundo ha pasado por un período difícil y se ha enfrentado a muchos problemas críticos", como la emigración masiva, la falta de unidad, la actualización de la liturgia, la fragmentación y el aislamiento. Ahora es el momento de recurrir a la oración "para interpretar los acontecimientos desde la perspectiva del Evangelio",  para caminar "con la honestidad y la confianza en la luz del Señor y bajo su liderazgo".  Así dice Mar Louis Raphael Sako en la carta pastoral dirigida a los obispos, sacerdotes, religiosas y fieles con motivo del primer aniversario de la elección del patriarca caldeo, el cual se llevó a cabo 31 de enero 2013 en el Sínodo en Roma. El ex arzobispo de Kirkuk ha sucedido a Su Beatitud Emmanuel Delly III, quien renunció por razones de edad, y desde el principio de su mandato ha puesto el foco en los grandes retos de la Iglesia Caldea: el éxodo de fieles, el diálogo interreligioso con los musulmanes y el renacimiento de las comunidades del Este, el primer viaje de los protagonistas de la evangelización en Asia.

Su Beatitud dirige sus pensamientos a los cristianos en Irak y "los hermanos en Siria y el Líbano", que ahora están viviendo experiencias cotidianas de "terror y la inestabilidad, la migración, la fragilidad política y económica" y les hace llegar "mi simpatía, mi cercanía y mis oraciones". Para ellos, pero especialmente a la comunidad caldea, Mar Sako renueva su llamamiento a "reavivar el carisma" original: "El martirio durante las persecuciones, la firmeza en la fe, el don de la vida monástica para vivir plenamente el Evangelio, el don de la misión, de la predicación y de la inculturación"". Nuestra Iglesia - añade- es invitada a reconstruir lo destruido o falsificado, reunir los dispersos devolver [a su patria] los emigrantes".

En su carta pastoral Su Beatitud repite varias veces el valor de la unidad y de la comunión, que liberan las "divisiones internas y externas" y evitar "cerrarse en  nosotros mismos por razones geográficas, religiosas o personales"". La unidad es la única esperanza - continúa - para nuestro futuro".  Y al mismo tiempo, eleva los valores de "amor, caridad, lealtad y sacrificio".  El patriarca se dirige también a los "hermanos y hermanas cristianas" con sentimientos de "paz, amor y respeto", y agradece a Dios por el don de la Iglesia caldea; en los últimos días, de hecho, la comunidad celebró la consagración de tres nuevos obispos señal de consuelo, fortaleza y esperanza" en un tiempo "crítico".

Mar Sako hizo hincapié de nuevo en el papel de los hombres y mujeres laicos que gozan de la misma dignidad como "hijos de Dios" y "la igualdad de derechos" dentro de la Iglesia. Ellos son "socios, no meros espectadores" y los "anima a participar activamente en la vida de la Iglesia y la vida pública, con una presencia real y efectiva".  El Patriarca dijo alimentar "grandes expectativas" en vista de las elecciones a finales de abril de 2014, e invita a la comunidad cristiana a participar con el fin de convertirse en un protagonista activo en la historia y la vida de la nación.

Por último, Su Beatitud también hace un llamamiento a la unidad entre las diversas iglesias, especialmente las orientales, que deben buscar al Papa con renovada confianza. Y hay una referencia a las relaciones con el Iraq de mayoría musulmana, renovando el compromiso de un diálogo basado en el "respeto mutuo" como base "para la paz y la cooperación".  Tiene la esperanza de que la Iglesia pueda encontrar una "nueva metodología" y un nuevo "lenguaje teológico", respetando en primer lugar el valor absoluto de la "libertad religiosa". Y se dirige en modo especial a las "voces del islam moderado", para promover una "coexistencia pacífica" y dar la espalda limpiamente netamente a "la lógica de la violencia contra los cristianos".

Nacido el 4 de julio de 1948 en las zonas de Zajo, en el norte de Irak, fue ordenado sacerdote el 1 de junio de 1974. Desde los días cuando era arzobispo de Kirkuk, ha denunciado en repetidas ocasiones el éxodo de los cristianos del país - la población casi se ha reducido a la mitad en los últimos años - e hizo un llamamiento a los líderes de la Iglesia y de la política local, así como la comunidad internacional, para garantizarles un futuro de paz en la tierra de origen. En 2008 fue galardonado con el premio Defensor de la Fe, y dos años más tarde, el reconocimiento internacional de Pax Christi.

 

 

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