25/11/2018, 13.33
VATICANO
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Papa: demos la bienvenida al Reino de Dios, el único destinado a durar para siempre

“Jesús nos pide dejar que Él se convierta en nuestro rey”. “Pero no tenemos que olvidar que el Reino de Jesús no es de este mundo. Él podrá dar sentido nuevo a nuestra vida, a veces puesta a duras pruebas también por nuestro errores y nuestros pecados, solamente a condición que nosotros no sigamos las lógicas del mundo y de sus ‘reyes’”. Ayer fue el aniversario del Holodomor, “terrible hambruna provocada por el régimen soviético que causó millones de víctimas”.

 

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “La historia enseña que los reinos fundados sobre el poder de las armas y sobre las prevaricaciones son frágiles y antes o después se derrumban”, mientras que el Reino de Dios, “fundado sobre su amor” está destinado a durar para siempre, con tal que no sigan las lógicas”, a los “reyes” de este modo. Lo dijo el Papa Francisco antes de recitar el Ángelus, delante de los 20 mil fieles presentes en la plaza de san Pedro, no obstante la lluvia. “Gracias, fueron valientes en venir aquí, no obstante la lluvia”, comentó el Papa.  

En el día en el cual se celebra la solemnidad de Jesucristo Rey del universo, recordó Francisco, ésta “recuerda que la vida de lo creado no avanza por casualidad, sino que procede hacia la meta final: la manifestación definitiva de Cristo, Señor de la historia y de todo lo creado. La conclusión de la historia será su Reino eterno. El pasaje del Evangelio de hoy (Cfr Jn 18,33b-37) nos habla de este Reino, narran la situación humillante en la cual se encontró Jesús después de haber sido arrestado en el Getsemaní: atado, insultado, acusado y llevado delante de las autoridades de Jerusalén. Entonces es presentado al procurador romano, como uno que atenta contra el poder político, para convertirse en el rey de los judíos. Pilato entonces hace su investigación y en un interrogatorio dramático le pregunta dos veces si Él es un rey (Cfr v. 33b.37)”.

“Jesús ante todo responde que su Reino “no es de este mundo” (v.36). Después confirma: “Sí, como dices, soy Rey” (v.37). “Es evidente a lo largo de toda su vida que Jesús no tiene ambiciones políticas”. Prueba de ello es que “tras la multiplicación de los panes, la gente, entusiasmada por el milagro, quería proclamarlo rey para que derrotara al poder romana y restableciese el reino de Israel”.

“Pero, para Jesús, el Reino es otra cosa y no se alcanza con revueltas, con violencia y con la fuerza de las armas”. Por ese motivo, cuando el pueblo pretendió nombrarlo rey, “se retiró solo a la montaña a rezar (Cfr Jn 6,5-15). Entonces, respondiendo a Pilato, le dice que sus discípulos no combatieron para defenderlo. Dice: “Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí” (v. 36).

“Jesús quiere hacer entender que por encima del poder político hay otro mucho más grande que no se obtiene con medios humanos. Él vino a la tierra para ejercer este poder, que es el amor, dando testimonio de la verdad (Cfr v.37). Se trata de la verdad divina que, en definitiva, es el mensaje esencial del Evangelio: “Dios es amor” (1 Jn 4,8) y quiere establecer en el mundo su reino de amor, de justicia y de paz. Este es el Reino del que Jesús es Rey, y que se extiende hasta el final de los tiempos”. La historia enseña que los reinos fundados sobre el poder de las armas y sobre la prevaricación son frágiles y antes o después terminan quebrando. Pero el Reino de Dios se fundamenta sobre el amor y se radica en los corazones, ofreciendo a quien lo acoge paz, libertad y plenitud de vida”. Todos nosotros queremos, paz, queremos, libertad, queremos plenitud. ¿Cómo se consigue? Basta con que dejes que el amor de Dios se radique en el corazón y tendrán paz, libertad y plenitud”.

Jesús hoy nos pide que le permitamos que Él se convierta en nuestro rey: Un rey que con su palabra, su ejemplo y su vida inmolada en la cruz nos ha salvado de la muerte, indica el camino al hombre perdido, da nueva luz a nuestra existencia marcada por la duda, el miedo y las pruebas cotidianas. Pero no debemos olvidar que el Reino de Jesús no es de este mundo. Él podrá dar un nuevo sentido a nuestra vida, a veces puesta a dura prueba también por nuestros errores y pecados, sólo con la condición de que no sigamos la lógica del mundo y de sus ‘reyes’».

“La Virgen María “nos ayude a recibir a Jesús como rey de nuestra vida y a difundir su reino, dando testimonio a la verdad que es el amor”.

Después de recitar la oración mariana, el Papa recordó que “ayer Ucrania conmemoró el aniversario del Holodomor, terrible hambruna provocada por el régimen soviético que causó millones de víctimas. La inmanente herida sea un pedido hacia todos para que tales tragedias no se repitan nunca más. Recemos para que aquel querido país y por la paz tan deseada”.

 

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