17/03/2018, 14.21
VATICANO-ITALIA
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Papa: padre Pio, ‘apóstol del confesionario’ que ha enseñado a ‘hacerse pequeños’

Francisco celebró la misa en San Giovanni Rotondo. La oración, la pequeñez y la sabiduría son los elementos fundamentales de la enseñanza del p. Pío. La vista a los pequeños enfermos en la Casa alivio del sufrimiento.

San Giovanni Rotondo (AsiaNews) – La oración, la pequeñez y la sabiduría de vida: son la enseñanza dejada por el p. Pío, que el Papa Francisco evocó hoy en San Giovanni Rotondo, el pueblo de Apulia, en sur de Italia, segunda etapa de su peregrinación en el centenario de la aparición de las estigmas permanentes de San Pío y en el 50° aniversario de su muerte.

Llegó en helicóptero de Pietrelcina, el Papa se dirigió al hospital Casa alivio del Sufrimiento, fundado por el santo, donde visitó a los niños internados en el reparto de Oncohematología pediátrica. Un encuentro con los pequeños pacientes y sus padres, lejos de las tele cámaras y que duró casi una hora.

El santuario de Santa María de las Gracias fue la segunda etapa de la visita. El Papa se encontró c on la comunidad de los Capuchinos y permaneció en oración delante del cuerpo de san Pío y al Crucifijo de las estigmas.

A las 30 mil personas reunidas en el atrio de la iglesia de San Pío, donde Francisco celebró la misa, el Papa indicó en la oración, la pequeñez y la sabiduría son los elementos fundamentales de la enseñanza del p. Pío, que definió como “apóstol del confesionario”. Y luego la oración, o sea “el contacto personal, un tú y tú, el estar en silencio delante del Señor”, para entrar siempre más en la comunión con Él; la pequeñez, porque Dios “prefiere a los pequeños, se revele a ellos y el camino para encontrarlo es el de abajarse, de empequeñecerse por adentro y de reconocerse como necesitados” y la sabiduría que es “encontrarlo, como Dios que salva y perdona”.

La oración, ante todo. Con la pregunta: “Podemos preguntarnos: ¿nosotros cristianos rezamos bastante? A menudo, en el momento de rezar, nos vienen a la mente tantas excusas, tantas cosas urgentes que hay que hacer… Luego, a veces se deja de lado la oración porque estamos dentro de un activismo que se vuelve inconcluyente cuando se olvida la oración “la parte mejor” (Lc 10.42), cuando se olvida que sin Él nada podemos hacer (Cfr. Jn 15,5). San Pío cincuenta años después de su ida al Cielo, nos ayuda, porque como herencia nos ha querido dejar la oración. Recomendaba: ‘Recen mucho, hijos míos, recen siempre, sin desfallecer’ (Palabras en el 2º Encuentro internacional de los grupos de oración, 5 de mayo de 1966)

“Jesús en el Evangelio nos muestra cómo se reza. Ante todo dice: “Te rindo alabanza, Padre”; no dice ‘necesito de esto o de aquello’, sino “te rindo alabanza”. “No se conoce al Padre sin abrirse a la alabanza, sin dedicarle tiempo a Él sólo, sin adorar. Es el contacto personal de tú a tú. Estar en silencio delante del Señor es el secreto para entrar cada vez más en comunión con Él”. “La oración puede nacer como pedido, también de una pronta intervención, pero madura en la Alabanza y en la adoración. Entonces se vuelve realmente personal, como para Jesús, que luego dialoga libremente con el Padre. “Entonces, en el diálogo libre y confiado, la oración se carga de toda nuestra vida y la lleva delante de Dios”. Y entonces nos preguntamos: “¿Nuestras oraciones se parecen a la de Jesús o se reduce a ocasionales llamadas de emergencia? ¿O recurrimos a ella como tranquilizantes que deben tomarse en dosis regulares para aliviar un poco el estrés?”. “No, la oración es un gesto de amor, es estar con Dios y llevarlo a la vida del mundo. Es una indispensable obra de misericordia espiritual. Y si nosotros no confiamos a nuestros hermanos, las situaciones al Señor, ¿quién lo hará? ¿Quién intercederá, quién se preocupará de llamar al corazón de Dios para abrir la puerta de la misericordia a la humanidad necesitada?. Por este motivo el Padre Pío nos ha dejado los Grupos de Oración”. “No se conoce al Padre sin abrirse a la alabanza, sin dedicarle tiempo a Él sólo, sin adorar. Es el contacto personal de tú a tú. Estar en silencio delante del Señor es el secreto para entrar cada vez más en comunión con Él”.

"La pequeñez es la segunda palabra. En el Evangelio, Jesús alaba al Padre por revelar los misterios de su Reino a los pequeños". "Los pequeños son aquellos que necesitan a los grandes, que no son autosuficientes, que no creen que sean suficientes para ellos mismos. Pequeños son aquellos que tienen un corazón humilde y abierto, pobre y necesitado, que sienten la necesidad de orar, confiarse y ser acompañados. El corazón de estos pequeños es como una antena, que capta la señal de Dios. Porque Dios busca el contacto con todos, pero el que se engrandece crea una enorme interferencia, no llega el anhelo de Dios: cuando se es un creído, no hay lugar para Dios. Por ello Él prefiere a los pequeños, se revela a ellos, y el camino para encontrarlo es el de abajarse, de hacerse pequeños por dentro, de reconocerse necesitados”. "Y ahora podemos preguntarnos: ¿sabemos cómo buscar a Dios dónde está? Aquí hay un santuario especial donde está presente, porque hay muchos pequeños que Él prefiere. San Pio llama "el templo de la oración y la ciencia", donde todos están llamados a ser "reservas de amor" para otros (Sermón para el 1er aniversario de la inauguración, 5 de mayo de 1957), y la Casa del Alivio del Sufrimiento. En el enfermo uno encuentra a Jesús, y en el amoroso cuidado de aquellos que se inclinan sobre las heridas del prójimo, existe la manera de encontrarlo. Quien cuida a los pequeños está de parte de Dios y vence a la cultura del descarte que, por el contrario, prefiere a los poderosos y considera inútiles a los pobres. Quien prefiere a los pequeños, proclama una profecía de vida contra los profetas de la muerte de todos los tiempos. Incluso hoy, rechazan a las personas, a los ancianos, porque no sirven". "Lo que no se necesita debe descartarse". 

Finalmente, la tercera palabra, sabiduría. "La verdadera sabiduría no radica en tener grandes cualidades y la verdadera fuerza no está en el poder. Los que se muestran fuertes y los que responden al mal con maldad no son sabios. “la única arma sabia e invencible es la caridad animada por la fe, porque tiene el poder de desarmar las fuerzas del mal. San Pío luchó contra el mal a lo largo de su vida y luchó con sabiduría, como el Señor: con humildad, con obediencia, con la cruz, ofreciendo el dolor por amor. Y todos ellos son admirados; pero pocos hacen lo mismo. Muchos hablan bien, pero ¿cuántos imitan? Muchos están dispuestos a poner un "me gusta" en la página de los grandes santos, pero ¿quién hace lo que hacen? Porque la vida cristiana no es un 'me gusta', sino un 'me dono'. La vida perfuma cuando se ofrece como don; se vuelve insípida cuando se tiene para sí mismos". 

La celebración de la Misa fue la última cita de la corta peregrinación del Papa siguiendo los pasos del Padre Pío. Al final de la misa, el Papa se va a Roma. 

 

 

   

 

 

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