08/04/2019, 11.26
RUSIA
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Ortodoxos rusos ven en la revolución digital al Anticristo

de Vladimir Rozanskij

Manifestaciones en Vorónezh, San Petersburgo, Moscú y Lípetsk para protestar contra la introducción del PIN personalizado. Se teme llegar a un control total del individuo: un “campo de concentración electrónico”. El patriarca Kirill pide respetar a quien se oponga a los documentos electrónicos.   

Moscú (AsiaNews) -  Desde el 3 de abril pasado, se ha dejado de distribuir a ciudadanos rusos la credencial de jubilado, que ha sido sustituida por un número de PIN personalizado, necesario para acceder a los servicios electrónicos. Una parte de la feligresía ortodoxa se rebela contra esta medida ya que, a su modo de ver, manifiesta el advenimiento inminente de los tiempos apocalípticos.

La nueva ley introduce nuevas reglas para la utilización de los servicios estatales, estableciendo que con el PIN, todos los ciudadanos podrán dirigirse a la asministración pública para recibir la pensión y para resolver todas las demás necesidades. Se trata de una simplifcación de los procedimientos que apunta a una “revolución digital”, anunciada por Putin tras la elección del año pasado, que le otorgó su cuarto mandato presidencial. Los ortodoxos más observantes, que hace tiempo protestan contra la utilización de “cifras satánicas”, como por ejemplo, el código fiscal, hablan de la imposición del “campo de concentración electrónico”.  .

La presidente del “Comité en defensa de la familia y la moralidad” de Vorónezh, Valentina Pashenko, quien ni siquiera utiliza tarjetas de crédito, denuncia la utilización de las huellas dactilares para ingresar al banco y a los edificios de gobierno, y se opone al uso de registros de trabajo electrónicos. Al hablar con la BBC, Valentina afirmó que “cuando todos los datos personales sean conservados en un único sistema, esto permitirá que persona malvadas puedan excluir del sistema a cualquier individuo indeseado”. A fines de marzo, ella organizó en su ciudad un encuentro contra la nueva ley del PIN, el cual sería asociado al documento de identidad. En la manifestación participaron cerca de 500 personas.

“Primero serán las pensiones y luego, todos los demás datos de las personas: sus propiedades, los derechos sociales, los datos sobre la familia y sobre sus hijos, la información académica y médica, los salarios: toda la vida del individuo será insertada en un número electrónico”, se queja Pashenko, “es como la marca que te colocaban en los campos de concentración estalinistas, adonde mandaron a nuestros abuelos”. Otras protestas fueron organizadas en San Petersburgo y en Moscú; en Lípetsk se llevó a cabo una vigilia de oración continua, conducida por activistas ortodoxos.

El líder del movimiento “Resistencia parental”, Nikolaj Mishustin, representa los intereses de los creyentes que se oponen a cualquier tipo de número electrónico identificatorio. Según dice, ya hay 40.000 personas que han firmado un petitorio contra la ley, en varias ciudades de Rusia. “Hasta ahora, todos podían acceder a los servicios administrativos del modo tradicional, si así lo deseaban”, observa Mishutin, “pero esta ley obliga a valerse de la modalidad electrónica a través del PIN, sin siquiera pedir el consentimiento para el tratamiento de los datos personales: se trata de una escandalosa violación a la Constitución”.

Los que participaron en la manifestación de Vorónezh, según fue explicado por Pashenko, se dirigieron al patriarca de Moscú, Kirill (Gundjaev), para solicitar permiso a fin de organizar procesiones contra la nueva ley, y condenar con un anatema a los “lobistas de las inicitaivas, que son claramente anti-cristianas”. La oposición de los ortodoxos a la digitalización halla su fundamento en las palabras de San Juan en el Apocalipsis, cuando se refiere al “número de la bestia”: Hace que todos, niños y adultos, ricos y pobres, libres y esclavos, reciban una marca en la mano derecha y en la frente; y que nadie pueda comprar ni vender si no es mostrando dicha marca, es decir, el nombre de la Bestia o la cifra de su nombre. Aquí está la sabiduría. Quien tenga inteligencia, calcule la cifra de la Bestia, y verá que su cifra seis cientos sesenta y seis (Apocalipsis 13,16-18). A su modo de ver, la introducción del PIN es un claro signo del próximo advenimiento del Anticristo. Algunos afirman reconocer el número maldito no sólo en los códigos, sino también en cada una de las páginas de los pasaportes y de los demás documentos emitidos por el Estado.  

La Iglesia ortodoxa está muy al tanto de estas preocupaciones, que circulan entre los creyentes desde hace varios años.  Aleksandr Volkov, vocero del patriarca, explicó a la BBC: “En la Iglesia existen documentos que ilustran cómo hay que comportarse frente a este tipo de iniciativas, y nos han llegado muchísimas cartas de fieles preocupados por esto, pero respecto a esta ley, no tenemos objeciones reales que presentar”. En el 2013, el Sínodo de obispos rusos declaró que estaba en contra de la introducción de “cualquier forma de coerción de los ciudadanos en lo que hace a la utilización de [mecanismos de] identificación electrónicos”.  

En el pasado mes de enero, al tomar la palabra en la Duma, el patriarca Kirill llamó la atención a los diputados, pidiendo tomar en cuenta el deseo de los ciudadanos, en caso de negarse a utilizar documentos electrónicos. “El progreso contemporáneo conlleva peligros, ante todo, para la libertad de las personas”, advirtió el responsable de los ortodoxos rusos, “la verdadera libertad no tolera el control global sobre la vida de los individuos, este camino llevaría a la futura ruina apocalíptica de todo el género humano.   Cuando hablamos de la llegada del Anticristo, partiendo de las Escrituras, la entendemos precisamente como este sistema de control global, realizado por un solo centro de poder, o incluso por una sola persona”.   

El presidente del comité parlamentario de políticas sociales, Jaroslav Nilov, ha contado que a la Duma han llegado muchos reclamos de creyentes criticando el proyecto de ley, y que los diputados están tratando de responder a estos cuestionamientos: “Hemos pedido que se aclare cuál es la posición oficial de la Iglesia, que se ha expresado con suma prudencia, pero no explícitamente en contra de la ley”.

Los grupos de “opositores al Apocalipsis electrónico” no representan a la mayoría de los ciudadanos, y tampoco a los creyentes ortodoxos, pero son muy influyentes, en parte por el apoyo de numerosos y autorizados starets, cuya palabra es escuchada incluso más que la del patriarca y la del presidente. En la ortodoxia, han existido sentimientos de este tipo desde la época de los zares, y desde que comenzaron a implementarse medidas modernas como el censo y la identificación de la población, como ocurrió con la emisión de “pasaportes internos” que luego eran destrozados o quemados por los creyentes.   

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