19/11/2017, 14.05
VATICANO
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Papa: que el Líbano pueda seguir siendo un ‘mensaje’ de respeto y convivencia

No se debe tener miedo de Dios, como si Él fuese “un patrón malo que quiere castigarnos”. “Jesús siempre nos ha mostrado que Dios no es un patrón severo e intolerante, sino un padre lleno de amor, de ternura, de bondad. Por lo tanto podemos y debemos tener una confianza inmensa en Él”. “Exhorto a los automovilistas a la prudencia y al respeto de las normas, como primera forma de tutela de sí mismos y de los demás”. 

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Que el Líbano “pueda seguir siendo un ‘mensaje’ de respeto y convivencia para toda la región y para el mundo entero”. El Papa Francisco ha vuelto a recordar al país medio-oriental -que vive un momento de gran tensión- luego del rezo del Ángelus, colocándolo entre “los pueblos que viven una dolorosa pobreza a causa de la guerra y de los conflictos” y haciendo un apremiante llamado a la comunidad internacional “a dedicar todos los esfuerzos posibles para favorecer la paz, en particular en Oriente Medio”.

Francisco también dijo que también se rezara “por los hombres de la tripulación del submarino militar argentino, del cual se ha perdido todo rastro”, ha invitado a las 20.000 personas presentes en la plaza San Pedro  a no tener miedo de Dios, como si Él fuese “un jefe malo, rígido y severo que quiere castigarnos”, sino, por el contrario, a tener confianza, porque Él es un “padre lleno de amor, de ternura, de bondad”.  El Papa se inspiró en la parábola de los talentos (cfr. Mt 25,14-30), de la cual habló durante la misa, celebrada en la basílica, por la primera Jornada mundial de los pobres.

Francisco subrayó que el siervo que enterró su talento “le explica al señor, cuando vuelve, el motivo de su gesto diciendo: «Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra» (24-25). Este siervo no tiene una relación de confianza con su señor, sino que le tiene miedo  y eso lo bloquea. El miedo inmoviliza siempre y a menudo conduce a tomar decisiones equivocadas. El miedo desalienta cuando hay que tomar iniciativas, induce a refugiarse en soluciones seguras y garantizadas, y así se acaba por no realizar nada bueno. Para ir adelante y crecer en el camino de la vida, no hay que tener miedo, es necesario tener confianza”.

“Esta parábola nos hace comprender cuán importante es tener una idea verdadera de Dios. No debemos pensar que Él es un patrón malo, rígido y severo que quiere castigarnos. Si dentro de nosotros tenemos esta imagen equivocada de Dios, entonces nuestra vida no podrá ser fecunda, porque viviremos con miedo y éste no nos llevará a nada constructivo. Incluso más, el miedo nos paraliza, nos autodestruye. Se no llama a reflexionar para descubrir cuál es verdaderamente nuestra idea de Dios. Ya en el Antiguo Testamento, Él se ha revelado como «Dios misericordioso y compasivo, lento para la ira y rico en amor y fidelidad» (Ex 34,6) y Jesús nos ha mostrado siempre que Dios no es un patrón severo e intolerante, sino un padre lleno de amor, de ternura, de bondad. Por lo tanto, podemos y debemos tener una confianza inmensa en Él.

Jesús nos muestra la generosidad y el cuidado premuroso del Padre de muchas formas: con su palabra, con sus gestos, con su acogida hacia todos, en especial hacia los pecadores, los pequeños y los pobres – como hoy nos recuerda la I Jornada Mundial de los Pobres – pero también con sus advertencias, que revelan su interés en que nosotros no desperdiciemos inútilmente nuestra vida. En efecto, es signo de que Dios tiene un gran aprecio por nosotros: esta conciencia nos ayuda a ser personas responsables en cada acción nuestra.  Por lo tanto, la parábola de los talentos nos reclama a una responsabilidad personal y a una fidelidad, que también se torna capacidad de reemprender el camino por sendas nuevas, sin ‘enterrar el talento’, es decir, los dones que Dios nos ha confiado y sobre los cuales nos pedirá que rindamos cuentas.

“Que la Virgen Santa interceda por nosotros, para que permanezcamos fieles a la voluntad de Dios haciendo fructificar los talentos con los que nos ha dotado. Así seremos útiles a los demás y, en el último día, seremos acogidos por el Señor, que nos invitará a participar de su alegría”.

Después del Ángelus, el Papa Francisco ha recordado que ayer, en Detroit, en los Estados Unidos de América, fue proclamado beato Francisco Solano, sacerdote de los Frailes Menores Capuchinos. Humilde y fiel discípulo de Cristo, se distinguió por su incansable servicio a los pobres. Que su testimonio ayude a sacerdotes, religiosos y laicos a vivir con alegría el nexo entre el anuncio del Evangelio y el amor a los pobres. Es lo que hemos querido recordar con la Jornada Mundial de los Pobres del día de hoy, que en Roma y en las diócesis del mundo se expresa en muchas iniciativas de oración y de compartir con otros. Auspicio que los pobres estén en el centro de nuestras comunidades, no sólo en momentos como éste, sino siempre; porque ellos están en el corazón del Evangelio, en ellos encontramos a Jesús que nos habla y nos interpela a través de sus sufrimientos y sus necesidades”.

“Hoy –dijo, por último- es el Día mundial en recuerdo de las víctimas de accidentes de tráfico, instituido por la ONU. Aliento a las instituciones públicas a comprometerse en la prevención, y exhorto a los automovilistas a la prudencia y al respeto de las normas, como primera forma de tutela de sí mismos y de los demás”.

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