Papa: las calumnias, primer paso para destruir a las personas o instaurar dictaduras

“Las dictaduras, todas ellas, han comenzado así, adulterando la comunicación, para poner la comunicación en manos de una persona sin escrúpulos, de un gobierno sin escrúpulos”. “Comunicar escándalos es un hecho que tiene una seducción enorme, una gran seducción. Se seduce con los escándalos. Las buenas noticias no son seductoras”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – La “comunicación calumniosa” es el primer paso para destruir a personas o instituciones, tal como lo demuestran “tantas dictaduras con ‘guantes blancos’ y el drama de los judíos calumniados que “terminaban en Auschwitz”. “Todas las dictaduras comienzan así”, dijo el Papa Francisco en la homilía de la misa que celebró esta mañana en la Casa Santa Marta, al tomar como punto de partida el caso –narrado en el Primer Libro de los Reyes- de Nabot, quien hereda una viña que era deseada por el rey Acab.

El rey le ofrece dinero, pero Nabot lo rechaza, porque ese terreno era parte de la herencia de sus padres. Entonces Acab, “que era caprichoso, hace como los niños cuando no obtiene lo que quieren: llora”. Luego, por consejo de su cruel mujer, Jezabel, hace acusar a Nabot de falsedad y de homicidio, y se apodera de la viña. Nabot, subrayó el Papa, es por lo tanto, un “mártir de la fidelidad a la herencia” que había recibido de sus padres: una herencia que iba más allá de la viña, era “una herencia del corazón”.

El caso de Nabot, resaltó Francisco- es paradigmático de la historia de Jesús, de San Esteban, y de tantos mártires que fueron condenados valiéndose de calumnias. Y también es el modo de proceder de tanta gente, de “tantos jefes de Estado o de gobierno”. Se comienza con una mentira, y “luego de haber destruido tanto a una persona como una situación con esa calumnia”, se la juzga y se la condena. “También hoy, en muchos países, se usa este método: destruir la libre comunicación”. “Por ejemplo, pensemos: hay una ley de medios, de comunicación, se cancela esa ley; se concede todo el aparato de comunicación a una empresa, a una sociedad que calumnia, dice falsedades, debilita la vida democrática. Luego vienen los jueces -a juzgar a estas instituciones debilitadas, a estas personas destruidas- condenan, y así avanza una dictadura. Las dictaduras, todas ellas, han comenzado así, adulterando la comunicación, para poner la comunicación en manos de una persona sin escrúpulos, de un gobierno sin escrúpulos”.

“En la vida cotidiana, también es así”. Si se quiere destruir a una persona, “se empieza con la comunicación: hablar mal, calumniar, decir escándalos”. “Y comunicar escándalos es un hecho que tiene una seducción enorme, una gran seducción. Se seduce con los escándalos. Las nuevas noticias no son seductoras. ‘Sí, ¡pero qué hermoso lo que hizo!’ Y luego, pasa… Pero en cambio un escándalo, no: ‘¡Pero has visto! ¡Viste eso! ¿Viste esto otro que hizo? Pero con esta situación… no se puede seguir adelante así!’ Y así, la comunicación crece, y esa persona, esa institución, ese país termina en la ruina. Al final, no se juzga a las personas. Se juzgan las ruinas de las personas o de las instituciones, porque no pueden defenderse”.

“La seducción del escándalo en la comunicación conduce precisamente al rincón”, es decir, “destruye” como le sucedió a Nabot que sólo quería “ser fiel a la herencia de sus antepasados”, y no venderla. En este sentido, también es ejemplar la historia de San Esteban, que pronuncia un largo discurso para defenderse, pero los que lo acusaban prefieren lapidarlo en lugar de escuchar la verdad. “Este es el drama de la avaricia humana”, dijo el Papa. De hecho, son muchas las personas que terminan destruidas por una comunicación malvada. “Muchas personas, muchos países destruidos por dictaduras malvadas y calumniosas. Pensemos, por ejemplo, en las dictaduras del siglo pasado. Pensemos en la persecución de los judíos, por ejemplo. Una comunicación calumniosa, contra los judíos; y terminaban en Auschwitz porque no merecían vivir. Oh… es un error, pero un error que sucede hoy; en las pequeñas sociedades, en las personas y en muchos países. El primer paso es apropiarse de la comunicación, y luego, la destrucción, el juicio y la muerte”.

El Apóstol Santiago habla, justamente de la “capacidad destructiva de la comunicación malvada”. Como conclusión, el Papa invitó a releer la historia de Nabot, en el capítulo primero del libro de los Reyes y a pensar “en tantas personas destruidas, en tantos países destruidos, en tantas dictaduras con ‘guantes blancos’”, que han destruido a los países.