11/09/2019, 00.29
VATICANO
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Papa: ‘no tengo miedo de los cismas’, las críticas se hacen en la cara

Paz, xenofobia, diálogo interreligioso fueron algunos de los temas afrontados por Francisco en el largo diálogo con periodistas, durante el vuelo de regreso del Madagascar.

 

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – El Papa no tiene miedo de los cismas, “ruego para que no los haya” y para que haya diálogo, “pero no tengo miedo”. Es lo que dijo Francisco en la larga conferencia de prensa mantenida durante el vuelo que lo trajo de regreso a Roma, adonde arribó poco antes de las 19. 

La paz -”las guerras destruyen, hacen perder todo”;  -el envejecimiento - “es una opinión personal, pienso que el bienestar ha de ser la raíz”; -la xenofobia - “es una enfermedad humana… es una enfermedad que entra en un país, entra en un continente, y colocamos muros. Pero los muros dejan solos a los que los fabrican”, fueron algunos de los temas afrontados por el Papa en el coloquio con los periodistas. Y también, el diálogo  interreligioso, “no se elimina la diferencia entre las religiones, sino que se subraya que todos somos hermanos, que todos debemos hablar” – la globalización, aquella “verdadera”, es un “poliedro donde cada pueblo conserva su identidad, pero se une a toda la humanidad. En cambio, la colonización ideológica trata de eliminar la identidad de los demás [pueblos] para hacerlos iguales, y vienen a ti con propuestas ideológicas que van contra la naturaleza de ese pueblo, contra la historia de ese pueblo y contra los valores de ese pueblo”. 

Respondiendo a la pregunta sobre el hecho de que el Papa “está siendo atacado por un sector de la Iglesia americana”, Francisco respondió: “Ante todo, las críticas siempre ayudan, siempre. Cuando uno recibe una crítica, enseguida debe hacer una autocrítica y decir: ¿Esto es cierto, o no? ¿Hasta qué punto? Y yo siempre saco ventajas de las críticas. A veces te hacen enfadar,,, Pero ventajas, las hay. En el viaje de ida a Maputo, uno de ustedes me dio un libro en francés sobre los americanos que quieren cambiar al Papa. Yo sabía de la existencia de ese libro, pero no lo había leído. Las críticas no son solamente de los americanos, las hay en todas partes, incluso en la Curia. Al menos, los que dicen estas cosas, tiene la ventaja de tener la honestidad de decirlas. No me gusta cuando las críticas se hacen debajo de la mesa: te sonríen mostrando los dientes y luego te clavan un puñal por detrás. Esto no es leal, no es humano. La crítica es un elemento constructivo, y si tu crítica no es justa, estás preparado para recibir la respuesta y dialogar, y así llegar a un punto justo. Esta es la dinámica de la verdadera crítica. Por el contrario, la crítica de las píldoras de arsénico, un tema sobre el cual he hablado, a propósito de este artículo, que le he dado al padre Rueda, es como arrojar la piedra y esconder la mano… Esto no sirve, no ayuda. Ayuda a los grupitos cerrados, que no quieren escuchar la respuesta a la crítica. En cambio, una crítica leal - yo pienso esto, esto y esto- está abierta a la respuesta, esto sí construye, ayuda. Sobre el caso del Papa: esto del Papa no me gusta, lo critico, hablo, hago un artículo y le pido responder sobre esto, esto sí es leal. Hacer una crítica sin querer escuchar la respuesta y sin dialogar, es no querer a la Iglesia, es ir detrás de una idea fija, sea cambiar el Papa o provocar un cisma. Esto es claro: una crítica leal siempre es bienvenida, al menos por mí. Segundo, el problema del cisma: en la Iglesia ha habido tantos, pero tantos cismas” “La opción cismática está siempre presente en la Iglesia, siempre. Pero es una de la opciones que el Señor deja a la libertad humana. No tengo miedo de los cismas, ruego para que no lo haya, porque está en juego la salud espiritual de mucha gente. Que haya diálogo, que haya una corrección si hay algún error, pero el camino del cisma no es cristiano”. “Un cisma siempre es un distanciamiento elitario provocado por una ideología que está alejada de la doctrina. Es una ideología, quizás justa, pero que entra en la doctrina y la corta… Por eso ruego para que no haya cismas, pero no tengo miedo”. Hoy, “está la ideología de la primacía de una moral ascética sobre la moral del pueblo de Dios. Los pastores deben conducir a la grey entre la gracia y el pecado, porque la moral evangélica es esta. En cambio, una moral de una ideología tan pelagiana te lleva a una rigidez, y hoy tenemos muchas escuelas de rigidez dentro de la Iglesia, que no son cismas, sino caminos cristianos seudo-cismáticos, que acabarán mal. Cuando ustedes vean cristianos, obispos, sacerdotes rígidos, detrás de ello hay problemas, no está la santidad del Evangelio. Por eso, debemos ser suaves con las personas que se ven tentadas por estos ataques, están atravesando un problema, debemos acompañarlas con ternura”.  

La xenofobia “es una enfermedad humana, como el sarampión… Es una enfermedad que entra en un país, entra en un continente, y colocamos muros. Pero los muros dejan solo a los que los fabrican. Sí, dejan afuera a mucha gente, pero los que permanecen entre las paredes se quedarán solos, y al final de la historia, serán derrotados por grandes invasiones. La xenofobia es una enfermedad. Una enfermedad “justificable”, por ejemplo, para mantener la pureza de la raza, por citar una xenofobia del siglo pasado. Muchas veces, las xenofobias se suben a la ola de los populismo políticos. La semana pasada, o la anterior, dije que a veces, en algunos lugares escucho discursos que se parecen a los de Hitler en el ‘34. Es como si en Europa, se estuviera volviendo a cierto pensamiento”.

Por último, habló de la defensa de la naturaleza. “Ya lo he dicho en otro viaje, en el inconsciente colectivo, hay un lema: a África, hay que explotarla. Jamás pensamos: a Europa hay que explotarla. Tenemos que liberar a la humanidad de este inconsciente colectivo. El punto más fuerte es el de la explotación del ambiente, con la deforestación, la destrucción de la biodiversidad”. “En el Vaticano hemos prohibido los plásticos y estamos abocados a esta tarea”. “Es necesario defender la ecología, la diversidad, que es nuestra vida, defender el oxígeno, que es nuestra vida. Para mí es un consuelo ver que los que llevan adelante esta lucha son los jóvenes, que tiene una gran consciencia y dicen: el futuro es nuestro, con el tuyo haz lo que quieras, ¡pero no con el nuestro! Creo que haber llegado al acuerdo de París ha sido un buen paso adelante, y también lo son otros… Son encuentros que ayudan a tomar consciencia.Pero el año pasado, en verano, cuando vi esa foto del barco que navegaba hacia el Polo Norte como si nada, sentí angustia, y poco después, todos vimos la fotografía del acto fúnebre simbólico por aquél glaciar que ya no existía más en Groenlandia… Todo esto sucede muy deprisa, debemos tomar conciencia, empezando por las cosas pequeñas.  ¿Están haciendo todo los gobernantes? Algunos más, otros menos. Es cierto que hay una palabra que debo decir y que está en la base de la explotación ambiental”. “Y la palabra -fea, fea- es corrupción: yo necesito hacer esto, y para hacerlo, debo deforestar, y necesito el permiso del gobierno o del gobierno provincial. Voy a ver al responsable -y aquí, repito literalmente lo que me ha dicho un empresario español- y la pregunta que se nos hace, cuando queremos que se apruebe el proyecto, es: ‘¿Cuánto para mí?’, así, descaradamente. Esto sucede en África, en América Latina y también en Europa. En todas partes, cuando se asume la responsabilidad socio-política como una ganancia personal, allí se explotan los valores, la naturaleza y a la gente. África tiene que ser explotada… Pero pensemos en tantos operarios, que son explotados en nuestras sociedades; la contratación ilícita de mano de obra es algo que también tenemos en Europa, esto no lo han inventado los africanos. La empleada doméstica a la que se le paga un tercio de lo que corresponde, no es algo que hayan inventado los africanos; las mujeres engañadas y explotadas para ejercer la prostitución en el centro de nuestras ciudades, esto no lo han inventado los africanos. Donde estamos, también hay explotación, no solo ambiental, sino también humana. Y esto es por la corrupción. Y cuando la corrupción está dentro del corazón, preparémonos, porque sobreviene de todo”.

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