12/08/2017, 13.00
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Obispos Coreanos: No a las “provocaciones imprudentes”. Frenemos la escalada nuclear trabajando por la coexistencia de la humanidad

Los obispos coreanos difundieron hoy una Exhortación sobre las crecientes tensiones alrededor de la península coreana. Corea del Norte, pero también los “Países limítrofes” arriesgan realizar “acciones precipitadas, sin frenos”, que podrían llevar a la “muerte de innumerables personas” y a “llagas profundas para la entera humanidad”. Reducir los gastos militares y potenciar los gastos para el desarrollo humano y cultural. El pedido a usar “la conciencia, la inteligencia, la solidaridad, la piedad y el mutuo respeto”. La oración en el día de la Asunción, fiesta de la independencia coreana. 

Daejeon (AsiaNews)- Los obispos coreanos intervienen “por la paz en la península coreana”. En un mensaje consignado a AsiaNews y difundido en Corea del Sur en ocasión de la fiesta de la Asunción, Día de la independencia del país, los obispos denuncian los experimentos de misiles de Pyongyang, pero ponen también en guardia de “todas las provocaciones imprudentes” que aumentan la tensión. El documento está firmado por Mons. Peter Lee Ki-heon, obispo de Uijeongbu y presidente de la Comisión para la Reconciliación del pueblo coreano de la Conferencia Episcopal Coreana y por Mons. Lazzaro You Heung-sik, obispo de Daejeon y presidente de la Comisión nacional de Justicia y Paz (foto 2).

En el texto, que presentamos en edición integral abajo, los obispos piden a los “Países limítrofes” (China, Japón, Rusia, EEUU) que no continúen en la escalada militar, o a “acciones precipitadas, sin frenos”, que producirían solo “la muerte de innumerables personas, la fatal devastación de ambas partes, la regresión de la historia humana y las llagas profundas para la humanidad entera”. A todos se les pide “el diálogo por la paz” y el trabajo para la “coexistencia de la humanidad, que es de hecho, la principal finalidad de la diplomacia y de la política”.

Una Exhortación particular es pedida a los “connacionales coreanos” del Norte y del Sur para que dejen de utilizar los recursos económicos para acrecentar un “un gasto astronómico humano y cultural” de la península coreana.  

A los cristianos y a los pueblos del mundo es pedido ser “colaboradores de paz”: el establecerse de la paz en la península coreana podría ser el “momento crucial” para llevar la paz a todo el mundo.

A continuación la Exhortación:

Exhortación de la Conferencia Episcopal por la Paz de la Península Coreana

“Caminemos en la luz del Señor” (Is. 2,5)

La Conferencia Episcopal Coreana exhorta a continuación frente a la reciente situación de la creciente tensión alrededor de la península coreana:

1-Exhortación a los líderes políticos de Corea del Sur y de Corea del Norte

Después del lanzamiento del misil Hwsong-14, la península coreana se encuentra en una situación tensa y potencialmente de grave riesgo. El test sobre las ramas nucleares de Corea del Norte es evidentemente una violación contra la resolución tomada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y es una acción que tiende a dañar seriamente la paz de Asia del Norte incitando al armamento nuclear de los países limítrofes. La Iglesia en Corea, por lo tanto, denuncia firmemente todas las provocaciones imprudentes de Corea del Norte y se opone a todas las acciones que aumentan las tensiones en la península coreana haciendo volver atrás, de hecho, la promoción de la paz. Afirmamos que la paz en absoluto, verdadera y definitiva, a  través del armamento nuclear no es realizable. Exhortamos, por lo tanto a los líderes políticos de Corea del Sur y a los del Norte para que favorezcan el diálogo por la paz y hagan lo mejor que puedan para establecer un sistema institucional que garantice la paz en la península coreana a través de la cooperación con las naciones limítrofes.

2- Exhortación a los líderes políticos de los países limítrofes de la península coreana

Hablar de la guerra sin la debida consideración es ya una acción de violencia contra la humanidad. Las acciones precipitadas, sin frenos, que demuestran la barbarie y la locura, no nos dejaran que la muerte de innumerables personas, la fatal devastación de ambas partes, la regresión de la historia humana y las plagas profundas de la entera humanidad. La Conferencia Episcopal Coreana, por lo tanto, exhorta a todos los países limítrofes a no tomar decisiones imprudentes que amenazarían el amor y el desarrollo moral y espiritual de la humanidad. Se auspicia que los líderes políticos de los países limítrofes resuelvan la actual situación en modo maduro y armonioso para que contribuyan a la paz y a la coexistencia de la humanidad, que es de hecho, la principal finalidad de la diplomacia y de la política.

3- Exhortación a los connacionales coreanos

La difusión de las armas nucleares es “la mala acción” que amenaza fundamentalmente la paz en la península coreana, además de la del mundo entero. La guerra, que no permite jamás la retractación de la situación, dejará al pueblo coreano solamente las llagas profundas y la devastación irreparable para la humanidad entera. El armamento nuclear y el reforzamiento militar no pueden garantizar la paz de nuestra querida península; en cambio, se puede alcanzar la paz verdadera sólo por medio del esfuerzo que mira a la realización de la justicia a través del diálogo que favorece la reconciliación y el desarrollo cooperativo del pueblo coreano, para que “la paz es el fruto de la justicia” (Is 32,17). Nosotros, Pueblo Coreano, somos llamados a resistir al poder diabólico que tiende a agravar la actual crisis. ¿Por qué no se piensa en reducir el presupuesto del gasto astronómico militar de Corea del Sur y la del Norte al fin de utilizarlo en vez para el desarrollo humano y cultural? Queremos asegurar por lo tanto a nuestros connacionales que nosotros promovemos las varias iniciativas por la paz y la justicia ya sea de nuestra península como también de la humanidad.

4- Exhortación a los cristianos y a todos los pueblos del mundo

La paz en la península coreana concierne no sólo a Asia del Nordeste, sino al mundo entero para que dicha península, dada la presencia de los potentísimos países limítrofes, tiene un rol de “balance del peso” en la paz del mundo. La actual situación, por lo tanto, exige un esfuerzo de colaboración que involucre estrechamente la conciencia, la inteligencia, la solidaridad, la piedad y el mutuo respeto. No nos quedemos en la actitud de la indiferencia o del silencio irresponsable, sino intentemos buscar juntos (repetimos: con inteligencia, la conciencia y el pensamiento crítico-racional) una sabiduría que no manifieste la raíz del problema y que nos de la solución adecuada. Dirigimos la exhortación, ante todo a los cristianos que están llamados a colaborar en la obra creadora y redentora de Dios. La realización de la desnuclearización y el establecerse de la paz en la península coreana contribuirá, como en un “momento crucial”, a generar el futuro de la humanidad proponiéndole una visión del mundo en el cual el valor de las creaturas se realiza plenamente con el amor y la justicia reales y concretos. Permanecemos en la firme solidaridad de la oración y de la acción para que se haga el cambio para que se pueda “transformar las espadas en arados, las lanzas en hoces” (Is 2,4) en las zonas de conflictos incluida la península coreana. En tal solidaridad, que la luz de la justicia y del amor de Dios venza los mencionados conflictos y la difusión del odio a través de nuestras oraciones que van junto a las acciones concretas.

Se invita, en modo particular, a los fieles coreanos a pedir la intercesión de la Virgen por la paz en la península coreana, en ocasión de la Solemnidad de la Asunción de la Beata Virgen María. Nosotros estamos llamados a ser colaboradores de la paz. En concreto, se exhorta a todos los hermanos y hermanas del mundo a tener un atento interés, a una oración, a una respuesta con buen discernimiento, a una cordial colaboración para resolver la crisis de nuestra península. La Iglesia en Corea no faltará nunca en involucrarse dentro de la problemática en cuestión y ante todo en la continua oración.

“Señor, ¡Ten piedad de nosotros! Dónanos la paz. Amén.”

En ocasión del 72° aniversario del Día Conmemorativo de la Independencia de Corea, el 15 de agosto 2017

S.E. Mons. Peter Lee Ki-heon, obispo de Uijeongbu y Presidente de la Comisión de la Reconciliación del Pueblo Coreano de la Conferencia Episcopal Coreana

S.E. Mons. Lazzaro You Heung-sik, obispo de Daejeon y Presidente de la Comisión de  Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Coreana

 

   

 

 

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