14/04/2015, 00.00
VATICANO
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Papa: Para una Iglesia "en salida", la vocación como el "éxodo". La propuesta a los jóvenes frenados en "sus sueños"

En el Mensaje por la 52 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones (26 de abril), el Papa Francisco pide a los jóvenes superar "las incógnitas", las "preocupaciones", las "incertidumbres" que amenazan con "paralizar sus impulsos" . La vocación es "dejarse a sí mismos, salir de la comodidad y la rigidez de lo propio para centrar nuestra vida en Cristo Jesús". No es una "huida del mundo", sino "un compromiso real, real y total”. Una Iglesia "en salida", no "preocupada por sí misma, de sus estructuras y de sus logros", sino capaz de "satisfacer a los hijos de Dios" y "compartir" sus heridas.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Por una Iglesia “en salida”, no preocupada por sí misma, sino con muchas ganas de anunciar por las calles del mundo, tenemos que vivir vocaciones como el "éxodo", una salida que tiene sus raíces en Jesucristo, se pone "al servicio de la construcción del Reino de Dios en la tierra". Este es el significado del mensaje del Papa Francisco por la 52 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que se celebra el cuarto domingo de Pascua, 26 de abril. El mensaje, publicado hoy por la oficina de prensa del Vaticano, está especialmente dirigido a los jóvenes que están "disponibles y generosos", pero "veces las incógnitas y las preocupaciones por el futuro y las incertidumbres que afectan a la vida de cada día amenazan con paralizar su entusiasmo, de frenar sus sueños, hasta el punto de pensar que no vale la pena comprometerse y que el Dios de la fe cristiana limita su libertad".

El llamado del Papa para ellos es: ", queridos jóvenes, no tengáis miedo a salir de vosotros mismos y a poneros en camino. El Evangelio es la Palabra que libera, transforma y hace más bella nuestra vida".

Para Francisco, "la vocación cristiana nace necesariamente dentro de una experiencia de misión” y "el ofrecimiento de propia vida en esta actitud misionera sólo es posible si somos capaces de salir de nosotros mismos", sólo un "éxodo "que es la vocación, o mejor dicho, nuestra respuesta a la vocación que Dios nos da".

"En la raíz de toda vocación cristiana se encuentra este movimiento fundamental de la experiencia de fe: creer quiere decir renunciar a uno mismo, salir de la comodidad y rigidez del propio yo para centrar nuestra vida en Jesucristo; abandonar, como Abrahán, la propia tierra poniéndose en camino con confianza, sabiendo que Dios indicará el camino hacia la tierra nueva. Esta «salida» no hay que entenderla como un desprecio de la propia vida, del propio modo de sentir las cosas, de la propia humanidad; todo lo contrario, quien emprende el camino siguiendo a Cristo encuentra vida en abundancia, poniéndose del todo a disposición de Dios y de su reino".

"La vocación es siempre una acción de Dios que nos hace salir de nuestra situación inicial, nos libra de toda forma de esclavitud, nos saca de la rutina y la indiferencia y nos proyecta hacia la alegría de la comunión con Dios y con los hermanos. Responder a la llamada de Dios, por tanto, es dejar que él nos haga salir de nuestra falsa estabilidad para ponernos en camino hacia Jesucristo, principio y fin de nuestra vida y de nuestra felicidad".

"Este éxodo dinámico - dice el Papa - no se refiere sólo a la llamada personal, sino a la acción misionera y evangelizadora de toda la Iglesia. La Iglesia es verdaderamente fiel a su Maestro en la medida en que es una Iglesia «en salida», no preocupada por ella misma, por sus estructuras y sus conquistas, sino más bien capaz de ir, de ponerse en movimiento, de encontrar a los hijos de Dios en su situación real y de compadecer sus heridas".

"Escuchar y acoger la llamada del Señor no es una cuestión privada o intimista que pueda confundirse con la emoción del momento; es un compromiso concreto, real y total, que afecta a toda nuestra existencia y la pone al servicio de la construcción del Reino de Dios en la tierra".

"El discípulo de Jesús - subraya - tiene un corazón abierto a su interminable horizonte, y su intimidad con el Señor nunca es un escape de la vida y el mundo".

Después de la exhortación a los jóvenes, que responden a la llamada, para que sus vidas se conviertan "cada día más ricas y más alegres", el mensaje concluye con una invocación a María, "modelo de toda vocación": " A Ella nos dirigimos para estar plenamente disponibles al designio que Dios tiene para cada uno de nosotros, para que crezca en nosotros el deseo de salir e ir, con solicitud, al encuentro con los demás (cf. Lc 1,39). Que la Virgen Madre nos proteja e interceda por todos nosotros".

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