20/01/2020, 14.42
VATICANO
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Papa: el buen cristiano es dócil a la Palabra y no es incoherente en la vida

“Cuando te obtinas delante de la voluntad del Señor, eres un idólatra, porque prefieres lo que piensas tú, ese ídolo, a la voluntad del Señor”. Cuando uno se rebela a la “voluntad del Señor”, cuando no se es dócil, “es como si se cometiera un pecado de divinización”. Es como si, a pesar de decir que se cree en Dios, uno fuese “a lo de la adivina para hacerse leer las manos ‘por seguridad’”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Ser un “buen cristiano” significa ser “dócil” a la Palabra del Señor, para no caer en el pecado de la falta de docilidad” que comete quien “prefiere” lo que piensa él mismo y no lo que manda el Señor. Esto fue dicho hoy por el Papa Francisco, en la homilía de la misa celebrada en la Casa Santa Marta. El punto de partida fue la Primera Lectura (1Sam 15, 16-23), en la cual Samuel le reprochaba a Saúl no haber obedecido al Señor en aquello que le pidió. 

El “pecado de Saúl”, recordó Francisco, fue la “falta de docilidad” a la Palabra de Dios. Él pensó que su “interpretación” era “más justa”. Esta es “la esencia del pecado contra la docilidad”: el Señor le había dicho que no tomara nada del pueblo que había sido vencido, pero no sucede así.. “Cuando Samuel lo reprende en nombre del Señor, él dice así: ‘Pero mira que había bueyes, muchos animales gordos, buenos, y con ellos ofrecí un sacrificio al Señor’. El no conservó nada en los bolsillos, pero los otros sí. Sin embargo, con esta actitud de interpretar la Palabra de Dios como le parecía mas justo, permitió que los demás se apoderaran de algo del botín. Los pasos de la corrupción: se comienza con una pequeña desobediencia, con una falta de docilidad, y luego se sigue adelante y adelante”. 

Después de haber "exterminado" a los amalecitas, continuó Francisco, el pueblo tomó de su botín "ganado pequeño y grande, primicias de lo que se dedica al exterminio, al sacrificio al Señor". Es Samuel quien hace recordar que el Señor prefiere “la obediencia a la voz” de Dios, antes que los holocaustos y los sacrificios. Con esto, aclara cuál es la “jerarquía de valores”: es más importante tener un “corazón dócil” y obedecer - afirmó el Papa - que “hacer sacrificios, ayunos y penitencias”. El “pecado de la falta de docilidad”  está precisamente en este “preferir lo que yo pienso, y no lo que me manda el Señor y que quizás, no entiendo”: cuando uno se rebela a la “voluntad del Señor”, cuando no se es dóciles, “es como si se cometiera un pecado de divinización”. Es como si, a pesar de decir que se cree en Dios, uno fuese “a lo de la adivina para hacerse leer las manos ‘por seguridad’”. No obedecer al Señor, la falta de docilidad, es como una “divinización”. “Cuando te obstinas delante de la voluntad del Señor, eres un idólatra, porque prefieres lo que piensas tú, ese ídolo, en vez de la voluntad del Señor”. Y a Saúl, esta desobediencia le costó el reino: «Dado que has rechazado la Palabra del Señor, el Señor te ha rechazado como rey». Esto debe llevarnos a pensar un poco en nuestra docilidad. Muchas veces nosotros preferimos nuestras interpretaciones del Evangelio o de la Palabra del Señor, en lugar del Evangelio y la Palabra del Señor. Por ejemplo, cuando caemos en la casuística, en las casuísticas morales… Esa no es la voluntad del Señor. La voluntad del Señor es clara, la muestra con los mandamientos en la Biblia y te la hace ver con el Espíritu Santo, dentro de tu corazón. Pero si yo me obstino y transformo la Palabra del Señor en ideología, soy un idólatra, no soy dócil. La docilidad, la obediencia”.

Luego, pasando al Evangelio de hoy, de San Marcos, Francisco recordó que los discípulos fueron criticados “porque no ayunaban”. Es el Señor quien explica que nadie coloca un trozo de género sin refinar en un vestido viejo, porque se correría el riesgo de empeorar el desgarro. Y como nadie echa vino nuevo en odres viejos porque se ese modo se echaría a perder todo: por tanto, “vino nuevo en odres nuevos”. “La novedad de la Palabra del Señor - porque la Palabra del Señor es siempre novedad, siempre no lleva adelante - triunfa siempre, es mejor que todo. Vence la idolatría, vence la soberbia y vence esta actitud de estar demasiado seguros de sí mismos, no por la Palabra del Señor, sino por las ideologías que construyo en torno a la Palabra del Señor. Hay una frase de Jesús muy buena, que explica todo esto y que viene de Dios, fue extraída del Antiguo Testamento: Misericordia quiero, y no sacrificios”. 

En conclusión, “ser un buen cristiano” significa ser “dócil” a la Palabra del Señor, escuchar lo que el Señor dice “sobre la justicia”, “sobre la caridad”, “sobre el perdón”, “sobre la misericordia” y no ser “incoherentes en la vida”, usando “una ideología para poder seguir adelante”. Es cierto que la Palabra del Señor “a veces nos mete en problemas”, pero “el diablo también hace lo mismo”, solo que lo hace “de forma engañosa”. Ser cristiano es por tanto, “ser libres”, a través de la “confianza” en Dios.

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