29/06/2016, 12.10
VATICANO
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Papa: La oración, vía de salida de la comunidad, que corre el peligro de encerrarse en sí misma debido a la persecución y el miedo

En la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, el Papa Francisco recibió a la delegación enviada por el Patriarca Ecuménico de Constantinopla y espera el paso de la "división de la unidad". Bendijo también los palios para los nuevos arzobispos principales, un signo de comunión con la Sede de Pedro. Las comunidades cristianas tienen que ser "Iglesias en salida" a través de la oración que vence su miedo y el "complejo de Herodes", de la persecución que se encierra antes de los peligros, y "a las sorpresas de Dios".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - La oración es la manera de revivir una "Iglesia en salida", no "encerrada en sí misma debido a la persecución y el miedo". Permite a la Iglesia pasar "del encierro a la abertura, del miedo a la valentía, de la tristeza a la alegría. Y podemos añadir: de la división a la unidad". Es en este paso "del encierro de la abertura" que gira la homilía del Papa Francisco proclamado hoy en la basílica de San Pedro durante la misa solemne de la Solemnidad de los Apóstoles Pedro y Pablo. Como en décadas de tradición, asistiendo a la liturgia había una delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, encabezada por Su eminencia Methodios, Metropolita de Boston, acompañado por el Excelentísimo Job, Arzobispo de Telmessos, y el diácono patriarcal Nephon Tsimalis.

También presentes varios arzobispos metropolitanos a los que Francisco bendijo el palio, símbolo de comunión con el Obispo de Roma. A diferencia del pasado, el palio será llevado a cada arzobispo a sus respectivas sedes por el representante papal de la zona.

"Con respecto a los encierros - que a menudo ha reiterado el Papa -, la oración aparece como la principal vía de salida: salida de la comunidad, que corre el peligro de encerrarse en sí misma debido a la persecución y al miedo; salida para Pedro, que al comienzo de su misión que le había sido confiada por el Señor, es encarcelado por Herodes, y corre el riesgo de ser condenado a muerte. Y mientras Pedro estaba en la cárcel, «la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él» (Hch 12,5). Y el Señor responde a la oración y le envía a su ángel para liberarlo, «arrancándolo de la mano de Herodes» (cf. v. 11). La oración, como humilde abandono en Dios y en su santa voluntad, es siempre una forma de salir de nuestros encierros personales y comunitarios”.

Refiriéndose a las lecturas del día, el Papa recuerda  a Pablo quien “escribiendo a Timoteo, habla de su experiencia de liberación, la salida del peligro de ser, él también, condenado a muerte; en cambio, el Señor estuvo cerca de él y le dio fuerzas para que pudiera llevar a cabo su trabajo de evangelizar a los gentiles (cf. 2 Tm 4,17). Pero Pablo habla de una «apertura» mucho mayor, hacia un horizonte infinitamente más amplio: el de la vida eterna, que le espera después de haber terminado la «carrera» terrena. Es muy bello ver la vida del Apóstol toda «en salida» gracias al Evangelio: toda proyectada hacia adelante, primero para llevar a Cristo a cuantos no le conocen, y luego para saltar, por así decirlo, en sus brazos, y ser llevado por él que lo salvará llevándolo a su reino celestial» (cf. v. 18)".

En la vida de Simón Pedro es importante la oración para llevar a Pedro a "salir de sí mismo, de sus seguridades humanas, sobre todo de su orgullo mezclado con valentía y con generoso altruismo. En este su camino de liberación, es decisiva la oración de Jesús: «yo he pedido por ti (Simón), para que tu fe no se apague» (Lc 22,32). Es igualmente decisiva la mirada llena de compasión del Señor después de que Pedro le hubiera negado tres veces: una mirada que toca el corazón y disuelve las lágrimas de arrepentimiento (cf. Lc 22,61-62). Entonces Simón Pedro fue liberado de la prisión de su ego orgulloso, de su ego miedoso, y superó la tentación de cerrarse a la llamada de Jesús a seguirle por el camino de la cruz".

Francisco se centró principalmente en contar la liberación de Pedro de la prisión (12,1 a 11). "Cuando Pedro se encuentra milagrosamente libre, fuera de la prisión de Herodes, va a la casa de la madre de Juan, llamado Marcos. Llama a la puerta, y desde dentro responde una sirvienta llamada Rode, la cual, reconociendo la voz de Pedro, en lugar de abrir la puerta, incrédula y llena de alegría corre a contárselo a su señora. El relato, que puede parecer cómico, y que puede dar inicio al llamado complejo de Herodes, nos hace percibir el clima de miedo en el que vivía la comunidad cristiana, que permanecía encerrada en la casa, y cerrada también a las sorpresas de Dios. Pedro llama a la puerta: “¡Mira!”. Está la alegría, está el miedo… “Pero. ¿abrimos, no abrimos?”. Y él corre peligro, porque la policía puede tomarlo… Pero el miedo hace que nos detengamos, ¡nos detiene siempre! Nos cierra, nos cierra a las sorpresas de Dios".

"A partir de aquí - añadió improvisando - tal vez comience el ‘complejo de Herodes’ [la percepción de ser perseguido]".

"Este particular - concluyó – nos habla de la tentación que existe siempre para la Iglesia: de cerrarse en sí misma de cara a los peligros. Pero incluso aquí hay un resquicio a través del cual puede pasar a la acción de Dios: dice Lucas que en aquella casa, «había muchos reunidos en oración» (v. 12). La oración permite a la gracia abrir una vía de salida: del cerramiento a la apertura, del miedo a la valentía, de la tristeza a la alegría. Y podemos añadir: de la división a la unidad”.

“Sí, lo decimos hoy junto a nuestros hermanos de la delegación enviada por el querido Patriarca Ecuménico Bartolomé, para participar en la fiesta de los Santos Patronos de Roma. Una fiesta de comunión para toda la Iglesia, como pone de manifiesto la presencia de los Arzobispos Metropolitanos venidos para la bendición de los Palios, que les serán impuestos por mis Representantes en sus respectivas sedes. Que los santos Pedro y Pablo intercedan por nosotros, para que podamos hacer este camino con la alegría, experimentar la acción liberadora de Dios y testimoniarla a todos”.

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