24/06/2021, 12.18
SIRIA
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Padre Ibrahim: el drama de los cristianos de Alepo

El sacerdote relata las dificultades de una ciudad que se enfrenta a muchas urgencias: alimentación, educación y salud, por el Covid. Los precios suben constantemente, las sanciones son inhumanas y la población sufre por el hambre. El objetivo de abrir un comedor para servir comida caliente a los más pobres. Los jóvenes atraviesan una fase crítica, en la que casarse es "un acto de fe heroico".

Alepo (AsiaNews) -  La emergencia escolar y la crisis alimentaria, la pandemia del Covid-19 el problema de la vivienda, que afecta de un modo especial a los matrimonios jóvenes.  Son muchos los problemas que impiden la recuperación de Siria, una nación que es escenario de una sangrienta guerra desde hace más de una década. El padre Ibrahim Alsabagh, un franciscano de 50 años, guardián y sacerdote de la parroquia latina de Alepo, aborda estos temas en una "Carta a los amigos". Relata la dramática situación en la que aún vive la población de la que supo ser la capital económica y comercial del país. En la carta, que fue enviada a AsiaNews, el párroco condena las sanciones: las define como "inhumanas" y dice que son "utilizadas de forma injusta". El único resultado es "hacer sufrir a todos, especialmente a los más débiles".

Las sanciones, explica el sacerdote, "impiden el buen funcionamiento de los hospitales y de los equipos médicos, y paralizan" el sistema de Salud. A esto se suma la "falta de electricidad" que hoy hace que "no se pueda encender un aire acondicionado o un ventilador"; lo mismo sucede en invierno: "no es posible encender la calefacción". "La realidad se va agravando poco a poco”, continúa, “y es cada vez más opresiva, lo que hace que las condiciones de vida sean sumamente difíciles”. 

Los precios "suben constantemente y la población tiene hambre", prosigue el padre Ibrahim. Por ejemplo, si nos referimos al precio de las frutas y verduras, los productos de temporada resultan "inasequibles" para los más pobres. "Imagínese que la mitad del salario mensual de un empleado no alcanza para comprar pasta y verduras”, comenta. En respuesta, la Iglesia "ha vuelto a promover la distribución de paquetes de alimentos o a pagar pequeñas cantidades de dinero para ayudar a comprar alimentos." Y el siguiente objetivo es "abrir un comedor para servir comida caliente" a las personas que viven a la intemperie o a los ancianos que están pasando dificultades.

Como ocurre en el resto del país, la situación en Alepo sigue siendo crítica, sobre todo por el hambre y la falta de trabajo, más que por el Covid-19 en sí. Tal y como han denunciado personalidades de la Iglesia siria, entre ellas el vicario apostólico de Alepo y el arzobispo maronita de Damasco, a las medidas punitivas ordinarias se ha añadido el  Caesar Act, que afecta a la población tanto como la inflación. Una situación que valoriza aún más y pone de relieve la solidaridad del Papa Francisco, con sus llamamientos por la paz.

Mientras el mundo lidia con la emergencia mundial provocada por el coronavirus, Alepo y Siria en general "han recibido un número limitado de vacunas", acusa el sacerdote. Los enfermos "prefieren morir en casa, sin decir que están infectados, porque no tienen dinero para pagar el tratamiento". Desgraciadamente", continúa, "tenemos nuevos infectados, y por tanto nuevas muertes. Solo muy pocas personas están inmunizadas". 

La emergencia desatada por la pandemia también ha impactado en las escuelas: "hace dos años que están cerradas” y la emergencia educativa es "cada vez más grave". Además, se disparan los precios de los alquileres de las casas y apartamentos, "y las familias cristianas, sobre todo las parejas nuevas con hijos, viven en casas alquiladas y tienen un número muy limitado de recursos". 

Para el futuro, la acción pastoral se dirige sobre todo a los jóvenes y a los matrimonios, en una fase histórica en la que "casarse es un acto de fe heroico". "Dado que estos jóvenes son nuestro futuro", concluye el sacerdote, "se han convertido en nuestra prioridad: son los que más necesitan asistencia material y espiritual, para que puedan sentirse amados, apoyados, seguros, y para ello no están solos". Getsemaní, San Antonio de Padua -patrono de la provincia de Oriente Medio- y San Francisco son ejemplos en los que hallamos la fuerza para continuar la misión.

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