16/05/2017, 11.59
VATICANO
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Papa: “una paz sin Cruz no es la paz de Jesús”

“La paz de Dios es una paz real, que penetra en la realidad de la vida, que no niega la vida: la vida es así. Está el sufrimiento, están los enfermos, hay tantas cosas feas, están las guerras”. “La paz que nos ofrece el mundo es una paz sin tribulaciones; nos ofrece una paz artificial”, una paz que se reduce a una “tranquilidad”.  

 Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – La verdadera paz, la que da Jesús, es una paz con la cruz, es un don del Espíritu Santo, y no es aquella sin tribulaciones que nos ofrece el mundo, una paz que es tranquilidad, que mira sólo a las cosas propias. Es lo que dijo hoy el Papa Francisco, durante la misa celebrada esta mañana en la Casa Santa Marta, al comentar el “Os dejo mi paz, os doy mi paz”, las palabras que Jesús dirige a sus discípulos en la Última Cena.

Francisco subrayó que “una paz sin Cruz no es la paz de Jesús” y recordó que sólo el Señor puede darnos la paz en medio de las tribulaciones. El Papa se detuvo entonces en el significado de la paz que otorga el Señor, valiéndose también de la luz que arroja el pasaje de los Hechos de los Apóstoles en la Primera lectura del día de hoy, que narra las muchas tribulaciones sufridas por Pablo y Bernabé en sus viajes para anunciar el Evangelio.  “¿Esta es la paz que da Jesús?, se preguntó el Papa. Y de inmediato observó que Jesús resalta que la paz que Él dona no es como la que da el mundo.

“La paz que nos ofrece el mundo es una paz sin tribulaciones; nos ofrece una paz artificial”, una paz que se reduce a una “tranquilidad”. Y una paz “que sólo mira a las cosas propias, a las propias seguridades, que no falte nada”, un poco como era la paz del rico Epulón. Una tranquilidad que nos vuelve “cerrados”, en la cual no se ve “más allá”. “El mundo nos enseña el camino de la paz con la anestesia: nos anestesia para no ver otra realidad de la vida: la Cruz. Por eso, Pablo dice que se debe entrar en el Reino de los Cielos por un camino donde hay muchas tribulaciones. ¿Pero se puede tener paz en la tribulación? De nuestra parte, no: nosotros no somos capaces de construir una paz que sea tranquilidad, una paz psicológica, una paz hecha por nosotros, porque las tribulaciones existen: hay quien tiene un dolor, hay quien tiene una enfermedad, quien tiene una muerte… están. La paz que da Jesús es un regalo: es un don del Espíritu Santo. Y esta paz sigue en medio de las tribulaciones, y se mantiene. No es una especie de estoicismo, como lo que hace el faquir: no. Es otra cosa”.

La paz de Dios, reiteró, “es un don que nos hace caminar”. Jesús, luego de dar la paz a sus discípulos, sufre en el Huerto de los Olivos y allí “ofrece todo para que se haga la voluntad del Padre y sufre, pero no le falta la consolación de Dios”. De hecho, el Evangelio narra que “vino un ángel del cielo a consolarlo”. “La paz de Dios es una paz real, que penetra en la realidad de la vida, que no niega la vida: la vida es así. Está el sufrimiento, están los enfermos, hay tantas cosas feas, están las guerras… pero esa paz que viene de adentro, que es un regalo, no se pierde, sino que se va adelante llevando la Cruz y el sufrimiento. Una paz sin Cruz no es la paz de Jesús: es una paz que se puede comprar. Podemos fabricarla nosotros. Pero no es duradera: se acaba”.

Cuando uno se enfada, notó, “pierde la paz”. Cuando mi corazón “se turba, es porque no estoy abierto a la paz de Jesús”, porque no soy capaz “de seguir adelante en la vida como viene, con las cruces y los dolores que vienen”. En cambio, debemos ser capaces de pedir la gracia, de pedir al Señor su paz. ‘Debemos entrar en el Reino de Dios a través de muchas tribulaciones’. La gracia de la paz, de no perder aquella paz interior. Un Santo decía, al hablar de esto. ‘La vida del cristiano es un camino entre las persecuciones del mundo y las consolaciones de Dios’ (San Agustín, De Civitate Dei XVIII, 51, ndr). Que el Señor no haga entender bien cómo es esta paz que Él nos regala con el Espíritu Santo”. 

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