24/07/2016, 13.50
VATICANO
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Papa: llamamiento y oración por las masacres de Múnich y Kabul. La oración del Padrenuestro

En el Angelus, el Papa Francisco hace rezar a los peregrinos por las víctimas de los atentados terroristas perpetrados en Alemania y Afganistán, en un momento en el cual parecen ser “oscuras las perspectivas de paz y seguridad”. La palabra  ‘Padre’ es el ‘secreto’ de la oración de Jesús, es la llave que él mismo nos da para que también nosotros podamos entrar en esa relación de diálogo confidencial con el Padre, que ha acompañado y sostenido toda su vida”. El recuerdo de la inminente Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia, donde el pontífice estará a partir del 27 de julio.  

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Un llamado a la esperanza, contra el terrorismo, junto a la oración por las personas fallecidas en Múnich y en Kabul, fue el efectuado hoy por el Papa Francisco al final de la oración del Angelus, en la plaza de San Pedro.

“En estas horas – dijo el Papa - nuestro ánimo se sacude una vez más por las tristes noticias relativas a deplorables actos de terrorismo y de violencia, que han causado dolor y muerte. Pienso en los dramáticos acontecimientos de Múnich, en Alemania, y de Kabul, en Afganistán, donde han perdido la vida numerosas personas inocentes. Estoy cerca de las familias de las víctimas y de los heridos. Los invito a unirse a mi oración para que el Señor inspire a todos propósitos de bien y fraternidad. Cuanto más insuperables parecen las dificultades, y oscuras las perspectivas de paz y seguridad, aún más insistente debe nuestra oración”.

Al concluir su llamamiento, y tras hacer un momento de silencio, el Papa entonó el Ave María junto a los peregrinos.

Anteriormente, Francisco había explicado el valor de la oración de Jesús, el Padrenuestro, refiriéndose al Evangelio del domingo (XVII del año, ciclo C, Lucas 11, 1-13). “El Evangelio de este domingo – dijo el pontífice - se abre con la escena de Jesús rezando, solo, apartado; cuando termina los discípulos le piden: «Señor, enséñanos a orar» (v. 1); y Él responde: «Cuando oren, digan: Padre…» (v. 2). Esta palabra es el "secreto" de la oración de Jesús, es la llave que Él mismo nos da, para que podamos entrar también nosotros en esa relación de diálogo confidencial con el Padre, que ha acompañado y sostenido toda su vida.

Con el apelativo "Padre", Jesús asocia dos peticiones: «Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino» (v. 2). La oración de Jesús, y por lo tanto la oración cristiana, es, ante todo, hacer lugar a Dios, dejándole que manifieste su santidad en nosotros y haciendo avanzar su reino, a partir de la posibilidad de ejercer su señorío de amor en nuestras vidas.

Otras tres peticiones completan el "Padre Nuestro" en la versión de Lucas. Son tres pedidos que expresan nuestras necesidades fundamentales: el pan, el perdón y la ayuda en las tentaciones (cf. vv 3-4.).  

No se puede vivir sin pan, no se puede vivir sin perdón, y no se puede vivir sin la ayuda en las tentaciones.

El pan que Jesús nos hace pedir es aquel necesario, no el superfluo; es el pan de los peregrinos, un pan que no se acumula y que no se desperdicia, que no sobrecarga nuestra marcha. El perdón es, ante todo, el que nosotros mismos recibimos de Dios: solamente la conciencia de ser pecadores perdonados por la infinita misericordia divina puede hacernos capaces de cumplir gestos concretos de reconciliación fraterna.

Si uno no se siente pecador, jamás será capaz de un gesto de perdón y reconciliación. Un corazón que se siente pecador, perdonado… todo comienza desde aquí, desde el corazón.

La última petición, «no nos dejes caer en la tentación», expresa la conciencia de nuestra condición, siempre expuesta a las insidias del mal y de la corrupción.

La enseñanza de Jesús sobre la oración continúa con dos parábolas con las que Él toma como modelo la actitud de un amigo con otro amigo, y la de un padre con su hijo (cf. vv. 5-12). Ambas nos quieren enseñar a tener plena confianza en Dios, que es Padre. Él conoce mejor que nosotros mismos nuestras necesidades, pero quiere que se las presentemos con audacia e insistencia, porque esa es la forma en que participamos en su obra de salvación. ¡La oración es la primera y principal "herramienta de trabajo" en nuestras manos! Escuchen bien esto…

Insistir con Dios no sirve para convencerlo, sino para fortalecer nuestra fe y nuestra paciencia, es decir, nuestra capacidad de luchar junto a Dios por las cosas que son realmente importantes y necesarias. En la oración, somos dos los que estamos: yo y Dios, para luchar juntos por las cosas importantes.

Entre ellas, hay una que es la más importante de todas, pero que casi nunca le pedimos, y es el Espíritu Santo. Jesús dice: «Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan». (V. 13). Pero, ¿para qué sirve el Espíritu Santo? Sirve para vivir bien, para vivir con sabiduría y amor, haciendo la voluntad de Dios.

Qué hermosa oración sería si cada uno de nosotros, esta semana, pidiera el Espíritu Santo: Padre, dame el Espíritu Santo.

La Virgen nos lo demuestra con su existencia, completamente animada  por el Espíritu de Dios. Que ella nos ayude a orar al Padre unidos a Jesús, para vivir, no de manera mundana, sino según el Evangelio, guiados por el Espíritu Santo”.

Luego del Angelus y de hacer un llamamiento contra el terrorismo, el pontífice recordó el importante evento de la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia.

“En estos días –dijo Francisco- muchos jóvenes de todo el mundo se están encaminando a Cracovia, donde tendrá lugar la trigésimo primera Jornada Mundial de la Juventud. Yo también partiré el próximo miércoles, para encontrar a estos chicos y chicas, y para celebrar con ellos y por ellos el Jubileo de la Misericordia, con la intercesión de San Juan Pablo II. Les pido que nos acompañen con la oración. Desde ahora saludo y agradezco a los que están trabajando para recibir a los jóvenes peregrinos, con numerosos obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos. Dirijo un pensamiento especial a los muchos jóvenes coetáneos que, no pudiendo estar allí presentes en persona, seguirán el evento a través de los medios de comunicación. ¡Estaremos todos unidos en la oración!”.

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