Obispo de Guang Zhou: Adviento, mejorar nosotros mismos y llevar amor a la familia

En una carta pastoral, Mons. Joseph Gan Jun-qiu escribe que “estamos llamados a reflexionar sobre nosotros mismos”, meditar y renovar nuestra vida, para acoger en nuestros corazones la encarnación del Mesías”. “Las tres palabras claves: ‘Disculpa’, ‘Por favor’ ‘¡Gracias!’”

Guang Zhou (AsiaNews) – El Adviento y un tiempo que invita a mejorarnos a nosotros mismos y en modo particular a llevar amor dentro de la familia, en las relaciones entre los cónyuges y con los hijos. Lo subraya Mons. Joseph Gan Jun-qiu, arzobispo de Guang Zhou (en la Foto) en una carta pastoral dedicada a la preparación de la Navidad.

En el tiempo de Adviento, se lee en el documento, “estamos llamados a reflexionar sobre nosotros mismos, a meditar y renovar nuestra vida, para acoger en nuestros corazones la encarnación del Mesías. ¡Ruego que la fragancia de su amor se difunda en cada familia cristiana! ¡La venida de Cristo brille sobre cada una de nuestras familias!”.

“El amor es el eje portante de la familia; la familia es la alegría del amor; la alegría es la fuente del amor; el amor es la regla de oro de la vida familiar. El nacimiento de Jesús juntó el amor del mundo, los purificó y los hizo pleno; este amor permea la vida de la fe, esperanza y caridad en nuestras familias cristianas; por esto Jesús dijo: ‘ámense los unos a los otros, como yo os he amado’ (Jn 13:34). ‘Por esto el hombre abandonará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y ¡los dos serán una sola carne!’ (Gen 2:24). La unión entre marido y mujer es el ‘plan originario’ de Dios y constituye la familia. La familia es el lugar en el cual nace la nueva vida y los niños son ‘cristales de amor’, que reflejan la vida y la gracia de Dios; ¡porque el amor nos trae siempre la vida! Los padres son la piedra angular de la familia y los niños son ‘las piedras vivas’ para construir la familia: la familia cristiana debería ser modelada sobre la ‘familia de Nazaret’, llena de fe y esperanza, con el amor como punto de partida. La luz de la gracia y de la fe, en el silencio y en la meditación, ¡nos alientan a imitar la gloria del verdadero amor de la Sagrada Familia!”.

“La relación entre el marido y la mujer y con los hijos, en muchas familias, está en plena crisis. El marido y la esposa en el día de su casamiento dijeron: ‘¡Lo quiero!’, pero la desconfianza y la incomprensión recíproca los han gradualmente desintegrado. La falta de comunicación, comprensión, perdón, amor recíproco, el sufrimiento, el mal y la violencia destruyen la familia. La destrucción de la comunión de vida y amor entre los miembros de la familia es una ‘alarma roja’, una señal de peligro para la familia. El matrimonio cristiano es un signo; sobre todo una vida familiar feliz, donde el marido y la esposa ‘mantienen sus promesas’. La gracia del sacramento matrimonial ayuda a los esposos ‘¡ a mantener su promesa!’.

“El 21-26 de agosto, se realizó en Dublín (Irlanda) el 9° Congreso mundial de la familia, con el tema ‘El Evangelio de la familia: alegría para el mundo’. En esta ocasión, el Papa Francisco dijo: ?El amor se difunde en el mundo a través de la familia, a través del testimonio de generaciones de familias cristianas, capaces de vencer todos los obstáculos y a hacer reconciliar el mundo con Dios; además este amor nos hace convertirnos en una única gran familia. viviendo juntos en la justicia, en la santidad y en la paz. Además el paap invita a cada miembro a repetir las tres palabras claves para cada familia: ‘Disculpa’. ‘Por favor’, ‘¡Gracias!

“La esencia del amor recíproco se refleja en los actos de amor que realizamos. Santo Tomás de Aquino dice: ‘Amar es más virtuoso que recibir amor’. Amar es más dinámico: quien ama tolera los defectos de sus seres queridos ¡y sabe permanecer en silencio¡ S. Ignacio de Loyola afirma: ‘El amor se manifiesta ante todo con las acciones, ¡luego también con las palabras!’. Por lo tanto, en el espacio de la vida familiar, es necesario ‘tolerar todo, creer en todo, esperar todo, tener paciencia en todo’ (1 Cor 13,7). ‘Dios es amor’ (1 Jn 4-8): a través del amor recíproco dentro de la familia, la ‘luz del amor’ hace ‘resplandecer desde los alto el sol sobre nosotros, para iluminar a aquellos que están en las tinieblas y ¡guiar nuestros pasos hacia el sendero de la paz! (ver: Lc 1:78-79)”.

“Queridísimos hermanos y hermanas, ‘ que se amen los unos a los otros como yo lo he amado, ¡así ámense también vosotros los unos a los otros’ (Jn 13,34). La vida familiar cristiana es el prado de la misericordia’ de Jesucristo; si no nos encaminamos con seriedad sobre el sendero de las bienaventuranzas, aprenderemos y viviremos el verdadero significado de ‘amarse los unos a los otros’. Por ejemplo: ir a la iglesia el domingo todos juntos, para participar en la misa, viajar juntos… Aún más importante es ‘estar alegres siempre, rezar constantemente y agradecer en todo’ (1 Cor 5,16-18). debemos repetir constantemente las tres palabras claves de la familia: ‘Lo lamento, ‘Por favor’, ‘Gracias’. Con la comunión y la unidad en el amor de Dios, cada familia cristiana puede vivir siempre más el amor de Cristo, construyendo familias perfectas y felices, para formar “la santa ciudad, la nueva Jerusalén’, ¡donde las familias se aman” (Ap 21,2). Al final, recemos a la ‘santa casa de Nazaret’-Jesús, Marí, José- que protejan y santifiquen a cada una de nuestras familias, para que en las familias no hay más violencia, clausuras y divisiones, sino que siempre haya una atmósfera de amor recíproco, de perdón por las heridas recibidas y dadas, para ser conscientes de la belleza de la familia en el plan de Dios, porque ‘todo viene de Dios ¡y nosotros pertenecemos a Él!’ (1 Cor 8,6). Esperamos con conmoción la Navidad de Jesús, como las ‘vírgenes sabias’ y ¡hagamos espacio para acoger a Jesús en nuestras familias y en el corazón de cada uno!”.