20/06/2017, 16.34
VATICANO-ITALIA
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Papa: don Milani, la misión de educar a una “conciencia libre”

Francisco en Barbiana. Don Milani un cura que ha querido “despertar en las personas los humanos para abrirlos al divino”. “Sólo poseer la palabra puede permitir discernir entre los muchos y a veces confusos mensajes que se nos caen encima y de dar expresión a las instancias profundas del propio corazón, como también a las esperas de justicia de tantos hermanos y hermanas que esperan justicia”.

Barbiana (AsiaNews) - Don Lorenzo Milani, “un sacerdote que ha dado testimonio de cómo al entregarse a Cristo, se encuentran los hermanos en sus necesidades, y se sirven entre sí, para que sea defendida y promovida su dignidad como personas, con el mismo don de sí mismo que Jesús ha mostrado hasta la cruz. El Papa Francisco en Barbiana, pueblito cerca de Florencia, ha definido así a un sacerdote símbolo de un modelo de educación integral y dirigida a li últimos. Un modelo y un compromiso que, ha recordado hoy Francesco, le procuraron “amarguras”.

La referencia es a las incomprensiones sufridas por d. Milani, por las cuales fue transferido a Barbiana, pueblito de pocas casas, 84 habitantes, pero donde, en dos habitaciones de la casa parroquial, él creó la primer escuela a tiempo completo, expresamente dirigida al pueblo y con el lema “i Care” (yo me ocupo). La frase escrita en el ingreso reasumía las finalidades educativas de una escuela orientada a la toma de conciencia civil y social.

En la pequeña plaza delante de la iglesita, había un centenar de personas. Son los exalumnos de don Milani: “Ustedes son testigos de cómo un sacerdote ha vivido su misión en los lugares en los que la Iglesia lo llamó, con plena fidelidad al Evangelio. Y precisamente por esto, con plena fidelidad a cada uno de ustedes, que el Señor le había encomendado. Y son testigos de su pasión educativa, de su intento de despertar en las personas al ser humano para abrirlas a lo divino”. De aquí su dedicación completa a la escuela con una elección que aquí en Barbiana él actuará en modo aún más radical”.

“La escuela para Don Lorenzo, no era una cosa diversa con respecto a su misión de sacerdote, sino el modo concreto con el que desarrollar esa misión, dándole un fundamento sólido y capaz de elevarse hasta el cielo”.

Volver a dar a los pobres la palabra, porque sin la palabra no hay dignidad y, por tanto, ni siquiera libertad y justicia: esto enseña el Padre Milani”, dijo el Papa, a lo que añadió:

“Esto vale a su modo también para nuestros tiempos, en los que sólo poseer la palabra puede permitir discernir entre los tantos, y con frecuencia, confusos mensajes que nos llueven encima, y dar expresión a las instancias profundas del propio corazón, como asimismo, a las expectativas de justicia de tantos hermanos y hermanas que esperan justicia. De aquella humanización, que reivindicamos para cada persona en esta tierra, junto al pan, la casa, el trabajo y la familia, forma parte el dominio de la palabra como instrumento de libertad y de fraternidad

 

El Papa luego ha agradecido a los docentes: “Quiero desde aquí agradecer a todos los educadores, a todos los que se ponen al servicio de la educación de las nuevas generaciones, en particular de aquellos que se encuentran en situación de dificultad. Vuestra misión está llena de obstáculos, pero también de alegrías. Pero sobretodo es una misión. Una misión de amor, porque no se puede enseñar sin amar, y sin el reconocimiento de que lo que dan, es sólo un derecho que se reconoce, el del aprendizaje. Y hay tantas cosas que enseñar, pero la más importante es la de hacer crecer una conciencia libre, capaz de confrontarse con la realidad, y de orientarse dentro de ésta, guiada por el amor, por la voluntad de comprometerse con los demás, de hacerse cargo de sus fatigas, de sus heridas, y de rehuir cualquier egoísmo, para servir al bien común. Encontramos escrito en Carta a una profesora: “He aprendido que el problema de los demás es igual que el mío. Que podamos salir todos juntos de ello, es la política a seguir. Salir solos es avaricia.” Esto es una llamada a la responsabilidad. Una llamada que tiene que ver con ustedes, queridos jóvenes, pero sobre todo para nosotros adultos, llamados a vivir la libertad de conciencia en modo auténtico, como búsqueda de lo verdadero, de la belleza y del bien, dispuestos a pagar el precio que esto conlleva”. Y, sobre todo, es una misión. Una misión de amor, porque no se puede enseñar sin amar y sin tener conciencia de que lo que se da es sólo un derecho que se reconoce, el de aprender. Y para enseñar hay tantas cosas, pero aquella esencial es el crecimiento de una conciencia libre, capaz de confrontarse con la realidad y de orientarse en ella guiada por el amor, por el deseo de comprometerse con los otros, de hacerse cargo de la fatiga de ellos y de sus heridas, de escapar de todo egoísmo para servir al bien común”.

Al dirigirse a los sacerdotes presentes, algunos de los cuales fueron testigos–como el Papa recordó– ustedes sacerdotes, a los que he convocado junto a mí, hoy en Barbiana. Veo entre ustedes sacerdotes ancianos, que compartieron con don Lorenzo Milani los años de seminario y ministerio en lugares vecinos; y también curas jóvenes, que representan el futuro del clero florentino e italiano. Algunos de ustedes son por tanto testigos de la aventura humana y sacerdotal de don Lorenzo, otros son herederos. A todos quiero recordar que la dimensión sacerdotal de don Lorenzo Milani está en la raíz de todo lo que hasta el momento he recordado de él. Todo nace de su condición de sacerdote. Pero al mismo tiempo, su condición de sacerdote nace de una raíz todavía más profunda, la de la fe. Una fe “totalizante”, que se convierte en una entrega total al Señor, y que en el ministerio sacerdotal, encuentra una forma plena y completa para el joven convertido. Son notables las palabras de don Raffaele Bensi, su director espiritual, al cual acudieron en aquellos años, las figuras más altas del catolicismo florentino, que tenía tanta vitalidad, alrededor de la mitad del siglo pasado, en torno al ministerio paterno, del venerable Cardenal Elia Dalla Costa. Estas fueron las palabras de don Bensi: “Para salvar el alma vino a mí. Desde ese día de agosto hasta el otoño, se fundió en el gozo, literalmente, del Evangelio y de Cristo. Aquel joven partió derecho hacia el absoluto, sin vías intermedias. Quería salvarse y salvar a cualquier precio. Transparente y duro como un diamante, debía pronto herirse y herir”. (Nazzareno Fabbretti , Entrevista a Monseñor Raffaele Bensi, Domenica del Corriere  27 de junio de 1971). Ser sacerdote como forma de vivir el Absoluto. Decía su madre Alicia: “mi hijo buscaba el Absoluto. Lo encontró en la religión y en la vocación sacerdotal”. Sin esta sed del Absoluto, se puede ser un buen funcionario de lo sacro, pero no se puede ser sacerdote, verdaderos sacerdotes, capaces de hacerse servidores de Cristo en los hermanos. Queridos sacerdotes, con la gracia de Dios, busquemos ser hombres de fe, una fe jugosa, no seca; y hombres de caridad, caridad pastoral hacia todos aquellos que el Señor nos confía como hermanos e hijos. Don Lorenzo nos enseña también a querer bien a la Iglesia, como la quiere bien él, con el discernimiento y la verdad que pueden crear tensiones, pero nunca fracturas, abandonos. Amamos a la iglesia, queridos hermanos, y hagámosla amar, mostrándola como madre atenta a todos, sobre todo a los más pobres y frágiles, ya sea en la vida social, como en la vida religiosa. La Iglesia que don Milani ha mostrado al mundo,  tiene este rostro materno y atento, dispuesto a dar a todos la posibilidad de encontrar a Dios y por tanto de dar consistencia a la propia persona en toda  su dignidad. De “la aventura humana y sacerdotal del Padre Lorenzo”, mientras los demás son sus herederos”, les recordó la dimensión sacerdotal de don Lorenzo Milani” de esta gran figura con una sugerencia: “Todo nace del su ser cura. Pero, a su vez, su ser cura tiene una raíz todavía más profunda: su fe. Una fe totalizadora, que se convierte en un donarse completamente al Señor y que en el ministerio sacerdotal encuentra la forma plena y cumplida para el joven convertido”. “Don Lorenzo nos enseña también a amar a la iglesia como la ama él, con decisión y la verdad que pueden crear también tensiones, pero jamás fracturas, abandonos”.

Antes de concluir, no puedo ocultar, que el gesto de hoy, quiere ser una respuesta  a esta petición hecha tantas veces por don Lorenzo  a su Obispo, y esto fue que se le reconociese su fidelidad al Evangelio y la rectitud de su acción pastoral. En una carta a su obispo escribe: “Si usted no me honra con algún acto solemne, todo mi apostolado aparecerá como un acto privado….” Desde el Cardenal Silvano Piovanelli, de querida memoria, pasando por los arzobispos de Florencia, todos han hecho este reconocimiento a don Lorenzo. Hoy lo hace el Obispo de Roma. Esto no borra las amarguras que acompañaron la vida de don Milani, - no se trata de borrar la historia o negarla, sino de comprender las circunstancias y la humanidad que están en juego-  se trata de que la Iglesia reconoce en esa vida, un modo ejemplar de servir al Evangelio, a los pobres, y a la propia Iglesia. (PF)

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