19/10/2018, 13.01
VATICANO
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Papa: guárdense de ser cristianos hipócritas, que sólo se miran a sí mismos

Jesús habla de la levadura “que hace crecer”, pero también hay una levadura “mala” que “arruina” que hace crecer “hacia adentro”. Es la “de los fariseos, la de los doctores de la Ley”. “La levadura de los cristianos es el Espíritu Santo, que nos impulsa hacia afuera, nos hace crecer, con todas las dificultades del camino, incluso con todos los pecados, pero, siempre, con la esperanza”. 

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Guárdense de ser cristianos hipócritas, de los que sólo se miran a sí mismos, porque no aceptan la levadura del Espíritu Santo, que es la levadura de los cristianos, que hace crecer, con todas las dificultades del camino, incluso con todos los pecados, pero siempre con la esperanza. Fue lo que dijo el Papa Francisco en la homilía de la misa celebrada esta mañana en la Casa Santa Marta, tomando como punto de partida un pasaje del Evangelio de hoy (Lc 12,1-7) en el cual Jesús advierte acerca de “la levadura de los fariseos”.

Jesús habla de la levadura diciendo “que hace crecer”; sin embargo –observó Francisco- también hay una levadura “mala” que “arruina”, que hace crecer “hacia adentro”. Es la “de los fariseos, la de los doctores de la Ley de aquella época, la de los saduceos”, es decir, “la hipocresía”. Francisco explicó que se trata de gente que está encerrada en sí misma, que piensa en aparentar, en “fingir”, en dar una limosna y luego hacer “sonar la trompeta” para que todos lo sepan. La preocupación de estas personas, continuó Francisco, “es custodiar lo que tienen dentro”, su propio “egoísmo”, su propia “seguridad”: “cuando algo los pone en aprietos”, como el hombre agredido y dejado “medio muerto” por los malhechores o cuando se topan con “un leproso, ellos miran para otro lado”, siguiendo sus propias “leyes internas”.  

“Esta levadura –dijo Jesús- es peligrosa. Estén atentos. Es la hipocresía’. Jesús no tolera la hipocresía: esta apariencia de bien, con buenos modales, buena educación, que, sin embargo, oculta malos hábitos adentro. Y Jesús mismo dice: ‘Por fuera ustedes son bellos, como los sepulcros, pero por dentro hay podredumbre y destrucción, hay ruinas’. Esta levadura es la que hace crecer hacia adentro: es una levadura sin futuro, porque en el egoísmo, en la orientación hacía uno mismo, no hay futuro, no hay futuro. En cambio, es otro tipo de persona la que vemos cuando hay otra levadura, es justamente lo contrario: hace crecer hacia afuera. Es más, hace crecer como herederos, por el hecho de tener una herencia”.

Francisco luego recuerda que en la Carta a los Efesios, San Pablo explica que “en Cristo hemos sido hechos herederos, predestinados”. Esto es dicho para referirse a las personas que se proyectan “hacia afuera”. A veces se equivocan, pero se corrigen; a veces caen, pero se levantan. Incluso hay veces que pecan, pero se arrepienten. Pero siempre se dirigen hacia afuera, encaminándose hacia aquella herencia, porque le ha sido prometida. Y esta gente es alegre, porque se les ha hecho la promesa de una felicidad muy grande: que estarán en la gloria, alabando a Dios. Y la levadura de esta gente –dice Pablo- es el Espíritu Santo’ que nos empuja a ser alabanza de su gloria, de la gloria de Dios”.  

Citando nuevamente al apóstol, Francisco destacó que el “sello del Espíritu Santo”, que ha sido “prometido”, es la “primicia de nuestra heredad”, mientras esperamos la “redención completa”. Y justamente Jesús, subrayó Francisco, nos quiere “siempre en camino, con la levadura del Espíritu Santo, que jamás hace crecer hacia adentro, como los doctores de la Ley, como los hipócritas: en efecto, el Espíritu Santo “impulsa hacia afuera”, “hacia el horizonte”. Entonces Jesús quiere “que los cristianos, si bien “con dificultades, con sufrimientos, con problemas, con caídas” vayan siempre adelante con la esperanza de “encontrar la herencia, porque tiene la levadura que es primicia, que es el Espíritu Santo. Y así, se nombra a las dos personas enunciadas: “Una, guiada por su propio egoísmo, crece hacia adentro.  Tiene una levadura –el egoísmo- que la hace crecer hacia adentro, y sólo se preocupa por aparentar el bien: por parecer equilibrado, bueno: que no se vean las malas costumbres que tienen. Son los hipócritas, que no aceptan la levadura del Espíritu Santo. Es por eso que Jesús advierte: ‘Cuidado con la levadura de los fariseos’. La levadura de los cristianos es el Espíritu Santo, que nos impulsa hacia afuera, nos hace crecer, con todas las dificultades del camino, incluso con todos los pecados, pero, siempre, con la esperanza. El Espíritu Santo es justamente la primicia de aquella esperanza, de aquella alabanza, de aquella gloria. En el corazón, la gente que tiene como levadura al Espíritu Santo, es alegre, incluso en medio de problemas y dificultades. Los hipócritas ya han olvidado qué significa estar alegre”.   

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