13/06/2017, 14.08
VATICANO
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Papa: los cristianos están llamados a ser “sal y luz”

Pidamos la gracia “de estar aferrados, arraigados en la plenitud de las promesas en Cristo Jesús que es ‘sí’, totalmente ‘sí’, para llevar a los demás esta plenitud con la sal y la luz de nuestro testimonio, para dar gloria al Padre que está en los cielos”. 

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Los cristianos, están llamados a ser sal y luz para los demás, a glorificar a Dios con la propia vida. Lo dijo el Papa Francisco en la misa celebrada esta mañana en la Casa Santa Marta, en la cual también participaron los cardenales del Consejo de los nueve, que se encuentra en Roma para su vigésima reunión.   

El Papa se detuvo particularmente en el “sí”, la “sal”, la “luz”, contenidas en la Segunda Carta de San Pablo a los Corintios, subrayando que el anuncio del Evangelio es “decisivo”, no existen “esos matices” del sí y no, que, al final, “te llevan a buscar una seguridad artificial”, como ocurre, por ejemplo con la “casuística”. Esas tres palabras –evidenció- “indican la fuerza del Evangelio” que llevan al “testimonio y también a glorificar a Dios”.  En este “sí”, por lo tanto, encontramos “todas las palabras de Dios en Jesús, todas las promesas de Dios”. En Jesús, afirmó “se cumple todo lo que fue prometido, y por eso Él es la plenitud”. “En Jesús no existe un ‘no’: es siempre ‘sí’, para la gloria del Padre. Pero también nosotros participamos en este ‘sí’ de Jesús, porque Él nos ha otorgado la unción, nos ha impreso el sello, nos ha dado el ‘anticipo’ del Espíritu. Nosotros participamos porque somos ungidos, sellados y tenemos esa seguridad, el ‘anticipo’ del Espíritu. El Espíritu, que nos llevará al ‘sí’ definitivo, incluso a nuestra plenitud.  También el mismo Espíritu que nos ayudará a llegar a ser luz y sal, es decir, el Espíritu que nos lleva al testimonio cristiano”.

“Y ese testimonio cristiano” es “sal y luz”. “Luz, para iluminar, y quien esconde la luz brinda un  contra-testimonio”, refugiándose en un poco de “sí” y un poco de “no”. Este, por ende “tiene la luz, pero no la brinda, no la deja ver, y si no la hace ver no glorifica al Padre que está en los cielos”. Y siguió advirtiendo que “tiene la sal, pero la toma para sí mismo y no la brinda para que se evite la corrupción”.

“Sí – sí”, “no – no”: palabras decisivas, como nos ha enseñado el Señor, ya que, recordó Francisco, “lo superfluo proviene del maligno”. Es precisamente “esta actitud de seguridad y de testimonio   lo que el Señor ha encomendado a la Iglesia y a todos nosotros, los bautizados”. “Seguridad en la plenitud de las promesas en Cristo: en Cristo todo está cumplido. Testimonio hacia los demás; don recibido de Dios en Cristo, que nos ha dado la unción del Espíritu para el testimonio. Y esto es ser cristiano: iluminar, ayudar a que el mensaje y las personas no se corrompan, como hace la sal; pero si se esconde la luz, la sal se vuelve insípida, sin fuerza, se debilita-  el testimonio será débil. Pero esto sucede cuando yo no acepto la unción, no acepto el sello, no acepto aquel ‘anticipo’ del Espíritu que está en mí. Y esto se hace cuando no acepto el ‘sí’ en Jesucristo”.

La propuesta cristiana, siguió diciendo Francisco, es tan sencilla, pero “tan decisiva y tan bella, y nos da tanta esperanza”. Podemos preguntarnos: “¿Yo soy luz para los demás? ¿Yo soy sal para los demás, que da sabor a la vida y la defiende de la corrupción? ¿Yo estoy aferrado a Jesucristo, que es el ‘sí’? ¿Yo me siento ungido, sellado?’ ¿Yo sé que tengo esta seguridad, que llegará a ser plena en el Cielo, pero que al menos tiene su ‘anticipo’, ahora, en el Espíritu?”. Cuando hablamos en el día a día, observó luego, “cuando una persona está llena de luz, decimos que ‘esta es una persona solar”. “Se acostumbra decir así: ‘Esta persona es un sol’. Esto puede ayudarnos a entender esto. Esto es incluso más que solar. Esto es reflejo del Padre en Jesús, en el que las promesas están todas cumplidas. Éste es el reflejo de la unción del Espíritu que todos nosotros tenemos. Y esto, ¿por qué? ¿Por qué hemos recibido esto? Lo dicen ambas lecturas.  Pablo dice: ‘Y por esto, a través de Cristo, sube a Dios nuestro ‘amén’ para su gloria’, para glorificar a Dios. Y Jesús dice a los discípulos: ‘Que así resplandezca su luz ante los hombres, para que vean sus obras buenas y glorifiquen al Padre’. Todo esto, para glorificar a Dios. La vida del cristiano es así”.

Pidamos la gracia – concluyó el  Papa – “de estar aferrados, arraigados en la plenitud de las promesas en Cristo Jesús que es ‘sí’, totalmente ‘sí’, y llevar a los demás esta plenitud con la sal y la luz de nuestro testimonio, para dar gloria al Padre que está en los cielos”. 

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