04/05/2017, 15.23
VATICANO -VIETNAM
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Papa: reconocidas las “virtudes heroicas” del Card. Van Thuan, testigo de la esperanza

Vivió 13 años en la cárcel, sin ser jamás juzgado, en condiciones durísimas fue “testigo de la esperanza”, tema al cual dedicó pensamientos y escritos. De él Juan Pablo II dijo: “Una vida gastada en la adhesión coherente y heroica como prueba de la propia vocación”, mientras que Benedicto XVI lo cita por bien dos veces en la “Spe Salvi”.

Ciudad del Vaticano (Asianews)- Ha realizado un paso significativo hacia los altares el Card. Francisco Saverio Nguyên Van Thuân, del cual hoy el Papa Francisco emitió el decreto en el cual reconoce las virtudes heroicas.

Y pocos como él, en nuestro tiempo, fueron tan heroicos sobre todo en la virtud de la esperanza. Vivió 13 años en la cárcel, sin jamás ser juzgado, en condiciones durísimas, fue “testigo de la esperanza”, tema al cual dedicó pensamientos y escritos. De él Juan Pablo II dijo: “Una vida gastada en la adhesión coherente y heroica como prueba de la propia vocación”, mientras que Benedicto XVI lo cita por bien dos veces en la “Spe Salvi” para sostener la afirmación que quien espera no está jamás solo. Puesto en aislamiento, nota el Papa Ratzinger, el cardenal no se sentía solo, sino más bien unido a Dios en la oración de esperanza, unido al Papa, a la Iglesia, a la diócesis de la cual era el pastor, unido a la humanidad entera.

El Siervo de Dios, Francisco Javier Nguyên Van Thuân, cardenal di la Santa Romana Iglesia, nació el 17 de abril de 1928 y murió el 16 de setiembre de 2002, tiene el martirio en la historia de su familia. Fue exterminada en un incendio aplicado al pueblo, porque cristiano en 1885. Se salvó sólo el abuelo materno.

Educado en el cristianismo, Van Thuân nace en Huê el 17 de abril de 1928, entra in el seminario a los 13 años y lo ordenan sacerdote el 11 de junio de 1953. Graduado en Roma en Derecho canónico en 1959, vuelve a Vietnam para enseñar, el rector del seminario y vicario general de la diócesis de Nha Trang, de cual lo eligen obispo en 1967, cuando tenía 39 años. En 1975 es nombrado como obispo de Saigón. Poco antes que la ciudad sea tomada por los comunistas del Norte.

El 15 de agosto, fiesta de la Asunción, lo arrestan. Tiene sólo la sotana con la cual está vestido y el rosario en el bolsillo. Pero ya en octubre inicia a escribir mensajes desde la cárcel, en hojitas que él consigue a través de un niño de 7 años, Quang Da. De estos escritos nacen sus libros, donde el tema dominante es la esperanza.

Permaneció prisionero por 13 años, sin ser juzgado ni sentencia. De Saigón es transferido encadenado a Nha Trang y luego al campo de reeducación de Vinh-Quang, en las montañas. Pasa momentos durísimos.

Por nueve años lo aíslan, custodiado y vigilado por dos guardias sólo para él. No pudiendo llevar la Biblia, recoge pedacitos de papel que encuentra y compone un minúsculo libro en el cual transcribe más de 300 frases del Evangelio que recuerda a memoria.

Para celebrar la misa usa la palma de la mano como cáliz, con tres gotas de vino y una de agua. El vino lo consiguió escribiendo a una familia para que le consiguieran su “remedio para su mal de estómago”. Los parientes entendieron y le enviaron una botellita de vino con una etiqueta “remedio contra el dolor de estómago”. Las migas de pan consagrado las conservaba en paquetes de cigarrillos.

En el aislamiento en Hanói, cuando le llevaron un pescado que podía cocinar. Lo habían envuelto en dos hojas del “Osservatore Romano”, que la policía normalmente secuestraba cuando llegaba el correo. Él lava esas dos hojas y las seca al sol, como signo de unión con Roma y el Papa.

Su bondad y su actitud de amor también hacia sus carceleros eran motivo de preocupación para el régimen, que temía convirtiese a las guardias. Que por esto eran cambiados cada dos semanas.

En una prisión obtiene de un guardia el permiso de cortar un pedazo de madera para construir una cruz. En otra ocasión obtiene un cable eléctrico con el cual hizo una cadenilla para llevar su cruz. De aquella cruz y de la cadenilla Nguyen Van Thuân jamás se separó. Ni siquiera en Roma, cuando era cardenal.

A Roma llegó en 1991. Fue liberado el 21 de noviembre de 1988 y fue expulsado.

Juan Pablo II, lo nombra presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, lo invita en el año 200 a predicar los ejercicios espirituales a la Curia Romana y en 2001 lo cre cardenal.

Muere el 16 de setiembre de 2002, después de grandes y largos sufrimientos por una rara forma de cáncer. “Sueño una Iglesia que tenga en el corazón el fuego del Espíritu Santo y donde esté el Espíritu de libertad, diálogo sincero con el mundo y especialmente con los jóvenes, con los pobres y los marginados”, dijo un día.

En 2007 se inició su proceso de beatificación, la fase diocesana la cual se concluye positivamente el 5 de julio de 2013. El gobierno vietnamita no quiere sea beatificado. En la ceremonia de clausura de la fase diocesana del proceso, es invitado al vaticano el crítico literario Nguyên Hoang Duc, testigo del proceso. Pero, a último momento es bloqueado en el momento que se embarcaba en el avión. Esperanza y fe, continúan dando miedo. (FP)

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