28/05/2018, 12.28
VATICANO
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Papa: la verdadera alegría ‘no es vivir riéndose todo el día’, sino la paz del corazón, dada por Dios

Hoy a uno le basta estar contento de una “cultura no alegre”, “una cultura donde se inventan tantas cosas para divertirnos”, “tantos pedacitos de dulce vida”, pero que no satisfacen totalmente. La alegría, de hecho, “no es una cosa que se compra en el mercado”, “es un don del Espíritu” y vibra también “en el momento de la turbación, en el momento de la prueba”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- El cristiano es alegre y su alegría “no es vivir riéndose todo el día”, “ni el ser divertido”, sino que es la paz del corazón, aquella “que sólo Dios nos puede dar”. Lo dijo el Papa Francisco en la misa que celebró esta mañana en la casa S. marta, partiendo de un pasaje de la primera carta de Pedro y del paso del Evangelio de Marcos (10,17-27) en el cual se narra sobre el joven rico que no logra renunciar a su propia riqueza.

El verdadero cristiano, evidenció Francisco, no puede ser “oscuro” o “entristecido”. “Ser un hombre y una mujer alegre”, reafirmó, significa “ser un hombre y una mujer de paz, significa ser un hombre y una mujer de consolación”. “La alegría cristiana es el respirar del cristiano, un cristiano que no está contento en su corazón no es un buen cristiano. Es el respirar el modo de expresarse del cristiano, la alegría. No es una cosa que se compra o que yo la hago con mi esfuerzo, no: es un fruto del espíritu Santo. Aquel que crea la alegría en el corazón es el espíritu Santo”.

La roca sólida sobre la cual se apoya la alegría cristiana es la memoria: de hecho, no podemos olvidar “lo que el Espíritu Santo hizo por nosotros”, “regenerándonos” a una vida nueva; así como también la esperanza de aquello que nos espera, el encuentro con el Hijo de Dios. Memoria y esperanza son las dos componentes que permiten a los cristianos vivir en la alegría, no una alegría vacía, hilarante, sino una alegría cuyo “primer grado” es la paz. “La alegría no es estar todo el día divirtiéndose”. No, no es eso. Es otra cosa. La alegría cristiana es la paz. La paz que está en las raíces, la paz del corazón, la paz que solamente Dios nos puede dar. Esta es la alegría cristiana. No es fácil custodiar esta alegría”.

El mundo contemporáneo, continuó el Papa, que le basta una “cultura no jocosa”, “una cultura donde se inventan cosas para divertirnos”, tanto “pedacitos de dulce vida”, que  no nos satisfacen plenamente. La alegría, de hecho, no es una cosa que se compra en el mercado”, “es un don del Espíritu” y vibra también “en el momento de la turbación, en el momento de la prueba”. Hay-concluyó-una inquietud buena pero también hay otra que no es buena, es la de buscar la seguridad por todos lados, la de buscar el placer por cualquier lado. El joven del Evangelio tenía miedo que si dejaba sus riquezas no habría sido feliz. La alegría, la consolación: es el respirar de los cristianos”.

 

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