03/02/2015, 00.00
COREA - NUOVOS ESCLAVOS
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Matrimonios mixtos, clave para la integración de los migrantes en Corea

de Maurizio Giorgianni OMI
La unión ente un coreano y una mujer proveniente de otro país es a menudo una compra venta, más que amor. Pero las estadísticas dicen que el 8,7% de todos los matrimonios contratados en el país es de este tipo, y hoy 67.800 niños que estudian en las escuelas nacionales son hijos de familias multiculturales. El camino para la aceptación de los migrantes pasa por ellos. Segunda parte del análisis de un misionero Omi en la península.

Gwangiu (AsiaNews)- El gobierno y la Iglesia católica coreana están trabajando bien para ayudar a las "segundas generaciones" de migrantes en Corea a encontrar un lugar en la sociedad. Pero el extranjero es aún visto como un "diverso", un ciudadano de "serie B". Las uniones mixtas aumentan y los hijos de estos matrimonios son siempre más. Se necesitan una política y una pastoral adaptas para ellos. La segunda parte del análisis del p. Mauricio Giorgianni, Oblato de María Inmaculada que desde hace años trabaja con los migrantes en Corea del Sur (para la primera parte cliquea aquí).

Una de las vías para la inmigración a Corea del Sur es la de los así llamados "matrimonios mixtos o internacionales". Antes que nada, va subrayar que en ciertas situaciones más que un matrimonio se trata de un "comprar" la esposa, en el sentido que las agencias y los bróker gana enormes sumas de dinero para combinar tales uniones. En general la mujer extranjera es muy joven y el hombre tiene más de 15 o hasta 20 años más que ella. Además, la mayoría de las veces, para el hombre es ya su segundo o tercer matrimonio. Hay algunas experiencias de parejas que viven bastante serenamente, pero la mayoría de las veces hay conflictos a causa de la diferencia de cultura, lengua, expectativas relacionadas con el matrimonio.

Muchas veces luego, los motivos de la unión son diversos en la pareja. Por parte de la mujer puede que haya alguna razón económica (salir de una situación de pobreza y ayudar a la propia familia de origen); por parte del hombre existe en vez la necesidad de tener a alguien para las tareas domésticas, para combatir la soledad o a veces para ayudar en el trabajo. A veces la mujer es tratada casi como una esclava o una "prisionera" (no se le da la posibilidad de aprender la lengua, de tener dinero a disposición para sus gastos personales), sobre todo cuando estos matrimonios son celebrados en las clases socialmente y culturalmente más pobres.

El gobierno coreano está tratando de resolver estas situaciones dando ayuda financiera a las parejas multiculturales, ayudando en la educación de los niños, tratando de ayudar a la integración de esta categoría de "migrantes". De hecho, ellos son la única presencia migrante "estable" en la sociedad coreana (los otros migrantes con la visa de trabajo deben de hecho, antes o después volver a sus países de origen). Pero muy a menudo no lo logran.

El punto de la inclusión de los migrantes con la sociedad que los hospeda es muy importante, pero a su vez muy complicado. Si por "inclusión" entendemos "integración", es necesario decir honestamente que aquí se ve muy poca.

Teniendo en cuenta que las leyes sobre la migración en Corea no permiten a un migrante permanecer legalmente en el país por más de 7 años, entonces se entiende cómo la sociedad coreana no esté muy preocupada en llevar adelante una real política de "integración" de los migrantes. El inmigrado es visto y considerado como un "huésped que trabaja en el territorio", pero que de todos modos antes o después debe retornar a su país de origen.

En lo que se refiere a la aceptación de la presencia extranjera en la sociedad coreana, va registrado que en los últimos tiempos en Corea se verificó una cierta apertura y una mayor aceptación. Por motivos históricos la presencia extranjera en Corea no fue siempre vista bajo una luz del todo positiva. Lentamente las cosas están cambiando.

Seguramente la Iglesia católica y los varios Centros de acogida que la Iglesia dirige (para la pastoral de los migrantes los católicos de aquí están muy bien organizados) están contribuyendo mucho para que el extranjero sea aceptado positivamente en la sociedad, y en el ámbito católico sea considerado como el "prójimo" al cual hay que mara y respetar. Y cuando el migrante comparte la misma fe cristiana, se trabaja para que se lo considere como nuestro hermano en la fe, sea aceptado en las asambleas cristianas y le sea dado un lugar en la pastoral de las parroquias. Muchas iglesias tienen misas dominicales en lengua inglesa o en otras lenguas para los migrantes, con sacerdotes responsables de su cuidado y locales puestos a disposición para reuniones o momentos de oración o agregación (catequesis, escuelas de lengua coreana o actividades similares).

Un trabajo de integración más específico lo está iniciando el gobierno para las familias multiculturales. Las últimas estadísticas dicen que el 8,3% de los matrimonios realizados en el año 2013 son de tipo "intercultural" (entre un coreano y una extranjera). En particular se están concentrando en los hijos de las familias multiculturales (papá coreano y mamá extranjera). Las estadísticas del 2014 hablan de 67,800 hijos de familias multiculturales en las escuelas coreanas. Son poco más del 1% de los estudiantes totales, pero representan igualmente un incremento del 21,6% en un año. Se prevé que en los próximos 3 años el número de los estudiantes provenientes de familias multiculturales podrían alcanzar las 100 mil unidades (datos del Ministerio de Educación).

Son números que representan un desafío para el sistema educativo en Corea, por lo cual es necesario que el gobierno, tenga presente. Un estudio reveló que en los actuales textos escolásticos, la familia multicultural está siempre en contraposición co  la familia "normal" coreana. Para lo cual el ministerio de Educación decidió rever los textos escolásticos y adaptarlos a la nueva situación con una visión más positiva del "extranjero en la sociedad". Se quiere mejorar el sistema educativo para los estudiantes "hijos de los migrantes", dando un suporte para el aprendizaje de la lengua coreana, pero se necesita y se favorece también la idea que la cultura y la lengua del conyugue extranjero sea preservada, conocida y aprendida por los hijos. Un informe de la Comisión nacional (coreana) para los Derechos humanos demostró que el 41,3% de los hijos de las familias multiculturales no tiene amigos coreanos. Esto demuestra la poca tolerancia que los coreanos tienen hacia la familia migrante multicultural.

A nivel de Iglesia pienso que se deba recorrer el camino de introducir en la pastoral para la migración en los programas de la pastoral de la parroquia (también manteniendo un cuidado "especial" hacia los migrantes) en modo de no "marginar" también a nivel de Iglesia a los migrantes. Ciertamente hay mucho para hacer sobre las leyes que se refieren a la migración en Corea. Muchas veces me parece que los migrantes son considerados como ciudadanos de "serie B", cuyos derechos fundamentales son a menudo ignorados. Esto sucede porque las leyes tienden a poner en primer plano los intereses económicos y políticos de la nación más que los derechos fundamentales de la persona. Seguramente los pasos que la sociedad coreana está haciendo tutelar y tomarse las responsabilidades y cuidados de las familias multiculturales son un signo positivo que podrían llevar a mayores aperturas hacia la migración. Pero se necesita un esfuerzo más. (fin de la segunda parte).

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