Papa: "Desafío impostergable", hacer "protagonistas" a las mujeres de la vida eclesial y social
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Es un "desafío no más impostergable" estudiar "criterios y modalidades nuevas para que las mujeres no se sientan huéspedes, sino plenamente partícipes dela vida social y eclesial", teniendo como líneas-guía la búsqueda de la "reciprocidad en la equivalencia y en la diferencia", la "generatividad", la lucha contra las formas de degradación del cuerpo femenino y "una presencia femenina más capilar e incisiva" en la Iglesia.
La audiencia, esta mañana con los participantes en la asamblea plenaria del Pontificio concejo de la cultura, que concluye hoy sus trabajos sobre el tema. "Las culturas femeninas: igualdad y diferencia" fue la ocasión para el Papa Francisco para volver a hablar del tema que, dijo, "lo tengo en mi corazón y ya en diversas ocasiones tuve modo de tocarlo e invitar a profundizarlo". Y hoy el Papa indicó "algunas líneas-guía" para desarrollar el tema de la plenaria "en cada parte de la tierra, en el corazón de todas las culturas, en diálogo con las varias pertenecías religiosas".
"La primera temática es: Entre igualdad y diferencia en la búsqueda de un equilibrio. Este aspecto no ve enfrentado ideológicamente, porque la "lente" de la ideología impide ver bien la realidad. La igualdad y la diferencia de las mujeres- como por otro lado de los hombres- se perciben mejor en la prospectiva del "con", de la relación, que en aquella del "contra". Desde hace tiempo dejamos a las espaldas, al menos en las sociedades occidentales, el modelo de la subordinación social de la mujer al hombre, un modelo secular pero que, jamás agotó del todo sus efectos negativos. Hemos superado también un segundo modelo, el de la pura y simple paridad, aplicada mecánicamente, y de la igualdad absoluta. Se configuró así un nuevo paradigma, el de la reciprocidad en la equivalencia y en la diferencia. La relación hombre-mujer, por lo tanto, debería reconocer que ambas son necesarias en cuánto poseen, sí, una idéntica naturaleza, pero con modalidades propias. La una necesaria al otra y viceversa, para que se cumpla realmente la plenitud de la persona".
"La segunda temática: "La generatividad" como código simbólico. Ella dirige una mirada intensa a todas las mamás y ensancha el horizonte a la transmisión y a la tutela de la vida, no limitada a la esfera biológica, que podremos sintetizar alrededor de cuatro verbos: desear, poner en el mundo, tomarse el cuidado y dejar ir. En este ámbito, tengo presente y aliento la contribución de tantas mujeres que obran en la familia, en el campo de la educación a la fe, en la actividad pastoral, en la formación escolástica, pero también en las estructuras sociales, culturales y económicas. Vosotras mujeres saben encarnar el rostro tierno de Dios, su misericordia, que se traduce en disponibilidad en donar tiempo más que en ocupar espacios, en recibir en vez de excluir. En este sentido, me gusta describir la dimensión femenina en la Iglesia como seno acogedor que regenera la vida".
"La tercer temática: el cuerpo femenino entre cultura y biología, no reconduce a la belleza y a la armonía del cuerpo que Dios ha donado a la mujer, pero también a las dolorosas heridas sufridas, tal vez con particular violencia a ella en cuánto mujeres. Símbolo de vida, el cuerpo femenino es, lamentablemente no raramente, agredido y violado también por aquellos que deberían ser los custodios y compañeros de vida. Las muchas formas de esclavitud, de comercialización, de mutilación del cuerpo de las mujeres, de mutilación del cuerpo de las mujeres, nos comprometen por lo tanto a trabajar para derrotar esta forma de degradación que lo reduce a puro objeto de venta en los varios mercados. Deseo llamar la atención, en este contexto, sobre la dolorosa situación de tantas mujeres pobres, obligadas a vivir en condiciones de peligro, de explotación, marginadas por la sociedad y hechas víctimas de una cultura del descarte".
"Cuarta temática. Las mujeres y la religión: ¿fuga o búsqueda de participación en la vida de la Iglesia? Aquí los creyentes son interpelados en modo particular. Estoy convencido de la urgencia de ofrecer espacios a las mujeres en la vida de la Iglesia y de recibirlas, teniendo en cuenta las específicas y cambiadas sensibilidades culturales y sociales. Es deseable, por lo tanto una presencia femenina más capilar e incisiva en las Comunidades, para que así podamos ver a muchas mujeres involucradas en las responsabilidades pastorales, en el acompañar a personas, grupos o familias, así como también en la reflexión teológica".
"No se puede olvidar el rol insubstituible de la mujer en la familia. Las dotes de delicadeza, peculiar sensibilidad y ternura, de la cual es rica el alma femenina, representan no sólo una genuina fuerza para la vida de las familias, para la irradiación de un clima de serenidad y de armonía, y también una realidad sin la cual la vocación humana sería irrealizable. Se trata, además, de alentar y promover la presencia eficaz de las mujeres en tantos ámbitos de la esfera pública, en el mundo del trabajo y en lugares donde se adopten las decisiones más importantes y al mismo tiempo mantener su presencia y atención preferencial y del todo especial en y para la familia. No es necesario dejar solas a las mujeres en llevar este peso y en tomar decisiones, pero todas las instituciones, comprendida la comunidad eclesial, están llamadas a garantizar la libertad de elección a las mujeres, para que tengan la posibilidad de asumir responsabilidades sociales y eclesiales, en un modo armónico con la vida familiar".
05/12/2016 17:00
